Donald Trump reactiva su guerra comercial con aranceles del 25% a México, Canadá y China, impactando mercados y consumidores. ¿Podría esto provocar una recesión global?

Trump y el regreso de la guerra comercial: una bomba de tiempo para la economía mundial

La estrategia económica de Donald Trump ha vuelto a la palestra con una de sus herramientas más agresivas: los aranceles. En un nuevo episodio de su batalla comercial, el exmandatario ha impuesto tarifas del 25% a las importaciones de Canadá y México, al tiempo que elevó los gravámenes sobre productos chinos.

La decisión ha reconfigurado de inmediato el panorama económico, con mercados en alerta y un aumento palpable en el pesimismo de los consumidores.

Según encuestas recientes, los ciudadanos estadounidenses han comenzado a percibir con mayor claridad el impacto directo de estas medidas en sus bolsillos.

Los economistas advierten que este endurecimiento de la política comercial podría ser el catalizador de una recesión, alterando no solo las cadenas de suministro en América del Norte, sino también la estabilidad de la economía global.

UN GIRO PREDECIBLE, PERO DEVASTADOR

Las promesas de aranceles fueron una constante en la campaña de Trump y, tras su retorno al poder, se han convertido en realidad con una contundencia inesperada. “Finalmente disparó al rehén”, señala Neil Dutta, director de investigación económica de Renaissance Macro Research. La decisión de desmantelar las cadenas de suministro regionales ha trastocado de inmediato la confianza del mercado y las proyecciones de crecimiento.

Antes de esta nueva ola de aranceles, Estados Unidos mantenía una senda de crecimiento moderado pero estable, respaldada por un bajo desempleo y un consumo constante. Ahora, con una incertidumbre política en ascenso y una postura comercial cada vez más proteccionista, los riesgos de desaceleración han aumentado considerablemente.

Mohamed El-Erian, asesor económico de Allianz, destaca que la posibilidad de una recesión ya no es un mero ejercicio teórico. “Las guerras comerciales han cambiado completamente la percepción del mercado en las últimas cuatro semanas”, afirma.

IMPACTO DIRECTO EN EL BOLSILLO DE LOS ESTADOUNIDENSES

A pesar de que la administración Trump defiende los aranceles como una herramienta para fortalecer la economía, la realidad es que su aplicación genera un efecto dominó que encarece bienes de consumo básicos y afecta el poder adquisitivo de los ciudadanos. En el pasado, los aranceles de menor escala impuestos por Trump ya habían impactado negativamente a la inversión empresarial y debilitado la manufactura.

El nuevo paquete arancelario podría restar hasta un punto porcentual al crecimiento del PIB estadounidense, según estimaciones de Brad Setser, miembro senior del Consejo de Relaciones Exteriores. Esto podría traducirse en una menor generación de empleos y en un encarecimiento generalizado de los productos importados.

QUIÉNES PERDERÁN MÁS CON LOS NUEVOS ARANCELES

  • Industria automotriz: Aumento del costo de componentes importados desde México y Canadá.
  • Sector tecnológico: Encarecimiento de circuitos y semiconductores provenientes de China.
  • Consumidores: Alza en los precios de productos básicos, desde electrodomésticos hasta alimentos.
  • Exportadores estadounidenses: Represalias comerciales de países afectados.

El endurecimiento de la política comercial también coloca a la Reserva Federal en un dilema. Su presidente, Jerome Powell, ha mantenido tasas de interés altas para controlar la inflación, pero con la posibilidad de una desaceleración económica a la vista, podría verse presionado para reducirlas.

El dilema es claro: bajar las tasas podría ayudar a mitigar el impacto de los aranceles en el crecimiento, pero también podría reavivar la inflación. Si Trump mantiene su postura proteccionista, Powell podría verse obligado a tomar decisiones impopulares en cualquier dirección.

Trump ha apostado fuerte a una estrategia comercial que, según sus propias palabras, podría generar “algo de dolor” a los estadounidenses. La pregunta es cuánto dolor están dispuestos a soportar los mercados, las empresas y los ciudadanos antes de que el costo político sea demasiado alto.

Las próximas semanas serán clave para evaluar si la presión del sector privado y de los consumidores logra suavizar la postura de Trump o si, por el contrario, el mandatario está decidido a sostener su guerra comercial sin importar las consecuencias.

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