Así Lo Dijo El Tabasqueño | Las mentiras de Dresser | Héctor I. Tapia

No leo a Denisse Dresser. Me cae mal. Pero me enteré que ahora dice que a López Obrador se le «derritió el sueño dinástico» porque su hijo, Andy, salió de una tienda Prada en Tokio.

Si alguien construyó esa novela no fue el Presidente, fue ella y su gremio de opinólogos. Lo repitieron tanto, que hasta se la creyeron: que si Andy era el delfín, que si AMLO quería reelegirse por la vía filial, que si lo estaba entrenando para mandar.

Pues no. Andy no despacha en Palacio. No ocupa un solo cargo público. Y por lo visto, tampoco tiene interés.

¿Entonces por qué lo metieron a Morena? ¿Por qué le dieron un espacio? Tal vez por eso que el propio López Obrador dijo muchas veces: “hay que abrir paso a una nueva generación”.

Pero de ahí a hablar de maximato hay tanto trecho como del Zócalo a Prada Japón.

Lo único que se ha «derretido» son las teorías de quienes nunca entendieron a AMLO. El tipo ya entregó el bastón, vive en Palenque, no da entrevistas ni tuitea.

Sheinbaum no es su sombra, es la presidenta de México.

Pero claro: como no pasó lo que ellos predijeron, ahora le achacan al Presidente la caída de un plan que nunca existió.

Los sueños que hasta hoy no se han cumplido —sino que se han “derretido”— son los de quienes, como la Dresser, no han dejado de soñar con la catástrofe.