El nuevo Museo Nacional de la Cultura Olmeca, anunciado en Tabasco, promete posicionar al estado como referente cultural. Aunque enfrenta críticas y especulación en redes sociales, el gobierno afirma que cuidará el medio ambiente y el patrimonio.

‘Olmeca, con O de Origen’: entre el orgullo cultural y la desinformación digital, Tabasco se prepara para hacer historia

En medio de una creciente ola de especulación digital, Tabasco se encamina a convertirse en el nuevo epicentro de la cultura arqueológica nacional.

El anuncio del Museo Nacional de la Cultura Olmeca, presentado esta semana por el gobierno estatal en conjunto con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), marca un hito para el país: por primera vez en más de seis décadas, México construirá un museo nacional fuera de la Ciudad de México, y lo hará en la tierra misma donde nació la civilización madre.

Pero mientras los trazos de este proyecto histórico se revelaban en Quinta Grijalva, en las redes sociales comenzaba una narrativa paralela: acusaciones de daño ambiental, pérdida patrimonial y decisiones unilaterales circularon entre hashtags, hilos y posteos.

Algunas provenientes de usuarios genuinamente preocupados; otras, amplificadas por cuentas que históricamente han hecho oposición política o pertenecen a grupos “ambientalistas” con escasa trayectoria profesional.

En este contexto, el gobierno de Tabasco decidió salir al paso, y lo hizo con firmeza: Fernando Vázquez Rosas, titular de la Oficina de la Gubernatura, publicó un video aclaratorio que se convirtió rápidamente en la principal fuente institucional para desmentir lo que calificó como un “falso debate”.

TABASCO TOMA EL CENTRO DEL MAPA CULTURAL

Durante años, la narrativa cultural de México ha girado en torno a los grandes museos de la capital: el Nacional de Antropología, el de Historia Natural, el de Arte Moderno. La construcción del Museo Nacional de la Cultura Olmeca es, sin duda, una ruptura con ese centralismo.

Se trata de una apuesta decidida por el sur, por su historia y por sus pueblos originarios. El director del INAH, Diego Prieto Hernández, presentó el proyecto como una restitución de dignidad arqueológica a los olmecas.

Por su parte, el arquitecto Enrique Norten, de TEN Arquitectos, compartió una visión de museo moderno, integrado con el paisaje natural del Parque Museo La Venta y la Laguna de las Ilusiones.

En los primeros planos revelados, se observa un edificio de 14,700 metros cuadrados, pensado no solo para albergar piezas colosales, sino para generar interacción con el entorno: senderos, espacios al aire libre, aulas didácticas, laboratorios de conservación y foros para eventos culturales.

LA DESINFORMACIÓN COMO HERRAMIENTA POLÍTICA

Ante la falta de detalles técnicos —como suele ocurrir en etapas tempranas de planeación— algunas voces en redes sociales comenzaron a difundir versiones sin sustento, como la presunta tala de árboles en el Parque Tomás Garrido Canabal, o la desaparición de las piezas olmecas del actual museo.

Ninguna de esas afirmaciones ha sido confirmada, y de hecho, Vázquez Rosas fue enfático: “No habrá daño ambiental. No habrá pérdida de patrimonio. Todo lo contrario: las piezas estarán mejor resguardadas y el ecosistema, protegido”.

En su mensaje, el funcionario también recordó que el proyecto cuenta con el respaldo del INAH y la supervisión de la UNESCO, organismos cuya misión es precisamente proteger el patrimonio cultural y ambiental.

Sin embargo, los ataques digitales —algunos provenientes de cuentas ligadas a opositores locales y nacionales— han buscado instalar un ambiente de desconfianza, sembrando dudas sobre la viabilidad del proyecto incluso antes de que se presente formalmente a la ciudadanía.

A esta narrativa digital se ha sumado una protesta física convocada por el activista Arístides Prats, quien se autodefine como protector de la Laguna de las Ilusiones. Prats ha llamado a organizarse en defensa del entorno natural del Parque Tomás Garrido mediante una campaña ciudadana que, según un volante difundido en redes, busca “preservar la integridad y biodiversidad del estado”.

La movilización está prevista para el próximo fin de semana en la explanada del Foro de la Laguna, con el lema frontal de “¡No al Museo Nacional Olmeca!”. Aunque la protesta refleja preocupaciones legítimas sobre el equilibrio ecológico del parque, aún no se conocen los detalles técnicos del proyecto ni estudios ambientales oficiales que sustenten dichos temores.

¿Y PELLICER?

Uno de los puntos más sensibles en la conversación pública ha sido el lugar que ocupará la memoria de Carlos Pellicer, el poeta tabasqueño que fundó el actual Parque Museo La Venta hace más de medio siglo.

Algunos críticos han sugerido que el nuevo museo dejará de lado ese legado. Pero fuentes al interior del proyecto aseguran que Pellicer será reivindicado con una sección especial dedicada al Parque Museo Poema, una de sus obras más queridas. La narrativa que impulsa el nuevo museo no contradice la de Pellicer; la continúa y la expande, aseguraron.

Además, desde el INAH se ha reiterado que el actual museo ha enfrentado problemas de conservación, humedad y espacio, y que esta es una oportunidad histórica para modernizar la infraestructura sin romper con la tradición que representa Pellicer.

LO QUE HAY, POR AHORA, ES PRUDENCIA

Con honestidad debe decirse que el proyecto aún no cuenta con una fecha oficial de arranque ni con documentos públicos de impacto ambiental o plan maestro. Y es justo ahí donde la prudencia institucional debe ser acompañada de comunicación transparente.

PUNTO POR PUNTO: LO QUE HA DICHO EL GOBIERNO

• Los ataques provienen de actores desinformados o con fines políticos, señala el gobierno.

• No habrá tala de árboles ni daño ecológico. Se respetarán las leyes ambientales y se protegerá la flora del parque.

• Las piezas olmecas no serán movidas ni dañadas. Se conservarán en mejores condiciones, bajo estándares del INAH y recomendaciones de la UNESCO.

• El proyecto está en fase temprana, sin intervención física aún.

• Pellicer tendrá un lugar en el nuevo museo, a través de un espacio dedicado a su obra poética y museística.

Pero también debe decirse que muchos de los temores actuales responden más a especulaciones que a información objetiva. La experiencia demuestra que los proyectos de gran escala enfrentan, siempre, una primera fase de desconfianza. El tiempo —y la información bien compartida— suele ser el mejor antídoto.

ENTRE SELVA Y PIEDRA: UNA OPORTUNIDAD IRREPETIBLE

El Museo Nacional de la Cultura Olmeca no solo busca preservar el pasado: también pretende reposicionar a Tabasco en el mapa cultural y turístico de México. Con su diseño contemporáneo, vocación pedagógica y perspectiva regional, puede convertirse en un referente latinoamericano de conservación arqueológica, si se ejecuta con rigor.

Para ello será crucial mantener el compromiso institucional con la verdad, la consulta ciudadana y el respeto al entorno natural. Porque los proyectos que marcan época son, siempre, los que logran equilibrar progreso con identidad, desarrollo con respeto, innovación con memoria.

Tabasco está a punto de escribir una nueva página en su historia cultural. Que no sea el ruido de las redes quien dicte su curso, sino la responsabilidad y el trabajo bien hecho.

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