La noche huele a río y a pólvora de escenario. A las 8:25 p.m., entre aplausos que suben como olas por la Plaza de Armas, el gobernador Javier May Rodríguez pronunció la frase que sellaría un cambio de época: “Todo está listo para que Tabasco viva una gran fiesta de identidad”.
Con ese gesto, se inauguró el Festival Cultural Ceiba 2025, un evento que deja atrás los auditorios cerrados para abrirse a la multitud, al aire libre y a la memoria viva del río Grijalva.
El lema —“Arte y Magia en el Grijalva”— no fue una metáfora vacía: la XVIII edición del festival marcó el retorno del arte al corazón de Villahermosa, su Barrio Mágico, donde los poetas y músicos tabasqueños alguna vez fundieron letras y guitarras bajo los árboles del malecón.






UN INICIO CON SÍMBOLO Y RAÍZ
El acto inaugural comenzó con la entrega de la presea Savia del Edén, el reconocimiento más alto de la cultura tabasqueña, a dos figuras que encarnan la herencia del estado.
Doña Esperancita Pérez Tosca, maestra bordadora de Nacajuca, fue homenajeada por rescatar el punto de lomillo, técnica que adorna las bandas de las embajadoras de la Feria Tabasco. Roger Suárez Vélez, psicólogo y guardián de la Danza del Pochó de Tenosique, recibió la misma distinción.
“Esta presea es para mi pueblo”, dijo Suárez, emocionado, “porque son ellos quienes mantienen viva la tradición”. Esa frase, pronunciada ante un público que lo ovacionó de pie, definió el espíritu del Ceiba 2025: la cultura como obra colectiva, como un pulso que no se enseña, sino que se hereda.
La ceremonia tuvo un momento inesperado y simbólico. El embajador de Costa de Marfil en México, Ly Djerou Robert, entregó al gobernador una máscara original de la danza Zaouli, Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. “Cuando las raíces son profundas, no hay razón para temer al viento”, citó un proverbio marfileño.
El intercambio fue más que diplomático: fue una declaración cultural. Costa de Marfil, país invitado del festival, comparte con Tabasco esa geografía de tambores, danzas y oralidad que cruzan los mares. Como respuesta, May Rodríguez obsequió un sombrero de jipijapa y una jícara ahumada elaborados en Tenosique, piezas que representan el alma artesanal del estado.
Inauguramos el XVIII Festival Cultural Ceiba 2025, un encuentro para la creación y la celebración de nuestra riqueza cultural, que nos llena de alegría porque revitaliza el corazón de Villahermosa, punto de encuentro de artistas, poetas y soñadores. pic.twitter.com/UVALTWwe1C
— JAVIER MAY (@TabascoJavier) October 18, 2025
EL CEIBA, DE LOS RECINTOS A LA CALLE
Durante años, el Festival Ceiba se vivió en teatros, galerías y centros culturales cerrados, con públicos reducidos y circuitos especializados. Hoy, la apuesta cambió: el arte se volvió popular sin perder calidad.
El Centro Histórico se convirtió en una red de foros —Plaza de Armas, Palacio de Gobierno, Teatro Esperanza Iris y CICOM— unidos por la corriente del Grijalva. Desde el escenario principal, Reyli Barba inauguró la cartelera con “El abandonado” y “Sabor a chocolate”. Entre luces cálidas y el murmullo del río, su voz encontró eco en un público que mezclaba generaciones.
El concierto fue una declaración estética: el Ceiba ya no busca ser elitista ni académico, sino masivo, emocional y participativo. Familias completas, jóvenes, turistas y adultos mayores ocuparon cada rincón. La cardenense Karla Valenzuela acompañó a Reyli en un dueto que transformó la plaza en un coro improvisado.
La cultura, al fin, volvió a sonar fuerte.
UN GIRO DE POLÍTICA CULTURAL
El cambio de rumbo no es menor. Tabasco, históricamente ligado a las letras y al arte, apuesta ahora por una cultura de acceso público. El gobernador May habló de “abrir espacios históricos” y de “reunirnos como comunidad”. La secretaria de Cultura, Aída Elba Castillo, lo explicó con otra mirada: “Más que un cambio de sede, es una invitación a reencontrarnos con la historia”.
Ese enfoque, cercano al espíritu del Cervantino y del Festival Internacional de la Ciudad de México, refleja una tendencia global: menos días, pero más presencia. Festivales que dejan los auditorios para ocupar las plazas. En vez de 50 actos dispersos, el Ceiba concentra 15 grandes eventos que logran atraer públicos diversos sin sacrificar calidad artística.
El resultado: una fiesta masiva, organizada y segura, respaldada por operativos viales, transporte público y una logística que prioriza el acceso ciudadano.
En su intervención, Castillo presentó a “Ceiby”, una herramienta de inteligencia artificial que permitirá consultar horarios, foros y artistas vía WhatsApp. “La cultura también puede digitalizarse sin perder su alma”, dijo. Es el primer festival estatal que integra un asistente virtual como guía cultural.
El concierto terminó con fuegos artificiales sobre el Grijalva. Reyli, visiblemente conmovido, agradeció al público: “Tabasco siempre ha sido mi casa”. A esa hora, el aire traía olor a lluvia y a fritangas. En los bordes del malecón, los tamborileros improvisaban mientras las familias se tomaban fotos frente a las luces del río.
El Festival Ceiba 2025 no sólo arrancó un fin de semana de espectáculos: inauguró una nueva etapa para la cultura tabasqueña. Una donde el arte deja de ser solemnidad para convertirse en convivencia. Donde el público ya no asiste, sino participa.
Villahermosa volvió a ser, por tres noches, una ciudad que baila.
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