Un tráiler con tuberías llega a Villahermosa como parte de las obras de agua potable impulsadas por el Ayuntamiento de Centro, que beneficiarán a más de 100 mil habitantes.

Obras de agua en Centro: inversión y planeación para saldar deuda histórica

En Villahermosa, donde el agua abundante de los ríos suele contrastar con la escasez en los hogares, se libra silenciosamente una de las batallas más significativas del presente.

La alcaldesa Yolanda Osuna Huerta ha colocado al agua potable en el centro de su gestión, no sólo como un servicio básico, sino como un bien político, social y estratégico. Ahí está la clave del anuncio más reciente: la construcción simultánea de tres líneas de conducción que beneficiarán a más de 100 mil habitantes.

La decisión de invertir más de 48 millones de pesos en estas obras puede leerse como un acto de gobierno pragmático, pero también como una apuesta de largo alcance: enfrentar un rezago histórico que había convertido al suministro de agua en la mayor crítica contra los gobiernos municipales.

UNA DEUDA HISTÓRICA

La paradoja tabasqueña siempre fue cruel: tener ríos caudalosos, lagunas abundantes y, al mismo tiempo, colonias enteras sin agua. En zonas como 18 de Marzo, Guadalupe Borja, Río Viejo o Miguel Hidalgo, abrir la llave equivalía muchas veces a enfrentarse con aire o con un chorro turbio e intermitente.

El arranque de los trabajos en la isleta del periférico Carlos Pellicer Cámara busca revertir esa memoria colectiva. Al poner en marcha líneas de más de 4 mil 500 metros de conducción, Osuna Huerta responde a una exigencia que parecía enquistada en la vida cotidiana de Villahermosa: tener agua clara y constante.

No es un detalle menor que los proyectos estén enlazados con obras mayores como el Acueducto Usumacinta y la planta potabilizadora Carrizal II. La lógica es clara: resolver de raíz un problema que hasta hace poco parecía condenado a la resignación.

La alcaldesa Yolanda Osuna Huerta da el banderazo a las obras de conducción de agua potable en Villahermosa, con inversión de más de 48 millones de pesos.

EL PESO SIMBÓLICO

Los habitantes reconocen la magnitud del paso. “Es un recurso que quedará enterrado, pero lo valoramos infinitamente”, expresó la delegada Elizabeth García García al agradecer el esfuerzo.

La frase sintetiza el dilema político de la infraestructura: se trata de obras invisibles, de tuberías que no se ven y que, sin embargo, sostienen la vida de las ciudades.

El gesto tiene también un componente político. En un estado donde el escrutinio ciudadano es riguroso y la paciencia escasa, atender un reclamo elemental como el agua potable equivale a reforzar la confianza. El mensaje es sutil: donde hubo omisión, ahora hay planeación. Donde hubo excusas, ahora hay resultados.

ESTRATEGIA DE CONTINUIDAD

La apuesta no es aislada. Desde enero, con la puesta en marcha del Acueducto Carrizal, la narrativa cambió: por primera vez en décadas,

Villahermosa se conecta con un sistema capaz de garantizar agua de calidad incluso en temporadas de turbiedad extrema en el río Grijalva. La capacidad de 2 mil litros por segundo alcanzó ya a 153 localidades.

Con el arranque de las tres nuevas líneas, la administración local consolida una política pública que va más allá del ciclo político. En sus palabras, Osuna Huerta ha insistido en una visión de futuro, donde el agua no sea un privilegio de pocos, sino un derecho garantizado para todos.

LO QUE ESTÁ EN JUEGO

En Tabasco, hablar de agua no es sólo un asunto técnico: es también un problema de confianza, de equidad y de justicia social. El reto consiste en demostrar que las obras no son paliativos, sino soluciones estructurales.

Si el Acueducto Usumacinta y las plantas potabilizadoras logran consolidarse, Villahermosa podría dejar de ser un ejemplo de contradicción –ríos abundantes y llaves secas– para convertirse en un referente de planeación hídrica en el sureste. El desafío es tan grande como la oportunidad.

La alcaldesa lo sabe: su capital político depende, en buena medida, de que esas tuberías enterradas fluyan con el líquido que la ciudad ha reclamado durante generaciones.


MEGAPROYECTOS VINCULADOS

  • Acueducto Usumacinta: 2 mil l/s de capacidad.
  • Planta Carrizal II: diseñada para garantizar suministro por varias décadas.
  • Sistema integrado: asegura agua de calidad y reduce la intermitencia en 153 localidades.

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