Villahermosa amaneció el sábado con un cielo plomizo y un aire pesado, como si la ciudad misma presintiera el peso de las palabras y las emociones que resonarían más tarde. En las calles, el blanco dominaba, no por la luz, sino por las camisetas, los vestidos y las pancartas de miles de tabasqueños que, convocados por Morena, decidieron marchar en busca de un mensaje de unidad y esperanza en tiempos oscuros.
Como confirmando la más reciente medición del Inegi, que coloca a Villahermosa a la cabeza en la percepción de inseguridad en el país —pasando de un 69.5% en diciembre de 2023 a un alarmante 95.3 por ciento en el mismo mes del año pasado— las autoridades confirmaban este sábado 25 el asesinato del periodista y catedrático Alejandro Gallegos León. Su cuerpo fue hallado a un costado de la carretera al poblado C-28, en Cárdenas, víctima de varios disparos.
La noticia cayó como un balde de agua fría, manchando de sangre una jornada que debía simbolizar la esperanza. La muerte de Gallegos León no era una cifra más en las estadísticas; era el recordatorio crudo de la urgencia por atender la inseguridad que azota Tabasco.
“LA PAZ NECESITA DE TODOS”
Jesús Selván García, líder estatal de Morena, fue claro desde el estrado: “Esta lucha por la paz y la seguridad no puede ser tarea exclusiva de los gobernantes. Nos necesita a todos”, proclamó.
Su discurso, cargado de llamados a la unidad, también fue un recordatorio de las heridas abiertas en Tabasco, esas que, según él, son la herencia de una corrupción política que permitió que el crimen organizado se infiltrara en las instituciones.
Selván no dudó en respaldar al gobernador Javier May, quien lleva apenas cuatro meses al frente del estado. “Nuestra presidenta Claudia Sheinbaum y nuestro gobernador Javier May no están solos, porque somos más los que queremos la paz”, afirmó con voz firme, mientras la multitud respondía con aplausos.
EMPRESARIOS Y SINDICATOS ALZAN LA VOZ
José María Bastar Camelo, presidente de Coparmex Tabasco, tomó el micrófono en la Plaza de Armas para respaldar al gobierno, pero también lanzó una advertencia: “No podemos bajar la guardia.
Cada negocio que cierra representa una familia afectada y un empleo perdido”, dijo. Sus palabras reflejaron la realidad económica del estado, donde la violencia no solo cobra vidas, sino también oportunidades.
Los sindicatos y organizaciones sociales no se quedaron atrás. Sus líderes, como Auldárico Hernández Gerónimo, acusaron la existencia de “fuerzas oscuras” que intentan desestabilizar al gobierno. “Esto es como sacar a pasear al tigre. La soberanía es del pueblo, y el pueblo tiene que defenderla”, declaró con un tono entre metafórico y desafiante.
CULPAS DEL PASADO Y PROMESAS DEL PRESENTE
La gestión de Javier May no ha estado exenta de polémica. Desde que asumió el cargo, ha señalado con firmeza los errores del pasado, particularmente los cometidos por su antecesor, Adán Augusto López Hernández, a quien culpa de nombrar a Hernán Bermúdez Requena como titular de Seguridad Pública, a pesar de sus presuntos vínculos con el crimen organizado.
“Nosotros nunca vamos a pactar con la delincuencia organizada. Va a haber cero impunidad”, declaró May en noviembre pasado. Su promesa, aunque contundente, carga con el peso de un estado donde el Cártel de Jalisco Nueva Generación y “La Barredora” mantienen una sangrienta disputa por el control del territorio.
UN MENSAJE DE ESPERANZA EN TIEMPOS DE TURBULENCIA
La marcha terminó, pero el mensaje quedó. Villahermosa, una ciudad acostumbrada a la adversidad, vivió un momento de unión. Entre discursos, aplausos y demandas, quedó claro que la paz no será fácil de alcanzar, pero tampoco es inalcanzable.
Mientras la multitud se dispersaba, quedaba una sensación en el aire: como el Grijalva, Tabasco sigue fluyendo, sorteando piedras y turbulencias. El desafío ahora será convertir este río blanco en acciones concretas que devuelvan la tranquilidad a sus habitantes.
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