Claudia Sheinbaum negó tajante que desde su gobierno se realicen filtraciones de documentos para afectar a otros personajes.

No hay fuego amigo, dice Presidenta; la escopeta de Claudia y el pato de Adán

Last updated:

Héctor I. Tapia

En política, hay frases que terminan marcando destino. Entre patos, escopetas y capillitas, el nombre de Adán Augusto López Hernández quedó, en sus ruedas de prensa, bajo un reflector que ya no es de aspirante presidencial, ni de operador en Bucareli, sino de político en caída.

El detonante fue la revelación televisiva de N+ Focus: documentos oficiales mostraron que, entre 2023 y 2024, Adán declaró ingresos por 79 millones de pesos, pagando apenas una tasa efectiva de 2.4 por ciento, muy lejos del 15 por ciento que marca la ley. Los recursos provenían, además, de empresas que habían recibido contratos del Gobierno de Tabasco durante su gestión como gobernador. Se trataba de información de secreto fiscal, accesible solo al contribuyente o al SAT.

En la conferencia matutina, la Presidenta Claudia Sheinbaum fue cuestionada sobre si su Gobierno estaba detrás de la filtración.

—En las revelaciones iniciales, se dieron a conocer documentos oficiales solo accesibles al contribuyente o al SAT. ¿Salieron de su administración?
—“No, nosotros no andamos filtrando documentos, eso se acabó desde el Gobierno anterior. Si encontramos algo, se presenta a la Fiscalía General de la República. No tenemos por qué andar filtrando nada.”

—¿Descarta que se trate de fuego amigo contra Adán Augusto?
—“Por supuesto. Aquí no cubrimos a nadie y menos vamos a estar con insidias. Si hay pruebas, se presenta la denuncia; si no, no. Nunca le diremos a un fiscal que no proceda por dañar a alguien. No somos iguales.

—¿El SAT investiga las irregularidades en las declaraciones del senador?
—“El senador aclaró, y si tiene que aclarar más cosas, que lo haga. No hay ninguna investigación en torno a él.”

Con esas respuestas, la Presidenta negó fuego amigo, pero dejó claro que la responsabilidad de aclarar es del propio Adán.


LO QUE DIJO CLAUDIA

  • Negó filtraciones desde su gobierno.
  • Rechazó la hipótesis de “fuego amigo”.
  • Subrayó: “No somos iguales, no cubrimos a nadie”.
  • Señaló que Adán debe aclarar sus cuentas, no la Presidencia.

EL PATO CONTRA LAS ESCOPETAS

Acorralado por los señalamientos, Adán Augusto convocó a su propia conferencia de prensa. Reconoció los ingresos, explicó que es ganadero, arrendatario, accionista, prestador de servicios profesionales y heredero de dos cuentas en dólares de su padre. Pero más que sus justificaciones, llamaron la atención sus metáforas.

“Ahora resulta que el pato mayor le tira a las escopetas”, ironizó. Y, en tono popular, sentenció: “A todo santo le llega su capillita”.

Las frases se prestaron a lecturas inmediatas. ¿Quién es el pato mayor? ¿A qué escopetas se refiere? En su intento por mostrarse como víctima de ataques internos, terminó describiéndose a sí mismo: quien fue secretario de Gobernación y concentró tanto poder, hoy se percibe como blanco. Lo inquietante es que, en política, cuando un pato herido vuela, los disparos no tardan en alcanzarlo.

NO HAY FUEGO AMIGO, PERO SÍ DISTANCIA

La clave de la semana no fue solo la revelación fiscal, sino la respuesta política. Claudia Sheinbaum negó la idea de un fuego amigo, pero con ello marcó distancia: no lo protege, no lo defiende, no lo acompaña.

El mensaje es contundente: romper con Adán no significa romper con López Obrador. La Presidenta no confronta al fundador de la 4T, pero sí se quita de encima al “hermano incómodo” que dejó como herencia. Es un movimiento calculado: preservar la unidad con Andrés Manuel y, al mismo tiempo, liberarse de quien ya no suma y puede restar.

La historia política mexicana ofrece un espejo. Zedillo no rompió con Carlos Salinas, rompió con el hermano de Salinas. Algo similar ocurre hoy: Sheinbaum no rompe con López Obrador, rompe con Adán.

LAS CUENTAS PENDIENTES DE ADÁN

El problema del senador no son solo sus cuentas fiscales. En su paso por Gobernación acumuló adversarios: incomodó a coordinadores parlamentarios, se ganó la animadversión de medios y tensó relaciones en el propio gabinete. A eso se suman viejas heridas en Tabasco, donde como gobernador abrió espacio a contratistas que después le transfirieron recursos.

Ahora, todas esas facturas se cobran al mismo tiempo. Y en política, los deudores rara vez encuentran indulgencia. Adán, que alguna vez se presentó como la carta fuerte de la 4T, terminó aislado, sin grupo real que lo respalde.

Su error no fue solo financiero, sino político. Creyó que podía medir fuerzas con la Presidenta, convivir en su administración como socio y no como subordinado. Apostó a ser el segundo piso de poder de López Obrador en el Senado, pero olvidó que la nueva administración responde a Claudia, no a Andrés Manuel.

La 4T tiene una lógica implacable: todos son prescindibles. Y al senador ya le llegó la capillita.

El caso no termina en las cuentas de 79 millones. Lo que está en juego es la definición de liderazgo en Morena. El derrumbe de Adán no significa fractura con AMLO, sino la consolidación de Claudia al frente. Ella se deshace de un obstáculo, sin romper con el fundador.

En el aire político de Tabasco y de la capital, la metáfora aviar quedó como símbolo: el pato quiso tirar a las escopetas, pero terminó convertido en blanco.

Logotipo de WhatsApp

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Haz clic aquí