El gobernador Javier May impulsa en Tabasco el primer Centro Agroecológico para el Intercambio de Saberes, un proyecto que rescata la finca Las Lilias y busca revitalizar el campo tabasqueño con formación técnica, producción sustentable y apoyo a Sembrando Vida.

De finca abandonada a centro agroecológico: Tabasco inaugura su primer espacio de saberes rurales

Durante años, la finca “Las Lilias” —una vasta propiedad pública en el municipio de Teapa— fue un símbolo del abandono. En sus 14 hectáreas sólo quedaban rastros de lo que alguna vez intentó ser: una instalación productiva al servicio del campo tabasqueño. Hoy, ese predio vuelve a respirar.

Esta vez, bajo una premisa que cruza la formación técnica, la recuperación del saber campesino y el impulso agroecológico, el Gobierno de Tabasco apuesta por reconectar con su raíz más profunda: la tierra.

Desde una perspectiva de seguridad territorial —la que no solo cuida fronteras sino cultiva arraigo y reduce las causas estructurales del abandono rural— este proyecto puede leerse como un intento por restablecer el tejido agrario que durante décadas se resquebrajó. Porque allí donde florece el abandono, crecen también la migración, la economía informal y, en el peor de los casos, los vacíos que el crimen sabe ocupar.

LA FINCA, OTRA VEZ

Este miércoles, el gobernador Javier May Rodríguez encabezó el arranque formal de las obras para lo que será el primer Centro Agroecológico para el Intercambio de Saberes de Tabasco. Un proyecto educativo, productivo y ambiental a desarrollarse sobre los cimientos de una finca estatal que llevaba años sin vocación ni uso.

El centro estará dividido en tres grandes zonas: seis hectáreas de sistemas agroforestales, cuatro de arboreto o jardín botánico y otras cuatro para un jardín clonal, donde se generará semilla mejorada para fortalecer los cultivos del programa Sembrando Vida estatal.

La metáfora es inevitable: una finca olvidada renace para enseñar a otros a sembrar. Pero no solo eso: en esta parcela reforestada, se experimentará con modelos productivos dirigidos a los pequeños productores, con el fin de mejorar la rentabilidad de sus tierras sin deteriorar el medio ambiente. Un viraje notable frente a los monocultivos, la ganadería extensiva y la agricultura química que degradaron el suelo y expulsaron a miles del campo.

SEGURIDAD, PERO DEL OTRO TIPO

Tabasco ha vivido durante los últimos años los efectos de una doble fractura rural: el deterioro ambiental y el deterioro social. El primero empobreció la tierra; el segundo desarticuló comunidades. En ese marco, un proyecto como Las Lilias no solo puede leerse como inversión agrícola, sino como parte de una estrategia de prevención social.

Porque allí donde no hay oportunidades, los jóvenes no se quedan. Y cuando los programas rurales son burocráticos o fallidos, se apaga la esperanza y se multiplica la tentación de abandonar la milpa por las ciudades, por las rutas migratorias… o por algo peor.

Por eso resulta importante mirar más allá de lo aparente. Las “escuelas del campo” que se construirán en Las Lilias enseñarán técnicas agroecológicas, pero también valores comunitarios. El rescate del saber ancestral —la herbolaria, el control de plagas sin agrotóxicos, la rotación de cultivos— es una forma de recuperar también la historia, el arraigo, la pertenencia.

OCTUBRE COMO PUNTO DE PARTIDA

El gobierno estatal estima que en octubre estará concluida la primera etapa. La segunda fase de obras, a cargo de la Secretaría de Ordenamiento Territorial y Obras Públicas (SOTOP), busca dotar al espacio de infraestructura técnica. Ya se ha iniciado la recuperación de instalaciones con drenaje, energía eléctrica, agua potable y protección.

El subsecretario Julio César Gerónimo Castillo explicó que el sitio servirá como espacio de formación para técnicos, instructores y comunidades campesinas, un punto clave para brindar soporte a las zonas que participan en el programa Sembrando Vida local.


FRASES CLAVE DE LA GIRA

Después de mucho tiempo de inactividad, realizamos el primer embarque de exportación de plátano”,
— Javier May Rodríguez, gobernador

Este será un espacio de formación, pero también de memoria y pertenencia”.
— Luisa Cámara, titular de Sedap


La gira del gobernador May incluyó también la supervisión de la piscifactoría “José Narciso Rovirosa” y la empacadora de plátano “Las Lilias”, donde se concretó el primer embarque de exportación luego de años de inactividad. Además, se recorrió el vivero donde ya se producen plantas de cacao destinadas a las 50 mil nuevas hectáreas que se sembrarán en Tabasco.

No es casual: se intenta conformar un circuito productivo agroecológico de escala regional. Formación, cultivo, procesamiento y exportación, todos conectados. Y si ese engranaje funciona, las consecuencias serán visibles no solo en la tierra, sino en las condiciones de vida.

Porque el campo no solo se mide en toneladas. Se mide en dignidad.

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