El gobernador Javier May Rodríguez recibe muestras de cariño durante la Jornada de Atención en Tapijulapa.

Tacotalpa: el río, la memoria y la nueva forma de gobernar

TACOTALPA.— En Villa Tapijulapa, donde el río Amatán baja desde la sierra con la furia y la nobleza de los afluentes tabasqueños, se respiró algo distinto este viernes: no era sólo la humedad del bosque ni el aroma a cacao tostado en los portales.

Lo que se sentía en el aire era una mezcla rara de historia y esperanza. Ahí, en ese Pueblo Mágico que parece sacado de una postal antigua, el gobernador Javier May Rodríguez encabezó una jornada que rompe con la costumbre burocrática de los escritorios lejanos: atender directamente en el territorio, entre la gente, sin papeles de por medio.

No es casualidad que el escenario haya sido Tapijulapa, tierra zoque, comunidad con larga tradición de resistencia. En medio de ofrendas indígenas, rezos y marimbas, los pobladores se congregaron con un aire de fiesta y exigencia.

El eco era claro: “ya no más trámites, queremos soluciones”. Y el mandatario respondió con hechos: caravanas de salud, módulos de servicios, entrega de patrullas para una policía municipal olvidada desde hace siete años.

La escena recuerda al periodismo de antaño, cuando la política se medía en plazas públicas y no en cifras frías. Con paciencia, con el estilo de quien sabe escuchar, May atendió fila por fila. Lo que estaba en juego no eran solo gestos: era la confirmación de que la nueva forma de gobernar en Tabasco se construye en los territorios, no en oficinas cerradas.

Vista panorámica de Tapijulapa, Pueblo Mágico de Tacotalpa, rodeado de montañas, selva y tradición zoque.

EL PULSO DEL TERRITORIO

Hay que decirlo: Tabasco arrastra décadas de rezagos en salud, seguridad y servicios básicos. Los pueblos serranos lo saben mejor que nadie.

Por eso, cuando se anunció que las Rutas de la Salud del IMSS-Bienestar garantizarían abasto de medicamentos al 100% en 503 unidades médicas y hospitales, la noticia cayó como agua fresca en tiempos de sequía. Y más aún, cuando se aclaró que también se acercarán laboratorios y estudios clínicos gratuitos a comunidades que jamás habían tenido esos servicios.

Para el zoque que camina horas desde su ranchería, para la mujer que debe pagar pasajes hasta Villahermosa sólo para un análisis de sangre, ese anuncio no es propaganda: es un cambio real. Es el tipo de acciones que convierten la palabra política en hecho concreto.

El Gobierno del Pueblo se presentó en Tapijulapa con todas sus dependencias: educación, movilidad, pesca, medio ambiente, desarrollo agropecuario, registro civil. Como si se tratara de una feria de Estado, los módulos se desplegaron para ofrecer, en un solo día, lo que antes significaba meses de burocracia.

AGUA Y MEMORIA

En el mismo municipio, otro símbolo apareció: la planta potabilizadora de Villa Tapijulapa, inaugurada en 2001, olvidada desde entonces y hoy visitada por el gobernador. La planta sigue funcionando, sí, pero pide auxilio: bombas envejecidas, deslaves en la captación del río, inundaciones recurrentes cada vez que Chiapas suelta su furia en lluvias.

La jefa de la planta, Irene Guadalupe Ponce González, explicó con rigor técnico que aún se garantizan los procesos de potabilización, pero que el riesgo es inminente si no se actúa pronto.

Frente a ella, May Rodríguez instruyó preparar un proyecto de mantenimiento integral, incluso en coordinación con la Conagua, para salvar a esa vieja instalación que abastece a 3 mil 500 habitantes.

Ahí está otra metáfora tabasqueña: una planta que resiste con dignidad, como resisten sus pueblos. Y la política, cuando se hace bien, no es otra cosa que darle a esa resistencia un futuro.

EL SENTIDO DE LO HISTÓRICO

El presidente municipal Ricki Antonio Arcos lo dijo con claridad: “recibimos patrullas después de siete años sin apoyo”. No era una frase cualquiera; era el retrato de un municipio marginado de las prioridades estatales. Y hoy, con policías equipados, con programas sociales desplegados y con atención directa, se escribe una página distinta.

La jornada de Tapijulapa no fue un acto aislado. Fue un ensayo de lo que podría convertirse en práctica permanente: un gobierno que baja a los territorios, que se sienta a la mesa con los pueblos, que entiende que la confianza se gana en la calle y no en discursos de escritorio.

En el fondo, lo que se juega en Tabasco es una disputa contra la memoria amarga de gobiernos indolentes. Y si la política, como decía Monsiváis, es también un relato de símbolos, el símbolo de este viernes en Tapijulapa fue potente: el Estado escuchando al pueblo en su propia cancha.


DATO CLAVE | PLANTA POTABILIZADORA

  • Ubicación: Villa Tapijulapa, entrada del Pueblo Mágico.
  • Capacidad: 50 litros por segundo.
  • Usuarios: alrededor de 3,500 habitantes.
  • Problemas: bombas desgastadas, deslaves en captación, riesgo de inundaciones.
  • Propuesta: mantenimiento integral con apoyo de CEAS y Conagua.

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