La reciente jornada de violencia que sacudió Tabasco el 7 de noviembre, según el gobernador Javier May Rodríguez, es una reacción directa de los grupos criminales frente a la estrategia de seguridad implementada por su administración.
En declaraciones contundentes, May afirmó que la captura de un importante “generador de violencia” en el estado ha desatado represalias del crimen organizado, incluyendo ataques, amenazas y mantas con mensajes intimidatorios.
May Rodríguez subrayó que el avance en las detenciones de figuras clave de la delincuencia organizada ha elevado las tensiones en el estado. “Estamos avanzando en el tema de la inseguridad”, afirmó el gobernador, señalando que el operativo fue ejecutado con apego a los derechos humanos.
Sin embargo, la ola de violencia que dejaron vehículos incendiados, cadáveres desmembrados y narcomantas ha llevado a cuestionar si la estrategia actual es capaz de contener la escalada de inseguridad. La ciudadanía exige claridad y resultados concretos en un contexto que sigue siendo alarmante.
SIN REFUERZOS FEDERALES
El gobernador reafirmó que no solicitará la intervención de más fuerzas federales para el cierre de año, confiando en que el plan de seguridad de Tabasco es suficiente para enfrentar los desafíos actuales.
“Vamos avanzando y recuperando la paz”, aseguró, enviando un mensaje de autoconfianza y fortaleza ante la crisis. En una región dominada por la violencia, esta declaración representa una apuesta arriesgada por el control del estado sin apoyo adicional, poniendo a prueba la solidez de la estrategia estatal en tiempos de máxima presión.
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NARCOMANTAS Y MENSAJES DE INTIMIDACIÓN: ¿SÍNTOMA DE ÉXITO?
En un clima de confrontación, las narcomantas y amenazas públicas han cobrado un significado de desafío para el gobierno de May Rodríguez. Según Jorge Bracamonte, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso, la delincuencia recurre a “actos reaccionarios” porque se siente acorralada.
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La estrategia de combate frontal a partir del 1 de octubre parece estar golpeando al crimen, aunque también ha generado una respuesta violenta que vuelve incierto el panorama de seguridad.
Para Tabasco, el reto será sostener esta ofensiva mientras se asegura una paz tangible en el día a día de los ciudadanos.
¿HACIA DÓNDE VA TABASCO?
Tabasco enfrenta un momento crítico en su lucha contra el crimen. La administración de Javier May Rodríguez ha elegido un camino de confrontación directa, con el riesgo de que el aumento de la violencia afecte la percepción de seguridad y estabilidad.
Este enfoque, que busca controlar la situación sin más apoyo de militares, será decisivo para el gobierno y su relación con los ciudadanos, quienes esperan ver una reducción real de la violencia en los próximos meses.