Durante siglos, Tabasco vivió de sus ríos. Desde los tiempos prehispánicos hasta bien entrado el siglo XX, el transporte fluvial fue la columna vertebral del comercio, la movilidad y la identidad del estado.
Sin embargo, la modernización trajo consigo una paradoja: la construcción de carreteras y puentes relegó a los ríos al olvido.
Ahora, con el nuevo Plan de Movilidad del gobernador Javier May Rodríguez, el estado parece dispuesto a recuperar su vocación fluvial, no solo como un medio de transporte, sino como un eje de conectividad con alcances económicos y ambientales.
TRANSPORTE FLUVIAL VUELVE
El pasado 4 de marzo, Javier May Rodríguez instaló el Consejo Estatal de Movilidad, un organismo que integrará a representantes del sector público, privado, académico y social para delinear estrategias de transporte en la entidad.


En la imagen izquierda el barco El Carmen atracado en un muelle del malecón del río Grijalva de Villahermosa. A la derecha un moderno ferri de los utilizados para transportar pasajeros a las islas Cozumel e Isla Mujeres, en Quintana Roo.
El anuncio más llamativo fue la implementación de transporte fluvial en los ríos Grijalva y Carrizal, un esquema que busca descongestionar el tráfico en Villahermosa y conectar nueve municipios donde se concentra casi el 90% de la población tabasqueña.
Esta iniciativa se enmarca en un plan más amplio que también incluye la construcción del Tren de Dos Bocas a Estación Chontalpa y el Puerto de Frontera, la rehabilitación de la carretera Paraíso-Reforma, la modernización de la vía Villahermosa-Frontera, y la ampliación de la autopista Macuspana-Escárcega.
En términos de infraestructura, no cabe duda de que estas obras generarían un impacto significativo en la inversión, el turismo y la movilidad de la región.
LA ERA DORADA DEL RÍO
Desde tiempos prehispánicos, los ríos han sido las principales vías de comunicación en Tabasco. A lo largo de los siglos, la navegación permitió conectar la sierra con el Golfo de México, facilitando el comercio, el transporte de personas y el desarrollo de la región.
Periodo | Medios de Transporte Fluvial | Usos Principales | Motivo de Declive o Cambio |
---|---|---|---|
Época prehispánica | Canoas y cayucos | Transporte de personas y comercio local | Persistencia hasta la actualidad |
Siglo XIX – XX | Barcos de vapor, balandros, falcas | Comercio interregional, cabotaje y pasajeros | Avance del transporte terrestre |
1950 – 1980 | Pangas, ferrys | Cruces fluviales, transporte de carga | Construcción de puentes y carreteras |
1980 – 2020 | Uso reducido a turismo y pesca | Turismo en ríos y lagunas | Falta de inversión en transporte público fluvial |
2025 en adelante | Proyecto de movilidad con embarcaciones modernas | Transporte público, comercio y turismo | Retos en infraestructura y operación |
Los ríos Grijalva, Carrizal, Mezcalapa y Usumacinta fueron las primeras autopistas naturales de los pueblos indígenas. Para los yokot’an (chontales de Tabasco), el jukub (cayuco) fue una embarcación esencial para moverse con rapidez en ríos y lagunas.
De hecho, cuando Hernán Cortés llegó a Centla en 1519, se encontró con guerreros indígenas navegando en sus cayucos de madera, listos para defender su territorio.
Durante la época colonial, el transporte fluvial no evolucionó significativamente, pero en el siglo XIX, con la llegada de la tecnología de vapor, los buques fluviales se convirtieron en los protagonistas de la navegación tabasqueña.
Guillermo H. Brown estableció en 1830 el primer servicio de barcos de vapor, inaugurando una era de transporte que impulsó el comercio entre Tabasco y otros estados del Golfo de México.
Los astilleros de Frontera construyeron legendarios barcos de vapor como el Sánchez Mármol, Canuto Bulnes, Truxtun y el Clara Ramos, que transportaban maíz, cacao, copra y pasajeros. Hasta mediados del siglo XX, las falcas y pangas fueron parte del paisaje cotidiano, permitiendo el cruce de personas y mercancías en diversos puntos del estado.
Sin embargo, la construcción de puentes y carreteras en los años 80 durante el gobierno de Enrique González Pedrero provocó la desaparición progresiva de este sistema de transporte. Tabasco, que por siglos dependió de sus ríos, terminó por volcarse completamente al transporte terrestre.
UN RETO Y UNA OPORTUNIDAD
Hoy, el gobierno de Javier May Rodríguez busca revivir la tradición fluvial, integrándola al sistema de movilidad del estado. Pero esta iniciativa no solo representa un avance en materia de transporte, sino también una oportunidad para recuperar el papel de los ríos en la economía y el medio ambiente.
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Más allá de facilitar la movilidad urbana y regional, el regreso del transporte fluvial tiene el potencial de impactar positivamente el comercio, el turismo y la conservación del agua:
• Revitalización del comercio local y regional: Con un sistema de transporte eficiente en los ríos, Tabasco podría fortalecer sus conexiones comerciales con el sureste del país y los puertos del Golfo de México, abriendo oportunidades para el comercio interior.
• Impulso al turismo: El turismo fluvial ha sido infrautilizado en el estado. Con la rehabilitación de rutas navegables, podrían crearse nuevas experiencias turísticas y culturales.
• Mayor conciencia ambiental: Volver a mirar hacia los ríos significa también comprometerse con su conservación y saneamiento, lo que podría incentivar políticas de restauración ecológica y mejores prácticas de manejo del agua.
No obstante, este renacer del transporte fluvial deberá superar desafíos importantes, como la falta de infraestructura portuaria, la adaptación del sistema a las condiciones hídricas y la integración con otros medios de transporte.
Si el proyecto se implementa con la planificación adecuada, Tabasco podría recuperar su histórica vocación fluvial, adaptándola a las necesidades de movilidad del siglo XXI y consolidando un modelo de desarrollo que haga de los ríos un eje de crecimiento sostenible.
EL FUTURO ESTÁ EN LOS RÍOS
El Plan de Movilidad de Tabasco representa una apuesta audaz para modernizar el sistema de transporte en el estado. La integración de transporte fluvial, ferroviario y la rehabilitación de carreteras podría marcar el inicio de una nueva era en la conectividad estatal, beneficiando a nueve municipios que concentran el 90% de la población.
Pero su potencial va más allá de mejorar la movilidad. Si se ejecuta correctamente, este proyecto podría reactivar el comercio, impulsar el turismo y generar una nueva cultura de respeto y aprovechamiento sostenible de los cuerpos de agua en Tabasco.
Si estos elementos se alinean correctamente, Tabasco podría convertirse en un referente nacional de movilidad y desarrollo fluvial. No se trata solo de construir infraestructuras, sino de recuperar una identidad que nunca debió perderse: la de un estado que vive en armonía con sus ríos.
El desafío es grande, pero la oportunidad también lo es. Si el proyecto se ejecuta con visión y disciplina, marcará un antes y un después en la movilidad y el desarrollo de Tabasco. El estado se enfrenta a la posibilidad de volver a sus raíces, pero con una mirada puesta en el futuro.
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