JALPA DE MÉNDEZ.— A poco más de un mes de haber asumido el cargo, el gobernador Javier May Rodríguez enfrenta el reto más arduo de su administración: la ola de violencia que ha golpeado a Tabasco en las últimas semanas. Sin embargo, lejos de permitir que las intimidaciones nublen su gobierno, May ha reafirmado su postura: no pactar con la delincuencia, a pesar de los intentos de los grupos criminales por marcar el rumbo en el estado.
“Ellos quieren mandar, quieren imponer su forma de gobierno, pero no vamos nosotros a pactar con la inseguridad”, sentenció el gobernador, dejando claro que su compromiso es con el pueblo y no con los intereses del crimen organizado.
UNA RAÍZ PROFUNDA DE INSEGURIDAD
Con la frase “la inseguridad echó mucha raíz en Tabasco” , May dio una pincelada reveladora sobre la complejidad de la situación actual. Es una declaración que apunta, sin necesidad de hacerlo explícito, a cómo la violencia en Tabasco es un fenómeno que lleva años gestándose.
La delincuencia no solo ópera en las calles, sino que, en sus palabras, “quiere imponer su forma de gobierno”. Esta del visión mandatario muestra una profunda comprensión de las dinámicas de poder en el estado y deja entrever una crítica velada a aquellos que permitieron que el crimen creciera sin control.
En medio de estas dificultades, May se ha enfocado en fortalecer la presencia de seguridad en Tabasco. La reciente Jornada de Atención al Pueblo en Villa Jalupa fue un ejemplo de esta cercanía, donde, más allá de los discursos, el gobernador reiteró su intención de atacar las causas de la inseguridad.
Con esto, no solo promete una gestión sin ataques o negociaciones, sino que muestra su intención de transformar las condiciones que alimentan al crimen.
LA VIOLENCIA RECIENTE: UN DESAFÍO INMENSO
El pasado lunes, Tabasco vivió la quinta ola de delitos en menos de dos meses; eventos que, según el vocero Fernando Vázquez Rosas, demandaron la intervención coordinada de la Policía Estatal, el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional.
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El despliegue logró controlar algunos focos de violencia en Villahermosa y sus alrededores, evitando una escalada aún mayor. No obstante, la quema de vehículos, los bloqueos en carreteras y los ataques a negocios continuaron, visibilizando el reto que enfrenta el gobierno estatal para contener la ofensiva criminal.
El gobernador Javier May, a pesar de estos incidentes, mantiene un respaldo notable. Las encuestas reflejan que su índice de aprobación se sitúa en un sólido 66.4 por ciento, colocándolo entre los gobernadores mejores evaluados del país, según Demoscopia Digital.
Este apoyo, ganado en parte por su cercanía y atención a las comunidades, le ha dado un capital político crucial en esta etapa temprana de su gestión. Los tabasqueños parecen apreciar el valor de un líder que, en lugar de ceder, se mantiene firme ante los embates de la criminalidad.
UNA ESTRATEGIA DE CERCANÍA Y SIN PACTOS
La decisión de Javier May de no pactar con el crimen organizado es un mensaje contundente y también un acto de valentía en el contexto actual. En sus recorridos, el gobernador ha reiterado que su administración se enfoca en los ciudadanos y en resolver los problemas que les afectan directamente.
“No vamos nosotros a pactar con la inseguridad”es una frase que, repetida en sus discursos, tiene el eco de una promesa y una advertencia: este gobierno no se doblega ni cede ante presiones externas.
Sin embargo, las palabras deben ir acompañadas de hechos, y May lo sabe. La seguridad en Tabasco sigue siendo un rompecabezas complicado, donde las fuerzas estatales se enfrentan no solo a los grupos criminales, sino también a una estructura de seguridad debilitada por años de permisividad.
La situación de Tabasco, donde se han detectado 800 elementos policiales reprobados en los exámenes de control de confianza, refleja la urgencia de una depuración y reestructuración profunda en las instituciones de seguridad pública.
EL RESPALDO POPULAR Y EL CAMINO POR DELANTE
El respaldo de la ciudadanía a Javier May, reflejado en las encuestas, es una señal de que su enfoque, aunque desafiante, resuena con los tabasqueños. La expectativa es clara: que este impulso inicial y la confianza depositada en él se transforman en una recuperación paulatina de la paz y la estabilidad. En ese sentido, el trabajo de su administración apenas está comenzando.
En las próximas semanas y meses, May tendrá que demostrar que su promesa de no pactar con la delincuencia va acompañada de resultados tangibles. A pesar de las sombras de violencia que rondan el estado, el gobernador sigue apostando por un gobierno transparente y comprometido con las causas ciudadanas.
La violencia, que otros han tratado de usar como herramienta para desgastar la administración, podría convertirse en el motivo que solidifique su liderazgo, siempre y cuando logre devolver la tranquilidad a los tabasqueños.
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LA SEGURIDAD Y EL GOBIERNO
- 66.4% de aprobación para el gobernador Javier May, situándolos entre los gobernadores mejores evaluados del país, lo que indica el respaldo ciudadano en medio de los desafíos de seguridad.
- Cinco olas de violencia en menos de dos meses, con incidentes en municipios clave como Centro y Comalcalco.
- 800 policías reprobados en pruebas de control de confianza , una cifra que señala el reto de fortalecer las instituciones de seguridad.