Con la firma de los 32 gobernadores, la CONAGO asumió corresponsabilidad en la ejecución del Plan México de Claudia Sheinbaum, un programa económico que busca blindar a México ante tensiones comerciales y fortalecer el mercado interno.

Javier May no solo respalda, sino que está ejecutando el Plan México desde Tabasco

Javier May Rodríguez ha entendido que, en política, más que los apoyos públicos valen las señales estratégicas. Quizá por eso el gobernador de Tabasco fue uno de los primeros en enfatizar la relevancia del reciente pronunciamiento de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO) en torno al Plan México propuesto por la presidenta Claudia Sheinbaum.

No es poca cosa. Y no es, sobre todo, un simple respaldo formal al viejo estilo priísta. Lo que ocurrió este jueves en la reunión de gobernadores tiene más que ver con la coordinación estratégica que con una foto de unidad.

Se trata de una operación política de alineamiento nacional ante un nuevo escenario económico global, marcado por tensiones comerciales con Estados Unidos y por la necesidad urgente de fortalecer el mercado interno.

La lectura del gobernador tabasqueño fue inmediata: con la firma de los 32 mandatarios estatales, la CONAGO no solo expresó respaldo político a Sheinbaum, sino que —quizá sin decirlo— asumió corresponsabilidad en la ejecución del Plan México, una agenda que reclama más que buenas intenciones.

UNA RECONFIGURACIÓN DEL PACTO FEDERAL

Lo que está en juego con este documento no es un simple pronunciamiento de apoyo. Lo que firmaron los gobernadores, incluidos los de oposición, fue un intento por reconfigurar el pacto federal desde una lógica de cooperación productiva.

La firma unánime le da al gobierno federal una base de gobernabilidad territorial que, en medio de amenazas externas —como los nuevos aranceles de Donald Trump— y presiones internas por infraestructura, vivienda, inflación o energía, cobra un valor político y económico mayor.

Pero también impone compromisos a los gobernadores. Porque si el Plan México busca relocalizar industrias, mejorar la infraestructura logística y fortalecer cadenas productivas en todo el país, son los gobiernos estatales los que deberán garantizar condiciones mínimas: suelo, energía, conectividad, paz laboral y eficiencia administrativa.

En esa medida, el documento de la CONAGO debe leerse no solo como un respaldo, sino como una asunción de corresponsabilidad compartida: un compromiso colectivo por hacer del Plan México algo más que una estrategia federal.

MÁS QUE UNA AGENDA, UN REDISEÑO ECONÓMICO TERRITORIAL

El Plan México —como lo explicó la presidenta Sheinbaum al presentarlo— tiene el propósito de fortalecer el mercado interno y blindar a la economía mexicana ante escenarios adversos.

Pero ese blindaje no será posible sin convertir al país en una red eficiente de regiones productivas, conectadas por trenes, energizadas por proyectos renovables, abastecidas por cadenas agroalimentarias locales.

Es ahí donde los gobernadores tienen margen de maniobra. La construcción de 15 polos de bienestar, por ejemplo, dependerá de la disposición estatal para otorgar incentivos fiscales, ordenar sus planes urbanos y facilitar trámites a inversionistas.

Los grandes proyectos de vivienda, los corredores industriales, la relocalización de fábricas o el incremento en producción de autos y medicamentos no llegarán por decreto: requerirán estados con capacidad institucional y claridad en sus prioridades.

En ese sentido, el pronunciamiento de la CONAGO es tanto una oportunidad como una prueba de madurez institucional. Porque no habrá Plan México exitoso sin estados capaces de ejecutarlo.

TABASCO, EN EL CENTRO ENERGÉTICO DE LA NUEVA ECUACIÓN

En este entramado nacional, Tabasco ocupa un lugar singular. La refinería de Dos Bocas, las inversiones en electrificación, la rehabilitación ferroviaria en el Istmo y la apertura del Tren Interoceánico colocan al estado en el mapa estratégico de la autosuficiencia energética y la integración logística.

El gobernador May Rodríguez lo sabe. Su mensaje en redes no fue protocolario. Fue político. Y apuntó con precisión: “Tabasco apoya el Plan México porque lo está construyendo desde el sur”. En otras palabras, no se trata de sumarse, sino de ser parte del núcleo que impulsa el nuevo modelo.

Cinco Claves del Documento de la CONAGO
CINCO CLAVES DEL DOCUMENTO DE LA CONAGO
1. Unidad total: Los 32 gobernadores firmaron el respaldo al Plan México, incluidos los mandatarios de oposición.
2. Carácter estratégico: El documento reconoce los 18 puntos como una hoja de ruta para la soberanía económica y energética.
3. Federalismo corresponsable: La CONAGO se compromete a coordinar políticas locales con los ejes federales del Plan.
4. Alineación con el T-MEC: El texto resalta la importancia del tratado comercial con EE.UU. y Canadá como marco para el Plan.
5. Apuesta por el bienestar regional: Se incluyen compromisos para facilitar la instalación de polos productivos y obras de infraestructura.

Lo relevante aquí no es solo la alineación con la presidenta. Es la claridad de que el sur —históricamente marginado de las grandes decisiones de política económica— está ahora en el centro de la estrategia de transformación industrial, agroalimentaria y energética.

TENSIONES COMERCIALES, COHESIÓN NACIONAL

El contexto tampoco es menor. Mientras Donald Trump —hoy virtual candidato presidencial— vuelve a amenazar con una política arancelaria agresiva, México busca blindarse mediante un programa que incentive el consumo interno, eleve la producción nacional y atraiga inversiones con relocalización de plantas.

Frente a ese entorno, el acuerdo de la CONAGO ofrece una señal de cohesión. Y es que, pese a las diferencias partidistas, los 32 gobernadores firmaron el documento, conscientes de que cualquier estrategia de defensa económica ante los Estados Unidos requiere músculo interno, pero también consenso institucional.

Es un dato político, pero también económico: cuando los gobernadores cierran filas en torno a un plan federal, facilitan la inversión, reducen el ruido político y dan certeza a quienes arriesgan su capital en las regiones.

CONCLUSIÓN: EL PACTO DETRÁS DEL PACTO

Lo que sucedió esta semana no fue una coreografía federalista para la foto. Fue un pacto detrás del pacto. Una operación de gobernabilidad para evitar la fragmentación del proyecto económico de Sheinbaum, y con ello, blindar la estrategia nacional frente a amenazas externas.

Y si el Plan México es viable, será por la coordinación que logren los gobiernos estatales en torno a sus ejes centrales. De ahí la importancia del documento firmado por la CONAGO: no es un simple apoyo institucional. Es una firma de corresponsabilidad política y administrativa.

En ese terreno, Javier May no solo aparece como uno de los promotores del acuerdo, sino como uno de sus arquitectos regionales más visibles. Tabasco tiene hoy el desafío —y la oportunidad— de traducir el respaldo político en desarrollo económico tangible.

El tiempo dirá si el Plan México es una hoja de ruta o un catálogo de buenas intenciones. Por ahora, al menos, hay una base federalista desde la cual despegar.

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