En el siempre cambiante panorama político de Tabasco, el relevo en la dirigencia estatal de Morena marca un punto crucial para el partido. La salida del actual secretario general con funciones de presidente, Joaquín Baños Jiménez, abre la puerta a Jesús Selván García, quien se perfila como el próximo líder del partido en la entidad.
El proceso, que se espera se concreta el 9 de noviembre, no es solo una transición de nombres, sino una oportunidad para definir el rumbo de Morena en el estado que vio nacer la Cuarta Transformación.
A pesar del aparente consenso, el cambio de liderazgo no está exento de tensiones. La dirigencia actual, que ha optado por una candidatura de unidad, busca proyectar calma y cohesión. Sin embargo, la elección de Selván plantea interrogantes sobre la capacidad del partido para mantener su hegemonía y afrontar los desafíos que se avecinan, especialmente de cara a los comicios de 2027, donde Morena buscará reafirmar su dominio.
LA UNIDAD COMO BANDERA, PERO ¿Y LOS RETOS INTERNOS?
Para Joaquín Baños, la fórmula de la unidad es clave. Durante las últimas semanas, ha repetido que el objetivo principal es evitar divisiones internas que debiliten la estructura partidista en Tabasco. “Estamos en espera de la convocatoria oficial, pero la idea es ir con un candidato de unidad para evitar conflictos”, aseguró. Hasta el momento, Jesús Selván García es el único que ha levantado la mano para asumir la dirigencia, y todo indica que su nombramiento será un trámite más que una contienda.
Sin embargo, el contexto es complejo. Con la salida de Baños, quien volverá a sus trabajos como maestro en Balancán, Morena necesita más que una cara nueva. Selván, exdiputado local y exalcalde de Jalpa de Méndez, tendrá la tarea de cohesionar un partido que, aunque mayoritario, enfrenta tensiones internas. “La unidad suena bien, pero es difícil mantenerla cuando los intereses personales empiezan a chocar”, comenta un analista político cercano a Morena.
El nuevo líder tendrá que lidiar con una estructura de consejeros que, hasta ahora, se ha mantenido sin grandes cambios. Esto puede representar estabilidad, pero también rigidez. “Los consejeros actuales han cumplido su papel, pero hace falta aire fresco para enfrentar lo que viene”, señala Jacinto López Cruz, crítico y analista político. Morena puede ver la unidad como fortaleza, pero la falta de renovación puede convertirse en su principal debilidad.
EL PRD, LAS VIEJAS RIVALIDADES Y LA SOMBRA DE LA OPOSICIÓN
En medio del proceso de renovación de Morena, la crítica contra sus viejos rivales no ha cesado. Para Joaquín Baños, el PRD en Tabasco es una fuerza política que está condenada a desaparecer.
“El PRD solo está recibiendo tiempo extra con su consolidación como partido local. Sus propuestas son patas de ahogado, especialmente sus intentos de retomar la resistencia civil”, afirmó Baños con contundencia.
El diagnóstico de Baños es tajante: las alianzas del PRD con partidos de derecha y la deuda saldada con la CFE bajo el gobierno de Javier May Rodríguez han dejado a los perredistas sin banderas legítimas para luchar.
“La administración de mayo terminará de desaparecer al PRD porque se quedarán sin militantes ni causas políticas”, sentenció. En este sentido, Morena se presenta como el partido que ha logrado lo que otros no pudieron: resolver problemas históricos y garantizar la estabilidad.
Pero esta narrativa de poder tiene su talón de Aquiles. La misma estructura partidista de Morena que ahora se jacta de sus logros puede convertirse en su mayor reto si no se adapta a los tiempos. La pregunta es si el nuevo liderazgo tendrá la capacidad de evitar los errores que hundieron a sus adversarios.
CONSOLIDAR LA HEGEMONÍA EN 2027: ¿SERÁ SUFICIENTE LA ESTRUCTURA ACTUAL?
La verdadera prueba para Morena no será la renovación de su dirigencia, sino los comicios de 2027. Con el actual gobernador Javier May al frente del estado, el partido tendrá la tarea de consolidar su hegemonía, no solo en las urnas, sino también en la gestión política y social.
May ha dejado claro que no tolerará malas prácticas entre los gobiernos municipales, y ha instalado una red de vigilancia para asegurar que sus políticas se cumplan al pie de la letra. “Tiene gente experta que les va a señalar cualquier irregularidad”, aseguró una fuente cercana al gobierno estatal.
Jesús Selván, como próximo dirigente, tendrá que hilar fino para mantener la unidad interna y, al mismo tiempo, reforzar la disciplina partidista que May exige. “Selván tiene la confianza del gobernador, pero eso no garantiza que pueda controlar todos los frentes”, explica López Cruz. A medida que se acerquen las elecciones, la capacidad de Morena para presentar una cara unida y firme será esencial.
El riesgo es que, al aferrarse demasiado a su estructura actual, Morena pierda la oportunidad de renovar sus cuadros y refrescar sus políticas. “Los consejeros seguirán ejerciendo su influencia, pero la falta de caras nuevas podría ser su mayor debilidad”, advierte el exdirigente estatal César Francisco Burelo. Morena tendrá que encontrar el equilibrio entre continuidad y cambio si quiere mantener su lugar como el partido dominante en Tabasco.