NACAJUCA.— En tiempos donde las crisis de seguridad, rezago social y fragmentación comunitaria parecen devorarlo todo en el país, hay decisiones de gobierno que pueden pasar desapercibidas entre los titulares del día, pero que están hechas para transformar de raíz.
La colocación de la primera piedra del Plantel 52 del Colegio de Bachilleres de Tabasco (Cobatab), en Pomoca, Nacajuca, puede parecer un acto ceremonial más. No lo es. Si uno lo observa con más profundidad, representa una estrategia silenciosa pero potente para blindar el presente y abrirle camino al futuro.
Lo que Javier May Rodríguez, gobernador de Tabasco, hizo este lunes no fue simplemente iniciar una obra pública. Lo que hizo fue cumplir una promesa clave de su administración, una de las más simbólicas: llevar la educación media a zonas donde la oferta educativa aún no alcanza para todos.
En POMOCA, #Nacajuca, colocamos la primera piedra del Plantel 52 del Colegio de Bachilleres de Tabasco, obra que simboliza futuro, esperanza y transformación para las juventudes tabasqueñas. pic.twitter.com/uXkt016JL0
— JAVIER MAY (@TabascoJavier) May 28, 2025
Y lo hizo con una lógica que rara vez permea en el discurso político: entendiendo que una escuela bien equipada no solo forma estudiantes, también previene delitos, reconstituye el tejido social y combate, desde sus cimientos, la exclusión.
LO QUE TENDRÁ EL NUEVO PLANTEL DEL COBATAB EN POMOCA
· Barda perimetral, andadores y áreas verdes
· 18 aulas educativas para 35 alumnos cada una
· Laboratorio de cómputo
· Laboratorio de idiomas
· Taller de robótica
· Laboratorio multidisciplinario
· Auditorio y bodega
· Módulo sanitario (mujeres, hombres, discapacitados)
· Plaza cívica techada
· Cancha de usos múltiples y de fútbol
· Estacionamiento
Nacajuca ha sido, en distintos momentos, territorio complejo, con márgenes donde el desarrollo no siempre llega y donde la delincuencia organizada ha intentado sembrar presencia. En ese contexto, levantar una infraestructura escolar moderna, digna, funcional —con laboratorio de idiomas, robótica, auditorio, plazas cívicas, canchas y accesos incluyentes— no es una obra cualquiera: es una declaración de Estado.
La educación, como política pública, ha sido muchas veces el eslogan de gobiernos que no construyen nada. Pero aquí, el dato no miente: más de 70 millones de pesos serán invertidos en un plantel con capacidad para cientos de jóvenes. Se trata de una de las 17 escuelas de educación media superior comprometidas por esta administración. Y es también una apuesta inteligente en términos de seguridad social.
DONDE HAY AULAS, HAY PAZ
Los datos son claros. En México, los municipios con mayor acceso a educación media y superior registran menor incidencia delictiva en jóvenes de entre 15 y 24 años. El abandono escolar, en cambio, multiplica la vulnerabilidad: más horas en la calle, más contacto con economías ilegales, más riesgo de reclutamiento por parte del crimen organizado. Es por eso que cada ladrillo de una preparatoria es también una barricada contra la violencia.
El fraccionamiento Pomoca, en Nacajuca, ha crecido de manera explosiva en la última década. Aglutina a más de 31 mil personas, muchas provenientes de zonas marginadas, desplazadas o en búsqueda de oportunidades.
Pero hasta ahora, los jóvenes de la zona tenían que trasladarse a otras comunidades para cursar el bachillerato, con los costos, riesgos y limitaciones que eso implica. Con este nuevo plantel, el Estado se hace presente donde antes solo había abandono.
UNA VISIÓN DE LARGO PLAZO
May Rodríguez ha insistido desde el inicio de su administración en que “invertir en educación es invertir en paz, desarrollo y futuro”. La frase, que podría sonar a manual de campaña, cobra fuerza cuando se acompaña con acciones concretas.
A diferencia de los megaproyectos o los grandes anuncios, la infraestructura educativa tiene un efecto directo e inmediato en la calidad de vida de las comunidades, genera empleos en su construcción y forma capital humano a largo plazo.
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Y eso no lo dice solo el gobierno. La propia secretaria de Educación, Patricia Iparrea, señaló durante el acto que Tabasco está avanzando hacia un modelo de educación más incluyente, equitativo y territorialmente justo.
Y tiene razón. La apuesta de construir escuelas cerca de los estudiantes, en vez de concentrar la oferta en cabeceras municipales, es uno de los cambios más significativos y necesarios que puede implementar una política educativa de transformación real.
Con el secretario de Ordenamiento Territorial y Obras Públicas, Daniel Casasús, señalando que en este año se invertirán más de 320 millones de pesos en infraestructura educativa en todo el estado, se dibuja una intención clara: revertir el abandono histórico en materia escolar, especialmente en comunidades rurales o periféricas.
EL DESAFÍO SIGUE: NO SOLO CONSTRUIR, TAMBIÉN SOSTENER
Es cierto: levantar un plantel escolar es apenas el primer paso. El verdadero reto vendrá después: mantenerlo, dotarlo de maestros capacitados, materiales adecuados, vigilancia, conectividad, y un entorno seguro. El peligro del deterioro por abandono institucional está siempre al acecho. Por eso, el seguimiento y la transparencia son claves.
Estamos mejorando la educación en Tabasco, por eso entregamos los edificios A y B a la Telesecundaria Juan de la Barrera en Comalcalco, brindando a estudiantes y docentes espacios más seguros y funcionales.
— JAVIER MAY (@TabascoJavier) May 28, 2025
Porque en #Tabasco la transformación se construye desde las aulas. pic.twitter.com/e4ElHlE3uI
Sin embargo, que un gobernador coloque personalmente la primera piedra, que haya una ruta de construcción en dos etapas, con fechas claras —septiembre de 2025 y febrero de 2026—, y que lo haga en un municipio históricamente marginado, no es un acto menor. Tampoco lo es que el plantel cuente con taller de robótica, laboratorio multidisciplinario y accesos para personas con discapacidad. Esos detalles revelan una visión más moderna y menos asistencialista de lo que debe ser una escuela pública.
En resumen, Tabasco no puede permitirse perder otra generación en el desierto del rezago educativo. Y con esta acción, el Gobierno del Pueblo da señales de que sí hay una agenda de largo aliento. Que no todo se trata de lo inmediato, sino de sentar bases duraderas. Donde antes hubo abandono, ahora se construye dignidad.
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