La Presidenta de Centro, Yolanda Osuna, saluda a un habitante durante el recorrido de supervisión de obras.

Yolanda Osuna pavimenta rancherías y blinda confianza: pequeñas obras, gran capital

En Tabasco, donde los caminos miden la distancia entre la política y la gente, la pavimentación rural dejó de ser “obrita” y empezó a ser mensaje. En el municipio de Centro, la alcaldesa Yolanda Osuna recorrió 20 callejones engravados y siete tramos asfaltados en Río Viejo, Boquerón, Pablo L. Sidar y Río Tinto, con una inversión superior a 23.8 millones de pesos.

El dato es frío; el ángulo, no: en la lógica de Javier May, la obra pequeña y oportuna es el ladrillo que sostiene el discurso de bienestar.

SEÑAL DE GOBERNANZA

Donde otros ven ‘obritas’, hay señales de gobernanza. La gira no fue un safari fotográfico; fue la escenificación de un método: escuchar, resolver y adelantarse a la temporada de lluvias.

Esa narrativa municipal se enlaza —sin incienso— con la estrategia estatal: apuntalar la infraestructura vial básica para que los programas sociales caminen. El enfoque sutilmente positivo para May no requiere zalamería, basta con constatar que el municipio más poblado del estado avanza al ritmo del plan estatal.

“Son compromisos cumplidos que dignifican a las comunidades”, dijo Osuna en Río Viejo 1ª sección. Frase hecha, sí; pero en rancherías que llevaban 15 y hasta 30 años sin intervención, pesa.

En Boquerón 4ª sección, el andador Los Ciprés esperó tres décadas. En Río Tinto 3ª, la delegada Guadalupe León recordó 15 años de petición ignorada. Cuando hay grava donde había lodo, el “primero los pobres” baja de la consigna al piso firme.

CADENA DEL BIENESTAR

Centro es vitrina inevitable: todo rezago se viraliza y todo acierto también. Con 8.5 kilómetros rehabilitados y 34 mil m² de revestimiento, Osuna asegura movilidad cotidiana, acceso a escuelas y centros de salud, y reduce costos logísticos a productores locales. En la cadena del bienestar, el primer eslabón es llegar sin romper la suspensión del vehículo.

Para Javier May, gobernante bajo lupa, estos gestos municipales son capital político. No porque se los cuelgue, sino porque muestran que el modelo de coordinación federación-estado-municipio funciona sin reflectores, pero con resultados verificables.

La clave: anunciar antes de las lluvias y ejecutar en territorios donde la oposición solía cosechar descontento. No hay estridencia: hay cálculo fino.

ANÁLISIS DURO

¿Blindaje social o parches viales? La respuesta está en el seguimiento. Si el municipio mantiene el engravado y el estado conecta con tramos mayores, habrá red vial funcional; si se olvida el drenaje, en un año contaremos baches.

El lema “lo que decimos lo convertimos en hechos” debe sostenerse con datos abiertos, licitaciones transparentes y veeduría ciudadana. Ahí se separa el relato transformador de la vieja política del listón.

Hasta ahora, la gira deja ver un método: reuniones con delegados, priorización de tramos críticos, ejecución previa a lluvias y supervisión pública. Falta integrar al ciudadano como evaluador de mantenimiento y costo-beneficio. Ese sería el paso para que la obra no se desgaste al ritmo del clima, sino se mantenga al de la planeación.

SÍNTESIS LOCAL

Mientras los grandes temas nacionales se discuten en la capital, en el kilómetro y medio asfaltado de Pablo L. Sidar se juega la narrativa local. Ahí se demuestra que “escucha, atiende y resuelve” no es un eslogan vacío.

Y ahí, también, el gobierno estatal suma puntos sin aparecer en cada acto: basta con que la sinergia funcione y las comunidades lo perciban.

La noticia es la obra; el análisis, la intención y el método. Si se mantiene la cadencia, el beneficio no será solo para “cientos de familias”, sino para la confianza pública que se erosiona cuando el lodo vuelve a cubrir los callejones.

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