HUIMANGUILLO.— Por décadas, los programas sociales en México fueron vistos como alivios temporales o herramientas de coyuntura política. Una entrega de apoyos, una foto para el archivo, y el ciclo de carencias se repetía.
El evento de este viernes en Huimanguillo, sin embargo, sugiere un viraje de fondo: la lógica no es entregar recursos como paliativo, sino integrarlos a un proyecto de desarrollo territorial, donde la infraestructura y el bienestar social convergen.
En la explanada municipal, 2 mil 153 familias de 12 comunidades recibieron la confirmación de que, en los próximos días, tendrán un apoyo directo para mejorar su vivienda.
En Huimanguillo, junto a la presidenta municipal @Mariluz_vlz y la delegada de Bienestar, @lorenamendezd, entregamos los medios de cobro del Programa de Mejoramiento de Vivienda para el Bienestar a 2,153 familias de 12 localidades, con una inversión de 86 millones 120 mil pesos. pic.twitter.com/4a5p5sEoN3
— JAVIER MAY (@TabascoJavier) August 8, 2025
No es un dato menor: más de 86 millones 120 mil pesos de derrama económica destinados a un propósito concreto y medible. El monto no es anecdótico, pues en municipios como Huimanguillo representa un impulso que supera el presupuesto anual de muchas áreas de obra pública.
MÁS QUE APOYOS: UN PLAN TERRITORIAL
El gobernador Javier May Rodríguez, acompañado del coordinador nacional del Programa de Mejoramiento de Vivienda, Humberto Jesús Trujillo Martín, dejó claro que esta inversión forma parte de un mapa de políticas públicas articuladas con la obra estratégica del Tren Interoceánico.
La premisa: que las comunidades no solo sean espectadoras del paso del tren, sino beneficiarias directas del desarrollo que trae consigo. Aquí, el discurso oficial busca romper con la narrativa del abandono histórico en zonas rurales atravesadas por grandes proyectos.



EL IMPACTO MULTIPLICADOR
Si cada familia beneficiada recibe 40 mil pesos para reparaciones o ampliaciones, el efecto no se limita a techos y paredes nuevas. La derrama activa a ferreterías locales, albañiles, transportistas y pequeños comercios. Se genera un ciclo económico que, bien gestionado, trasciende el apoyo inicial.
Pero el gobierno ha querido blindar ese impacto: la Conavi acompañará el proceso, asesorará en la compra de materiales y verificará que el gasto se traduzca en mejoras reales. Una medida que, en el contexto de la política mexicana, marca un contraste con prácticas opacas del pasado.
JUSTICIA SOCIAL CON CALENDARIO
Trujillo Martín fue preciso: los recursos se entregarán a partir del 18 de agosto y cada beneficiario deberá registrar sus compras y pagos en un formato sencillo, garantizando transparencia y trazabilidad.
Este detalle administrativo, que en otros tiempos pudo parecer engorroso, hoy es parte de una narrativa de responsabilidad ciudadana: el apoyo es un derecho, pero también una tarea compartida.
El evento fue también un mensaje político. May y la delegada estatal de Programas para el Bienestar, Lorena Méndez Denis, reiteraron que los compromisos de campaña no se quedan en discursos.
La Cuarta Transformación busca reafirmarse con hechos visibles, en especial en comunidades donde la percepción de abandono había erosionado la confianza institucional.
Para la administración federal y estatal, el bienestar no es una dádiva, sino una estrategia para atacar las causas estructurales de la pobreza.
TESTIMONIOS Y SIMBOLISMO
En voz de Ana Luisa Cruz Cantoral, beneficiaria del programa, quedó condensado el sentido social de la jornada: “No se trata solo de cemento o lámina; se trata de esperanza y de bienestar para las familias”. Esa frase sintetiza la intención del acto: no vender obras, sino sembrar confianza.
La presencia de autoridades municipales y comunitarias, así como del contralmirante en retiro Efrén Gómez Luis, dio un aire de institucionalidad plena a un evento que también fue encuentro ciudadano.
Más allá de la buena noticia, hay un reto implícito: garantizar que estos recursos se traduzcan en mejor calidad de vida y no se diluyan en gastos menores o sobreprecios.
El modelo de acompañamiento de la Conavi es una apuesta por la corresponsabilidad, un concepto que puede redefinir la forma en que la política social se entiende en el país.
En tiempos donde la discusión pública se polariza entre obras monumentales y carencias cotidianas, Huimanguillo aparece como un caso de estudio sobre cómo ambas agendas pueden coexistir y reforzarse.
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