Este jueves 12 de junio a las 11:00 horas, el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Tabasco (IEPCT) dará por concluida, formal y legalmente, la elección del Poder Judicial del Estado 2024-2025.
En una sesión especial se validarán los cómputos estatales y se entregarán constancias a los 72 candidatos ganadores, entre jueces, magistrados y consejeros.
Mientras las instituciones electorales cumplieron con rigor el procedimiento —escrutinio sin incidentes, cadena de custodia intacta, monitoreo constante—, lo que el proceso deja tras de sí es una elección impecable en forma, pero carente de comunidad política.
UNA ELECCIÓN SIN ROSTRO
La elección judicial no generó debate público, ni expectativa ciudadana. No se conocieron los perfiles de los 111 aspirantes a jueces y magistrados. No hubo entrevistas, foros amplios ni exposición real de trayectorias. En contraste con lo que ocurre en elecciones ejecutivas o legislativas, la boleta judicial fue una hoja sin rostros y sin historias.
“De los 64 candidatos que tuvimos en Tabasco… un 16.8% de votos no fueron dirigidos a ningún candidato”, reveló la vocal ejecutiva del INE, Elizabeth Tapia Quiñones. Ese 16.8% equivale a más de 44 mil votos sin destino definido. Algunos anulados (7.56%), otros dejados en blanco (9.16%), todos carentes de respaldo efectivo.
Se votó sin saber. Se eligió sin conocer.
CIERRAN EL CÓMPUTO, ABREN LAS DUDAS
El cierre formal del cómputo no resuelve la pregunta clave:
¿qué legitimidad real tiene un poder judicial electo por el 14% de la población, y sin que los candidatos hayan sido parte del debate público?
“En esta elección se podían anular varios votos en una sola papeleta”, explicó Tapia. En un solo documento, el ciudadano podía marcar hasta cinco cargos judiciales, o dejarlos todos en blanco. El resultado: una elección múltiple en diseño, pero unificada en su desconexión social.
MÁS EFICIENTE QUE EFECTIVA
Desde el punto de vista logístico, el IEPCT tiene motivos para presumir. Los 16 Consejos Distritales Judiciales concluyeron sus sesiones ininterrumpidas el domingo 8. Se cuidó la cadena de custodia. Se publicó el cartel de resultados en tiempo y forma. El Centro de Monitoreo operó con 21 personas en enlace permanente.
Pero una elección no solo se mide por su ejecución. También por su capacidad de convocar, movilizar y representar.
La participación total fue del 14.33%, apenas 1.5 puntos arriba de la media nacional (12.92%). El distrito con mayor votación fue el 02, con cabecera en Cárdenas (18.48%). En el resto, la apatía predominó.
PODER JUDICIAL: ¿NACIMIENTO O SIMULACRO?
El problema no es solo de comunicación institucional. Tampoco de desconocimiento ciudadano. Es de confianza.
El Poder Judicial, históricamente percibido como cerrado, lento y politizado, no logró transformarse en un actor reconocible ni confiable, ni siquiera con el incentivo de ser electo.
¿Quiénes son estos jueces y magistrados electos? ¿Qué los respalda? ¿Qué legitimidad podrán invocar si llegan a sus cargos con el apoyo de apenas el 2% o 3% del padrón en sus distritos?
TABASCO NO LO HIZO SUYO
A diferencia del debate por el Museo Olmeca, las tarifas de luz o el futuro de Pemex, esta elección no logró instalarse en la conversación tabasqueña. No fue tema en cafés, ni en mercados, ni en redes sociales. No generó indignación, entusiasmo ni protesta. Fue un acto administrativo de alto nivel, pero ajeno a la vida cotidiana.
Y eso debe alertar. Porque la justicia solo puede democratizarse si se inserta en el territorio, no solo en el reglamento.
¿QUÉ SIGUE?
Ahora toca a los jueces y magistrados electos actuar con responsabilidad doble: la que les da su constancia de mayoría… y la que les impone una sociedad que no los eligió con entusiasmo.
O se convierten en puentes entre el ciudadano y el sistema judicial, o serán vistos como beneficiarios de un experimento frío.
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