Los acontecimientos recientes en Villahermosa nos recuerdan una verdad ineludible: la fuerza de una sociedad no se mide en los momentos de calma, sino en cómo enfrenta las crisis. Hoy, nuestra ciudad fue sacudida por actos de vandalismo que incluyeron el incendio de autos y negocios en puntos estratégicos. Estos incidentes, aunque graves, están focalizados en zonas específicas y no representan un ataque generalizado a la población.
El contexto es claro: grupos delincuenciales buscan sembrar miedo y desviar la atención de las autoridades con acciones que impactan psicológicamente a la sociedad. Sin embargo, el miedo es su mejor aliado, y nuestra mayor defensa es mantener la calma, evitar la desinformación y confiar en el esfuerzo coordinado de las instituciones de seguridad.
Es crucial entender que no nos enfrentamos a una amenaza incontrolable. Villahermosa cuenta con un sólido aparato de seguridad que incluye Guardia Nacional, Ejército, Marina y policías estatales y ministeriales, quienes trabajan para contener la situación y restablecer el orden.
En este contexto, es vital no amplificar el caos ni contribuir al miedo. Hay quienes
festinan la desgracia , aprovechando los momentos de crisis para imponer intereses personales o desatar el pánico. Estos actos no fortalecen a la sociedad, solo la dividen.
La unidad no implica ignorar los problemas, sino enfrentarlos juntos con determinación. La firmeza no significa confrontación, sino mantener la confianza en que la seguridad y el orden son metas alcanzables si trabajamos en conjunto.
No se trata de minimizar los problemas, sino de enfrentarlos con perspectiva. Hoy, más que nunca, es necesario rechazar tanto el alarmismo como la indiferencia. Villahermosa tiene la fuerza para salir adelante, pero esa fuerza radica en la decisión colectiva de resistir con unidad y firmeza.
La adversidad no define a una sociedad; su respuesta ante ella, sí.
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