El PT acusa a Morena de soberbia, marginación y favoritismo hacia el PVEM. Las tensiones amenazan con fracturar la coalición de la 4T en el Congreso y en los estados.

Divorcio anunciado: la fractura entre Morena y el PT

La alianza que dio vida a la llamada Cuarta Transformación atraviesa su momento más frágil. En el Congreso, en las calles y en los acuerdos electorales, el Partido del Trabajo (PT) ha comenzado a cuestionar abiertamente a su socio mayoritario, Morena, evidenciando que el proyecto que ambos construyeron desde 2017 padece hoy una disputa por poder, reconocimiento y congruencia ideológica.

No se trata de una ruptura inmediata, pero sí de un distanciamiento que revela un malestar profundo y creciente.

Mientras Morena abraza una estrategia pragmática y funcional, el PT reclama el reconocimiento a una lealtad que no siempre ha sido recompensada. En ese intersticio entre poder y principios se libra una batalla que podría redefinir el futuro de la coalición.

EL MALESTAR QUE SE COCINA EN SAN LÁZARO

En la Cámara de Diputados, las diferencias se han vuelto visibles y ruidosas. El coordinador del PT, Reginaldo Sandoval, lo advirtió desde enero: el trato de Morena hacia su partido está marcado por la soberbia.

El 25 de febrero, el PT llevó su descontento al pleno y acusó a legisladores morenistas de recibir sobornos, rompiendo con una tradición de silencio cómplice entre aliados.

El voto dividido en el desafuero de Cuauhtémoc Blanco, la protesta por la visita del presidente del Parlamento marroquí y la queja por la actuación de la funcionaria Cristal Pelayo, que rebasó a la Comisión de Relaciones Exteriores del PT, son apenas la punta de un iceberg que se forma desde hace meses.

El reparto desigual de espacios físicos en el recinto legislativo, la apropiación de comités técnicos y el nombramiento de perfiles cercanos a Morena en puestos clave sin consultar a sus aliados, han sido interpretados por el PT como un “agandalle institucionalizado”.

UNA ALIANZA EROSIONADA DESDE LOS ESTADOS

El conflicto se ha trasladado también al plano local. En Veracruz, la negativa de Morena a ceder municipios clave dinamitó la alianza con el PT. En Michoacán, el gobierno morenista desplazó a cuadros petistas del gabinete.

En Oaxaca, el apoyo del gobernador Salomón Jara al Partido Verde en detrimento del PT provocó una fractura interna que evidencia cómo Morena privilegia la relación con un aliado que, a decir de Sandoval, “siempre dice lo que usted me diga”.

La declaración no es inocente. Muestra que el PT se asume como un actor crítico, de principios, y acusa que el Verde Ecologista ha recibido trato preferencial en todo el país. Ese diferencial en el reparto de candidaturas, posiciones y recursos es, para los petistas, una señal de que Morena se aleja de su origen y se acerca al pragmatismo de conveniencia.

RECLAMOS DE MEMORIA HISTÓRICA

En el discurso del PT hay una constante: el reclamo de memoria. Recuerdan que en el año 2000 respaldaron a Andrés Manuel López Obrador en su candidatura a jefe de Gobierno, que lo acompañaron en 2006 y 2012, y que fueron de los primeros en apoyarlo cuando fundó Morena. “Nosotros somos la vanguardia de la 4T”, dice Sandoval, con la voz de quien no olvida ni perdona.

El PT también ha comenzado a expresar posturas críticas hacia el desempeño económico y social del gobierno: el capital financiero ha sido el gran ganador de la 4T, acusan. Preguntan por qué no se ha regulado con mayor firmeza a los bancos, por qué se permiten comisiones abusivas. Estos cuestionamientos, antes impensables en voz de un aliado, hoy configuran una narrativa de disidencia desde adentro.

UN DIVORCIO QUE PUEDE COSTAR CARO

El dilema para Morena no es menor. En 2021, la falta de acuerdos con sus aliados provocó la pérdida de la mayoría calificada en la Cámara de Diputados. Si la historia se repite en 2024, las reformas constitucionales que la llamada Cuarta Transformación considera prioritarias podrían quedar en el limbo.

El PT ya avisó. Si no hay respeto ni espacio para la negociación, pueden romper. Y esa fractura podría ser fatal en estados clave como Veracruz, Oaxaca o Michoacán. El propio Sandoval lo dice sin rodeos: “lo hacemos público para que luego no nos acusen de no haber avisado”.

Morena tiene aún margen para recomponer. Pero el tiempo se agota. Y el PT, aunque minoritario, ha demostrado que puede marcar la diferencia en la balanza del poder.

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