El presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso local, Jorge Orlando Bracamonte Hernández, ha puesto las cartas sobre la mesa en torno al presupuesto 2025: el gobernador Javier May Rodríguez tendrá todo el respaldo para asegurar los recursos necesarios.
Sin embargo, detrás de este compromiso con las finanzas públicas de Tabasco, surgen retos monumentales para alcanzar una distribución adecuada y equilibrada que sostenga las prioridades sociales del estado.
UNA FÓRMULA DE CONFIANZA
Con la aprobación de la reforma a las secretarías y la Ley de Austeridad, se ha trazado una línea clara: los recursos deberán enfocarse en áreas prioritarias, siendo los programas sociales el pilar fundamental de la estrategia financiera de May Rodríguez.
Esto no es solo una cuestión de redistribución interna, sino de asegurar que los programas que han sido el emblema de la Cuarta Transformación, como las pensiones y becas, continúen sin contratiempos.
En este sentido, el Congreso local ha dejado claro que acompañará al gobernador en el cabildeo necesario para gestionar los recursos federales que permitan alcanzar un presupuesto robusto para 2025.
La colaboración entre el ejecutivo estatal y los legisladores será clave en un momento en que los recursos para los estados enfrentan presiones por las múltiples demandas a nivel federal.
CONTEXTO FISCAL Y LA REALIDAD DE TABASCO
El presupuesto del estado de Tabasco para 2024 ascendió a más de 65 mil millones de pesos, con un aumento del 9.5% respecto al año anterior, debido en parte al crecimiento en las participaciones federales.
Sin embargo, mirando hacia 2025, se proyecta que el presupuesto pueda incrementarse en un rango de 6 a 8%, impulsado por la inflación y las fórmulas de redistribución fiscal, lo que podría llevar el paquete presupuestal a unos 70 mil millones de pesos, si se consideran los incrementos típicos de las participaciones y aportaciones federales, además del ajuste por inflación.
Para el gobierno de May, este será el primer ejercicio completo donde deberá demostrar su capacidad de priorizar áreas sensibles como los programas sociales, sin descuidar los aspectos clave como la inversión en infraestructura, la seguridad y los servicios básicos.
Si bien la Ley de Austeridad establece un marco de contención del gasto superfluo, el desafío será asegurar que estas restricciones no limiten la capacidad de inversión en sectores estratégicos.
LA VOZ DEL CONGRESO
El presidente de la Jucopo fue claro: la idea es comenzar desde noviembre el cabildeo con todas las bancadas para la aprobación del paquete fiscal, no solo del gobierno estatal, sino también de los municipios y organismos autónomos.
La aprobación del presupuesto es una tarea que implica colaboración y negociación, donde todas las fuerzas políticas deberán alinearse en torno a las prioridades estatales. Recordó, además, que el Congreso local no tiene la facultad de modificar el presupuesto, sino de discutir y aprobar la propuesta que presenta el ejecutivo.
Este marco deja en evidencia la dependencia que tiene el gobierno estatal del cabildeo efectivo y del buen manejo de los recursos federales. En palabras de Bracamonte, la confianza en los “buenos oficios del gobernador” será determinante para asegurar que Tabasco cuente con los recursos necesarios para enfrentar el 2025.
Las expectativas son altas, pero los recursos disponibles para hacer realidad las promesas de transformación son finitos, lo que exigirá decisiones inteligentes para evitar caer en desbalances fiscales que puedan comprometer el desarrollo de Tabasco a mediano plazo.
Distribución del Presupuesto en 2024
- Total aprobado: 65 mil millones de pesos
- Programas sociales: 17 mil millones (incluyendo becas y pensiones)
- Infraestructura: 11 mil millones
- Seguridad pública: 5 mil millones
- Educación: 12 mil millones
- Proyección para 2025: Aumento estimado: entre 6% y 8% por ajustes inflacionarios y aportaciones.
- Monto esperado: alrededor de 70 mil millones de pesos.