LIMA, Perú.— Alejandro Toledo, ex presidente de Perú, ha sido condenado a 20 años y seis meses de prisión por colusión y lavado de activos. El fallo, emitido este lunes, representa un nuevo golpe a la ya maltrecha imagen de la política peruana, donde la corrupción sigue siendo una constante que atraviesa gobiernos, ideologías y generaciones.
El caso de Toledo, sin embargo, no es aislado. Es parte de un entramado de corrupción que ha tocado a varios ex mandatarios peruanos, todos involucrados de alguna manera con la gigante constructora brasileña Odebrecht.
EL PRECIO DEL PODER: TOLEDO Y ODEBRECHT
La sentencia contra Toledo, quien gobernó Perú entre 2001 y 2006, llega tras una investigación que lo vincula con la recepción de sobornos por 35 millones de dólares de Odebrecht a cambio de adjudicar la construcción de un tramo de la carretera Interoceánica, un proyecto clave que conectó Brasil con el sur de Perú.
Alejandro Toledo ríe mientras lo condenan a 20 años y seis meses de prisión. Estará en la carcel hasta el 22 de octubre de 2043. pic.twitter.com/oizILROVQa
— Fernando Llanos (@FerLlanos) October 21, 2024
Originalmente presupuestada en 507 millones de dólares, la obra terminó costando más del doble: 1,255 millones. Este sobrecosto, en un país donde la pobreza y la desigualdad siguen siendo problemas urgentes, no solo evidencia la corrupción institucional, sino también el alto precio que pagan los peruanos por los abusos del poder.
Toledo, quien desde el inicio ha negado las acusaciones, se encuentra en prisión preventiva desde abril de 2023, tras ser extraditado de Estados Unidos. En su última aparición, con la voz quebrada, pidió clemencia a los jueces alegando problemas de salud graves: “Les pido por favor, déjenme curar o morir en mi casa”, dijo, en lo que parece un último intento por humanizar su situación.
Pero la justicia fue implacable. La jueza que dictó la sentencia consideró que Toledo, en su calidad de presidente, fue el funcionario de mayor rango involucrado en este entramado de corrupción.
UN PATRÓN RECURRENTE: LA LARGA SOMBRA DE ODEBRECHT
El caso de Toledo no es el único que ha marcado la política peruana. En 2016, Odebrecht admitió ante las autoridades de Estados Unidos haber pagado sobornos en varios países de América Latina, incluido Perú, para obtener contratos multimillonarios de infraestructura.
Este escándalo ha revelado cómo la corrupción ha penetrado profundamente en las élites políticas de la región, desencadenando investigaciones que han afectado a varios ex mandatarios peruanos.
Ollanta Humala, quien gobernó entre 2011 y 2016, enfrenta un juicio en el que la Fiscalía ha solicitado 20 años de prisión por lavado de activos. Pedro Pablo Kuczynski, presidente entre 2016 y 2018, está siendo investigado por colusión, y aunque no está en prisión, tiene prohibido salir del país.
Y el caso más trágico es el del ex presidente Alan García, quien se quitó la vida en 2019 cuando la Policía llegó a su casa para arrestarlo.
Perú ha sido un epicentro del caso Odebrecht, y los efectos de este escándalo continúan sacudiendo la política nacional. Lo que se ha puesto de manifiesto es la normalización de la corrupción entre los más altos funcionarios, algo que ha generado un profundo desencanto entre los peruanos.
CORRUPCIÓN Y FRAGILIDAD INSTITUCIONAL
Perú no solo enfrenta una crisis de corrupción. Los constantes escándalos han puesto en evidencia la fragilidad de sus instituciones. La sucesión de presidentes acusados de delitos graves como colusión y lavado de activos resalta la incapacidad del sistema para impedir que el poder se corrompa.
Los últimos cuatro presidentes han sido procesados o condenados por corrupción, lo que envía un mensaje devastador sobre la falta de integridad en las esferas más altas del gobierno.
Lo preocupante es que estos casos no solo afectan a quienes están en el poder, sino que impactan la estabilidad de un país que ha lidiado con décadas de inestabilidad política y social. La justicia peruana está haciendo esfuerzos para sancionar a los responsables, pero la verdadera pregunta es si estos esfuerzos serán suficientes para prevenir futuros abusos.
¿ES POSIBLE UN CAMBIO REAL?
El caso de Alejandro Toledo y los de otros ex mandatarios dejan en claro que la corrupción ha sido una constante en la política peruana. Si bien las sentencias y procesos judiciales representan avances, el problema de fondo parece ser mucho más profundo.
Se necesita un cambio estructural en las instituciones peruanas, no solo para castigar a los culpables, sino para prevenir que estos abusos vuelvan a ocurrir.
El reto está en fortalecer las instituciones democráticas, fomentar la transparencia y, sobre todo, restaurar la confianza en el gobierno. Los ciudadanos peruanos merecen un sistema político que los represente de manera honesta y que trabaje por el bienestar del país, en lugar de ceder ante la corrupción.
Lo que está en juego:
Sentencia de Toledo: 20 años y seis meses de prisión por colusión y lavado de activos.
Sobornos: Toledo recibió 35 millones de dólares de Odebrecht para adjudicar un tramo de la carretera Interoceánica.
Costo del proyecto: Inicialmente 507 millones de dólares; al final, 1,255 millones.
Otros presidentes involucrados: Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski y el fallecido Alan García también han sido implicados en el caso Odebrecht.