CDMX.— El mensaje presidencial por el 115 aniversario de la Revolución Mexicana dejó ver el enfoque que, en pleno arranque de su administración, Claudia Sheinbaum ha elegido para responder a la tensión política y a los episodios recientes de confrontación: una narrativa anclada en la historia para subrayar que, frente a la polarización y los llamados a la intervención extranjera, México no retrocederá.
Ayer, en un Zócalo rodeado por un operativo reforzado y bajo la mirada de las fuerzas armadas, la mandataria fijó postura: “El que convoca a la violencia, se equivoca; el que alienta al odio, se equivoca”. La frase, contundente y repetida, funcionó como eje del discurso y como respuesta directa a la escalada de señalamientos tras la marcha opositora del fin de semana.
En tono firme, Sheinbaum equiparó esa radicalización con el pensamiento porfirista: privilegios, autoritarismo, prensa silenciada. Y remarcó que quienes hoy defienden mano dura o buscan restaurar un modelo excluyente “no conocen la historia de México ni a su pueblo”. La estrategia retoma un recurso frecuente de Palacio Nacional en los últimos años: rebatir las provocaciones políticas desde el terreno simbólico, contrastando pasado autoritario y presente democrático.
Recordamos el inicio de la tercera transformación de nuestro país: la Revolución mexicana. Hoy caminamos junto al pueblo con honestidad y amor. México no volverá atrás, se acabaron los privilegios; la historia lo ha demostrado una y otra vez: guiados por nuestros principios, nada… pic.twitter.com/mVRh2dIZh7
— Claudia Sheinbaum Pardo (@Claudiashein) November 20, 2025
MENSAJE CENTRAL
Más allá del mensaje político, la Presidenta buscó blindar la legitimidad de su administración: sostuvo que las campañas de calumnias contra su gobierno no tendrán efecto porque “la honestidad no se quiebra con mentiras”.
El gesto ocurre en un momento en el que la oposición intenta capitalizar el descontento social y en el que el propio Trump ha insinuado una posible intervención armada en México. En ese contexto, la alusión presidencial buscó tanto unidad interna como respaldo institucional.
La otra línea del discurso –cargada de contenido social– insistió en que la justicia sólo se construye en un entorno de paz. Fue un mensaje dirigido a quienes buscan normalizar la violencia como ruta política y, al mismo tiempo, un recordatorio de que la administración apostará por estabilidad antes que por confrontación.





SEÑAL MILITAR
En el acto también tomó la palabra el secretario de la Defensa, general Ricardo Trevilla, quien reivindicó el origen popular del Ejército y la modernización de las fuerzas armadas, incluida la integración de la Guardia Nacional. Subrayó el papel de las mujeres en la vida militar, en sintonía con la narrativa presidencial que busca resaltar cambios culturales dentro del Estado.
El desfile mostró también un ajuste significativo: por primera vez en años concluyó en el Monumento a la Revolución y no en Campo Marte, un movimiento que fuentes del gabinete atribuyeron a razones de seguridad tras las convocatorias recientes de grupos opositores.
¿Qué sigue? En el tablero inmediato, el gobierno buscará mantener control narrativo y político después de una semana marcada por provocaciones, marchas fallidas y discursos incendiarios. El mensaje de Sheinbaum dejó entrever que la línea será firme pero institucional: apelar a la historia, desactivar la confrontación y, sobre todo, evitar que la oposición imponga la agenda callejera.
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