Lupita Vidal, Jorge Priego y Canek recibirán el Juchimán de Plata 2025.

Entre lucha, sabor y letras, 3 juchimanes hablan del orgullo y la raíz compartida

La noche cayó sobre Villahermosa con un aire tibio y húmedo, de esos que solo Tabasco sabe conjugar. En las redes de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) aparecieron los primeros videos: tres rostros, tres vidas, tres formas de entender la raíz.

La chef Lupita Vidal, el luchador Canek y el escritor Jorge Priego Martínez hablaban a la cámara con la naturalidad de quien no finge. Detrás de cada palabra había un hilo invisible que los unía: la certeza de que el Juchimán de Plata no se entrega, se merece.

“Me siento muy honrada”, dice Lupita Vidal, con esa serenidad que solo da la cocina cuando uno ha aprendido a perder el miedo al fuego. Habla desde su restaurante, donde los aromas a cacao, pejelagarto y chipilín se mezclan con la nostalgia de lo que somos. “Yo simplemente he sido una amante de la difusión cultural”, confiesa.

No hay falsa modestia: hay memoria. Porque antes de que Tabasco apareciera en los mapas gastronómicos, Lupita ya andaba tocando puertas con una cazuela en la mano, convencida de que un guiso también puede contar una historia.

En su voz hay gratitud, pero también una responsabilidad que se siente en cada palabra. “Cada que cocino un plato, dentro o fuera del estado, lo hago para que la gente diga qué rico es Tabasco”. Lo dice con un brillo en los ojos, como si en ese instante recordara la textura del plátano frito o el olor de un pozol recién batido. Su discurso no es de chef premiada: es el de una mujer que cocina con la conciencia de estar representando a su tierra.

FUERZA Y MITO

Luego, el turno es del hombre que volvió leyenda la lucha libre mexicana: Canek. Habla con esa voz grave que se impone como su máscara. “Para mí es un logro más en mi camino”, dice, y lo que podría sonar a fórmula se vuelve verdad cuando lo mira uno a los ojos.

Detrás de esa figura inmortal hay un niño que leyó sobre un caudillo maya llamado Jacinto Canek y decidió tomar su nombre. “Después supe que significa serpiente negra, pero yo me inspiré en el rebelde”, cuenta.

El luchador tabasqueño no entiende la cultura como un recinto cerrado. “No es solo literatura o pintura —dice—, también es lucha libre, también es esfuerzo, disciplina, identidad.” Y en esa frase se cifra toda una filosofía de vida: el cuerpo como trinchera y el deporte como arte.

“Estudien —aconseja a los jóvenes—, hagan deporte, pero prepárense intelectualmente. Si el deporte falla, la cabeza los salvará.” Lo dice sin pretensiones, con la autoridad de quien ha resistido décadas sobre un cuadrilátero y aún conserva la fe en la superación.

Cuando Canek reciba el Juchimán de Plata el 19 de noviembre, cerrará un círculo que empezó en la infancia. Para él, volver a su universidad —la de todos los tabasqueños— no es un acto de vanidad, sino un reconocimiento de que el heroísmo también se forja en los gimnasios y en la soledad del esfuerzo.

PALABRAS Y MEMORIA

Y ahí está Jorge Priego Martínez, el promotor cultural, el historiador que convirtió la memoria en oficio. Habla con calma, midiendo las frases como quien pule una piedra antigua. “La cultura —dice— es todo lo que aleja al ser humano de la animalidad.” En su definición no hay pose académica, sino sabiduría de caminante: un hombre que ha visto cómo los pueblos se olvidan de sí mismos cuando dejan de contar su historia.

“Si no escribimos la historia reciente, las nuevas generaciones la van a desconocer”, advierte. No lo dice como reproche, sino como quien abre un libro para tender un puente entre los siglos. “A los jóvenes —añade— les diría que se alejen un poco de las redes sociales y que lean, pero que lean buenos libros.” Su tono no es paternalista, es fraterno. En su mundo, la lectura no es una tarea: es una forma de seguir vivos.

Cuando se le pregunta por Tabasco, sonríe. “Es orgullo, raíz, agua”, responde. Y al escucharlo uno entiende que los tres juchimanes de este año representan justamente eso: el fuego, la fuerza y la palabra. Tres elementos que, juntos, explican por qué esta tierra es más que un territorio: es una manera de mirar el mundo.

EL RÍO DE LOS JUCHIMANES

Los Juchimanes de Plata 2025 serán entregados el 19 de noviembre, en el marco del 67 aniversario de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Este año, seis personalidades recibirán la estatuilla: el poeta español Luis García Montero, el editor peruano Harold Alva Viale, la astrofísica mexicana Estela Susana Lizano Soberón, y los tres tabasqueños que simbolizan lo mejor del Edén: Lupita, Canek y Priego.

Desde 1978, cuando Andrés Iduarte y Juan Rulfo recibieron los primeros galardones, el Juchimán se convirtió en una brújula moral: un reconocimiento al talento que trasciende fronteras, pero también una lección de identidad. Cada figura de plata, de 15 centímetros, lleva grabado el nombre de quien ha hecho del arte, la ciencia o la cultura un acto de servicio.

Hay algo profundamente simbólico en que el rector Guillermo Narváez Osorio entregue este año tres premios a tabasqueños. En un tiempo donde el ruido suele imponerse a la obra, la UJAT celebra el trabajo silencioso, la disciplina, la raíz. La universidad, como el río Grijalva, reconoce que el talento no se improvisa: se cultiva, se pule y se comparte.

Así, cuando la ceremonia termine y las luces se apaguen, quedará flotando una certeza: que en Tabasco la cultura, el cuerpo y la palabra siguen teniendo quien los defienda. Que, en el fondo, todos llevamos un Juchimán de Plata dentro: esa pequeña llama que nos recuerda de dónde venimos y hacia dónde queremos ir.

WhatsApp Logo

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

×