Esta mañana leí el texto de Héctor de Mauleón en El Universal, titulado con dramatismo: «Todos los infiernos en Tabasco». De Mauleón convierte 28 días de violencia en una sentencia total: «ni un día de tranquilidad han tenido los tabasqueños» desde la llegada de Javier May al gobierno. Utilizando la sangre como arma de crítica, De Mauleón —quien no consolidó su carrera de novelista, pero halló en el escándalo de la nota roja su nuevo estandarte— cuenta 60 muertos en un mes, en un 1-2 con El Universal, que ayer publicó lo mismo en género informativo, usando la desgracia como herramienta de presión política, más allá del interés periodístico. Es lamentable, pues intentan dañar la imagen de Tabasco, sus nuevas autoridades y los propósitos de sacar, por fin, al estado del hoyo en el que ha estado hundido 40 años. Criticar, sí, pero también edificar.