«Quien esté libre de pecado, que afilie al primer converso». Morena ha convertido su padrón en un refugio de prófugos ideológicos, donde lo mismo cabe un Murat que un Yunes. ¿Redención política o pragmatismo brutal?
La dirigencia de Luisa Alcalde y Andy López Beltrán no duda: sumar es ganar, sin importar el historial. La 4T abre las puertas a líderes obreros con pasados turbios como Pedro Haces, a gobernadores señalados por nexos con el crimen como Rubén Rocha Moya y a políticos que ayer juraban lealtad al PRI o al PAN.
La congruencia quedó atrás; la cooptación es la nueva fe. Adán Augusto López siguió el mismo libreto en Tabasco. Afilió a priistas reciclados, los convirtió en diputados o funcionarios y ahora, desde el Senado, juega a ser el portero del paraíso: Yunes, Murat, Mojica, Bellizia… una lista de conversos sin penitencia.
Morena quiere 10 millones de afiliados. ¿Cuántos de ellos creen en el proyecto y cuántos ven en la 4T solo un arca de salvación?
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