De Primera Mano | El ex gobernador Carlos Merino sigue sin ser molestado por La Barredora

Por Rodulfo Reyes

Aunque su nombre aparece en la carpeta de investigación en contra de Hernán Bermúdez Requena, señalado como cabecilla de La Barredora, el ex gobernador interino Carlos Merino Campos continúa sin ser molestado.

Pese a los señalamientos de haber estado al tanto de las actividades del grupo criminal que sembró el terror en Tabasco durante el mandato de Adán Augusto López Hernández, Merino sigue despachando con normalidad como director general de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA).

El testigo colaborador de la Fiscalía General de la República (FGR), identificado como Tomás “N”, alias El Lic Tomasín, habría involucrado directamente a Merino. No es menor: El Lic Tomasín fue uno de los operadores que participó en la estructura de La Barredora y que, tras su detención, accedió a colaborar con las autoridades. Según su testimonio, Merino —viejo aliado político de Adán López— tenía conocimiento de los acuerdos que mantenía Hernán Bermúdez con los jefes criminales para “pacificar” la entidad a finales de 2023.

NEGACIÓN PÚBLICA Y OMISIONES

El 21 de julio de 2025, Merino fue entrevistado por Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula y negó estar al tanto de la doble vida del entonces secretario de Seguridad.
Afirmó que Bermúdez Requena “fue un secretario más del gabinete”, y que su administración se caracterizó por el trabajo en equipo “por el bien de Tabasco”.
Merino defendió su decisión de mantener al funcionario en el cargo, asegurando que solo dio continuidad a la administración anterior y negó haberlo ratificado.

Sin embargo, los documentos judiciales muestran otra realidad. En el expediente criminal se incluye la declaración de un mando identificado como “El JJ”, quien confesó que, bajo las órdenes de Bermúdez, los cuerpos de las víctimas eran abandonados en Chiapas o Campeche, para evitar que los homicidios fueran contabilizados en las cifras de Tabasco.

Otro testimonio, atribuido al “secretario particular” de Bermúdez, indica que Merino estaba enterado de la estructura criminal y de su modo de operar.

REUNIONES EN LA SOMBRA

De acuerdo con las declaraciones de El Lic Tomasín, a finales de diciembre de 2023, cuando La Barredora se dividió, Merino pidió a Bermúdez que mediara entre los grupos en disputa. “El gobernador pidió pacificar el estado”, habría dicho el testigo, pues el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador pasaría las vacaciones en Tabasco.

El 3 de enero de 2025, a petición de Merino, Bermúdez se reunió con El Prada, otro jefe del grupo, para buscar una tregua. No hubo acuerdo.
Un día después, el 4 de enero, Merino exigió la renuncia de Bermúdez Requena, quien finalmente dejó el cargo el 5 de enero. Pero el daño ya estaba hecho: los enfrentamientos escalaron y la violencia alcanzó niveles inéditos en la entidad.

Para inicios de 2025, Tabasco figuraba entre los primeros lugares nacionales en homicidios dolosos, junto a Sinaloa y Guanajuato, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

SILENCIO POLÍTICO Y ALIANZAS INCÓMODAS

Desde entonces, tanto Adán López como Carlos Merino han intentado deslindarse de cualquier vínculo con La Barredora. El senador asegura que supo de la organización hasta que ya era secretario de Gobernación, aunque su dicho se contradice con hechos verificables: desde 2019 comenzaron a aparecer narcomantas firmadas por La Barredora, cuando Adán encabezaba las mesas de seguridad en Plaza de Armas.

En esas reuniones —según fuentes federales—, se reportaban las primeras ejecuciones y levantones relacionados con ese grupo.

Aun así, ambos exmandatarios sostienen que Bermúdez “bajó los índices delictivos”, una versión desmentida en los documentos judiciales.

PREMIOS Y REGRESOS

Pese a haber sido operador político de Adán López en la interna de Morena —cuando el lema “estamos a gusto” fue usado como guiño de lealtad—, Merino no sufrió consecuencias.
Por el contrario, fue premiado con la dirección de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA).

Ya en el cargo, nombró como subdirector a Juan Carlos Castillejos, un personaje polémico que en los años 80 encabezó una campaña de guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador, firmando incluso la versión falsa de que el hoy presidente habría asesinado a su hermano.

Cuestionado al respecto, Merino minimizó el hecho: “Lo escribió al calor de las campañas”, dijo, en una frase que revela más de lo que oculta.

El silencio de Merino y Adán no sólo es político: es histórico. En los expedientes judiciales sobre La Barredora se encuentran los rastros de un sistema de complicidades que, por ahora, sigue sin alcanzar a quienes fueron sus principales beneficiarios.

Mientras tanto, Carlos Merino, hoy desde ASA, mantiene la misma calma con la que en otro tiempo administró la violencia.
En Tabasco, el eco de La Barredora sigue soplando. Pero nadie parece querer escucharlo.

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