Tabasco vuelve a escena, no solo como emblema de la producción petrolera, sino como territorio donde se empieza a reconfigurar el vínculo entre el trabajo, la industria energética y la gestión pública.
En un acto discreto pero significativo, la alcaldesa de Centro, Yolanda Osuna Huerta, colocó a su municipio en el centro del mapa de la profesionalización laboral en el sector energético al encabezar la instalación del Comité de Gestión por Competencia del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).
Acompañada por figuras clave del gobierno federal, de Pemex y del organismo nacional de certificación CONOCER, la presidenta municipal no solo ofreció un mensaje protocolario: construyó, desde su posición local, un puente entre la capital del estado y los ejes estratégicos de la política energética nacional.
Con ello, apuesta a consolidar un ecosistema donde el talento humano, la innovación técnica y la coordinación interinstitucional tengan impacto en el desarrollo económico de Tabasco.
PETRÓLEO Y TALENTO
Lo ocurrido esta semana en Villahermosa no fue una ceremonia más. La participación de Pemex, del Sindicato y de instancias de educación y certificación laboral apunta a una estrategia de fondo: consolidar en Tabasco un nodo de formación que fortalezca el perfil técnico del trabajador petrolero.
Hoy se integró el Comité de Gestión por Competencias del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, en presencia del director general de PEMEX, Víctor Rodríguez Padilla; del secretario general del sindicato, Luis Ricardo Aldana, y de la directora general del… pic.twitter.com/ptaZgFWTi4
— Yolanda Osuna Huerta (@YolandaOsunaH) June 10, 2025
En palabras de Osuna Huerta, “unir industria, sindicato y gobierno para construir una fuerza laboral competente y comprometida” es ya una necesidad impostergable.
Detrás del acto, hay una narrativa que empieza a cambiar. En lugar de concebir al trabajador petrolero como víctima de procesos burocráticos o industriales, se le posiciona como agente estratégico de transformación.
Y en ese viraje, Tabasco podría pasar de ser tierra de extracción a territorio de formación, con todo lo que ello implica para el desarrollo regional.
APUESTA POR COMPETENCIAS
El dato no es menor: el STPRM cuenta en Villahermosa con un centro de capacitación regional único en el sureste, que podría convertirse en referente nacional si se articula correctamente con el sistema educativo local, el aparato institucional y la visión de desarrollo regional.
La instalación de este Comité, con respaldo del Consejo Nacional de Normalización y Certificación de Competencias Laborales (CONOCER), es una señal clara de que ese camino está en construcción.
Yolanda Osuna ha entendido que el futuro de Centro no solo depende de obras o de servicios, sino de generar valor agregado desde el conocimiento, la técnica y la gestión pública.
En un estado como Tabasco, donde la energía es identidad y economía, este enfoque puede marcar la diferencia entre administrar inercias o detonar procesos transformadores.
SIN ESCÁNDALO, CON ESTRATEGIA
Resulta llamativo que esta acción no haya sido anunciada con estridencia. La alcaldesa de Centro, a diferencia de otros actores políticos, no busca reflectores inmediatos, sino construir alianzas con visión de futuro.
La presencia del director de Pemex, Víctor Rodríguez Padilla, del secretario general del sindicato, Luis Ricardo Aldana, y de autoridades académicas y laborales del país no fue casualidad: fue el reflejo de una interlocución efectiva, institucional y estratégica.
En lugar de confrontar al aparato energético o supeditarse a él, la edil promueve un modelo de cooperación donde cada parte tiene una función específica: Pemex como empresa, el sindicato como organización laboral y el municipio como facilitador del entorno.
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Ese diseño de gobernanza local, si se mantiene y se extiende, puede mejorar los niveles de empleabilidad, seguridad laboral y competitividad productiva en el estado.
EL NUEVO RELATO
Durante años, Tabasco ha sido contado desde los pasivos del petróleo: contaminación, desigualdad, rezago. Pero hay una generación política —aún pequeña— que busca resignificar ese relato. No negarlo, sino ampliarlo.
Yolanda Osuna no rompe con la narrativa histórica, pero introduce una variante clave: profesionalización, competencia, talento. Es decir, el petróleo no como maldición, sino como oportunidad de formación y ascenso social.
Esta visión, más técnica que política, más silenciosa que estridente, empieza a cobrar valor en un momento donde el país necesita reorganizar su arquitectura laboral frente a los desafíos de la transición energética.
Y si Tabasco logra colocarse como un espacio donde se forman y certifican los mejores perfiles del sector, su peso dentro de la agenda nacional aumentará sin necesidad de discursos grandilocuentes.
CONCLUSIÓN ABIERTA
El acto encabezado por la alcaldesa puede parecer un gesto menor en el vértigo noticioso, pero es de esas piezas que, con el tiempo, definen rutas de gobierno.
Si logra consolidar una alianza sólida entre Pemex, sindicato y gobierno local, y si convierte al municipio en un eje de formación laboral, Yolanda Osuna no solo se reposicionará políticamente: habrá construido una política pública de largo alcance, basada en talento, confianza institucional y visión territorial.
Centro no será solo el corazón político de Tabasco, sino también un cerebro técnico de la industria energética nacional.
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