El gobernador Javier May lanza la primera bola en histórico partido de Centla.

Crónica | El lanzamiento de Centla: 124 mdp… y viene el puerto

El sábado amaneció con olor a tierra húmeda y tortillas recién hechas. En Centla, donde el río se mezcla con el mar y las calles todavía guardan huellas de migración y abandono, el gobernador Javier May Rodríguez llegó con dos anuncios bajo el brazo: obras públicas por más de 124 millones de pesos y la promesa de un puerto que traerá de vuelta a los que un día se fueron.

A las diez de la mañana, en el poblado La Victoria, el mandatario inauguró la pavimentación de la calle Manuel Sánchez Mármol. El sol ya caía a plomo y la gente se apretaba bajo lonas improvisadas. “Aquí ya hay inversión y va a haber más”, soltó May, como quien avienta una primera piedra al agua para ver hasta dónde llegan las ondas.

EL RUMOR DEL PUERTO

En boca de los vecinos, el comentario se repetía: el Puerto de Frontera. Esa obra, tantas veces prometida, ahora vuelve a sonar como una campana que anuncia cambio.

“Va a ser motor de empleo, la gente que se fue tendrá que regresar”, dijo el gobernador, recordando que generaciones completas de centlecos emigraron a Ciudad del Carmen o Cancún buscando trabajo.

La metáfora fue clara: si el mar antes fue frontera, ahora será puerta. La visión de May es que ese puerto detone la economía local, igual que una chispa prende la fogata en la playa.

CAMINOS ABIERTOS

El recorrido siguió en el ejido Carlos Rovirosa primera sección. Ahí, el mandatario supervisó la rehabilitación de un tramo de 1.5 kilómetros en la calle Eulalio León Bautista.

Seis millones de pesos invertidos en pavimento que parecía brillar como recién planchado. Vecinos de sombrero en mano lo acompañaron, agradecidos porque ya no tendrían que caminar sobre polvo o lodo.

El alcalde, Saúl Armando Rodríguez, y el secretario de Obras Públicas, Daniel Casasús, iban al lado del gobernador. Uno llevaba el gesto de anfitrión orgulloso; el otro, el de ingeniero que calcula con precisión. En conjunto, mostraban que Centla ya no estaba en el olvido.

EL DIAMANTE ENCENDIDO

Pero la gira no se quedó en calles y cemento. La tarde se prendió en el campo deportivo “Francisco Díaz”, donde el gobernador inauguró la primera temporada de la Liga de Sóftbol de Veteranos. Era como abrir un álbum de medio siglo de tradición deportiva.

Las familias llegaron temprano. Los niños correteaban entre las gradas mientras los abuelos hablaban de los viejos pitchers de bola rápida, Pío Tavera y Mario “El Negro” Pérez. El público esperaba la ceremonia, pero nadie sospechaba que el propio gobernador tomaría la pelota.

Con la franela de los Olmecas de Tabasco, May caminó al centro del diamante. El narrador, sorprendido, apenas atinó a decir: “¡Es zurdo!”. Y lo comprobó cuando la primera bola entró directo a la manopla del catcher Rafael Morales Gary. La tribuna estalló en aplausos.

VETERANOS AGRADECIDOS

Los softbolistas de más de cincuenta años, curtidos en diamantes improvisados, se miraban incrédulos. Don René Pérez Galván, tercera base de los Tigrillos de Frontera, lo dijo con claridad: “En 60 años, nunca había visto a un gobernador lanzar la primera bola. Aquí el sóftbol es tradición, es familiar. Que él se involucre nos anima a seguir”.

Su compañero Enrique Pérez Martínez, representante de los Tigrillos, añadió: “Antes estábamos olvidados, ahora tenemos apoyos. El dinero de la premiación lo dio el mismo Ayuntamiento”. Era un reconocimiento al gobernador y también al alcalde, que alguna vez jugó en esas mismas canchas.

La ceremonia de premiación incluyó estímulos económicos y trofeos para veteranos y para la liga femenil. Yari Lizeth León, presidenta de la rama femenil, agradeció que, por primera vez, el sóftbol se pusiera al centro de la política deportiva.

LA TERCERA BOLA

El público, emocionado, pidió una tercera bola de calentamiento. El gobernador se acomodó la gorra, sonrió y retó al bateador: el alcalde Saúl Armando Rodríguez. “Listo”, dijo. Y lanzó. La pelota viajó hasta el bate, que respondió con una rolita por la línea de la tercera. Los aplausos fueron espontáneos, mezcla de deporte y política, de barrio y Estado.

El gesto quedó grabado como metáfora: quien lanza con fuerza en el diamante también lanza proyectos al futuro de Centla.

La gira dejó números: 124 millones de pesos en obras, un puerto en la mira, calles rehabilitadas y ligas deportivas reanimadas. Pero lo que en verdad quedó fue la imagen de un gobernador que, más allá de los discursos, se metió al campo a lanzar bolas y a convivir con la gente.

Así, entre polvo de calles recién asfaltadas y olor a guantes de cuero, Centla vivió un día distinto. Como esas tardes de béisbol donde se sabe que lo importante no es ganar el partido, sino mantener viva la pasión por el juego.

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