En un país donde el sector primario suele ocupar los márgenes de la agenda pública, cada acción que fortalece al campo adquiere un valor estratégico.
El reciente programa de “Mantenimiento de cercos perimetrales” en el municipio de Centro, encabezado por la alcaldesa Yolanda Osuna Huerta, es más que la entrega de insumos: se trata de una apuesta por la economía familiar, la seguridad patrimonial y la estabilidad del tejido social.
El ángulo noticioso está claro —750 paquetes entregados a productores pecuarios—, pero el análisis revela un enfoque de política local con implicaciones de mayor calado.
Apoyamos a las y los productores del campo con la entrega de 750 paquetes del programa "Mantenimiento de Cercos Perimetrales", a un costo accesible. Seguimos cumpliendo nuestro compromiso de brindarles respaldo para mejorar su bienestar y el de sus familias, y para que el campo… pic.twitter.com/fBcb6E7ikd
— Yolanda Osuna Huerta (@YolandaOsunaH) September 2, 2025
INSUMOS Y SIMBOLISMO
Los paquetes —dos rollos de alambre y cuatro kilos de grapas galvanizadas— parecen modestos, pero su impacto es doble.
Por un lado, permiten a las familias proteger ganado y delimitaciones de tierra, evitando pérdidas económicas que erosionan patrimonios rurales. Por otro, envían una señal de acompañamiento gubernamental a quienes sostienen la base productiva del municipio.
En Centro, los beneficiarios —provenientes de 130 comunidades rurales y 33 colonias populares— representan un mosaico de pequeños productores que a menudo quedan fuera de los grandes programas federales.
La inversión de 2.5 millones de pesos puede leerse como un estímulo directo a la economía local: cada cerco mantenido es una inversión en seguridad alimentaria y en confianza.
EL EFECTO MULTIPLICADOR
El programa no solo busca “dar”, sino multiplicar efectos. La lógica es sencilla: apoyar lo básico —un cerco que protege ganado y tierra— evita pérdidas mayores, sostiene cadenas de valor y libera recursos familiares para otros gastos productivos.
El acompañamiento de la Asociación Ganadera Local de Centro, a través de su tesorero Alexis Ramírez Castro, refuerza la visión de que la política pública local no puede desligarse de la organización productiva.
Este puente entre autoridades y productores es el que genera condiciones para que la inversión pública trascienda el asistencialismo y se convierta en plataforma de desarrollo.
FINANZAS SANAS, CAMPO ACTIVO
La administración municipal subraya que estas acciones son posibles gracias a unas finanzas públicas sanas. Aquí el análisis adquiere otra dimensión: mientras otros municipios enfrentan restricciones presupuestales, Centro busca invertir en infraestructura y en programas productivos como la mecanización de tierras, la siembra de alevines o el impulso a traspatios.
La lectura económica es clara: un municipio que invierte en su campo diversifica su economía, mejora la resiliencia social y genera estabilidad política.
En un estado donde los indicadores de marginación y desempleo rural han sido persistentes, la inversión local en el sector primario actúa como correctivo y como amortiguador.
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LA CADENA DE VALOR
Osuna Huerta lo sintetizó en un planteamiento estratégico: acompañar al productor “desde lo básico hasta lo estratégico”. En la práctica, significa que el cerco entregado hoy debe vincularse con programas de comercialización, capacitación y acceso a mercados. Solo así la inversión municipal se traducirá en un círculo virtuoso que genere ingresos y oportunidades.
La visión no es menor: si bien el campo tabasqueño enfrenta retos estructurales como la baja productividad o la vulnerabilidad climática, la política municipal puede marcar diferencias locales cuando articula apoyos con visión de cadena de valor.
TESTIMONIOS Y CONFIANZA
El reconocimiento de los beneficiarios —como José Francisco Ruiz, de la ranchería Estanzuela Primera Sección— no se limita al agradecimiento por un insumo. Expresa algo más profundo: la reconstrucción de la confianza en el gobierno local.
Y en un entorno donde la política rural suele asociarse al incumplimiento, la entrega tangible y focalizada refuerza un activo político difícil de medir, pero clave para la gobernabilidad.
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