En Tabasco, el Premio Estatal del Deporte 2025 no se gana con suerte ni con discursos vacíos. Se gana con sudor, con horas robadas al descanso y con ese fuego interno que ni la derrota puede apagar.
El Salón José Gorostiza se vistió de fiesta, pero también de respeto, para reconocer a quienes, en la pista, en el campo o en el tatami, han llevado la bandera de este estado tan lejos como sus músculos y su mente lo han permitido.
No hubo alfombra roja ni flashes de paparazzi. Aquí los protagonistas llegaron con las manos curtidas, la mirada fija y el orgullo de quien sabe que detrás de cada medalla hay un sacrificio que nadie aplaude.
El Gobernador Javier May Rodríguez no habló de política: habló de sueños cumplidos, de juventud con hambre de gloria y de un Tabasco que cree en el poder transformador del deporte.
Hicimos entrega del Premio Estatal de la Juventud 2025, en el marco de este importante día que se conmemora en todo el mundo, con el que celebramos la voluntad de cambio y la capacidad de nuestras juventudes para abrir nuevos caminos en beneficio de todas y todos. pic.twitter.com/caxGnIE6T0
— JAVIER MAY (@TabascoJavier) August 12, 2025
Frente a entrenadores, familias y viejos rivales, cada galardonado subió al escenario con paso firme. Algunos con la sonrisa tímida de quien no está acostumbrado al foco, otros con la mirada desafiante de quien sabe que aún tiene más por dar.
“Esto no es una meta, es el punto de partida”, resumió uno de los premiados mientras sostenía el trofeo como si fuera un pedazo de su propia historia.
En el aire flotaba algo que no se puede medir: el respeto. El respeto al que madruga para entrenar, al que se lesiona y vuelve, al que pierde y se levanta. El mismo respeto que une a la grada y al vestidor.
EL PODIO Y LA AULA
La ceremonia deportiva no se quedó en la pista. Tabasco extendió el reconocimiento a otro tipo de atletas: los que corren maratones de lectura, los que levantan pesas de conocimiento y saltan vallas de exámenes.
Veintitrés niños y niñas, ganadores de las Olimpiadas del Conocimiento Infantil 2025, recibieron su propio aplauso y su propio trofeo: una tableta electrónica que, más que un regalo, es una herramienta para seguir compitiendo en el escenario más exigente: la vida.
El gobernador los llamó “orgullo de Tabasco” y les habló con la misma fuerza con la que se habla a un equipo antes de una final. “Este logro no es el final, es el inicio de un camino más grande”, dijo, con el tono de quien sabe que, en el deporte y en la educación, la victoria es efímera si no se sigue entrenando.





En sus caras había nervios y emoción. Algunos apretaban el diploma como si fuera su primera medalla olímpica; otros, más sueltos, posaban para las fotos con la seguridad de quien sabe que la disciplina es su mejor aliada.
Como en una final cerrada, aquí también había estrategia: horas de estudio, apoyo de maestros y, sobre todo, el respaldo de familias que creen que el esfuerzo sí paga.
DONDE EL ESFUERZO TIENE PREMIO
En ambos escenarios —el deportivo y el académico— se respiraba la misma esencia: trabajo duro, compromiso y comunidad. Porque no hay atleta sin entrenador ni estudiante sin maestro. Y en Tabasco, al menos por un día, las medallas y los diplomas fueron el puente entre dos mundos que se parecen más de lo que creemos.
Lo dijo bien Patricia Iparrea Sánchez, secretaria de Educación: “Este reconocimiento no es un punto de llegada, sino un impulso para seguir creciendo y sirviendo”. Y en la grada, un padre lo resumió mejor, sin micrófono: “Que no se les olvide que lo difícil no es llegar… es mantenerse”.
Ese es el verdadero reto. En el deporte, como en la vida, la cima es un lugar pequeño y solitario, y solo se queda quien sabe que cada victoria es una invitación a la siguiente batalla.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Haz clic aquí

