La Plaza de las Tres Culturas fue el escenario donde Morena cerró una gira nacional llena de consignas, aplausos y determinación. El aire de diciembre, cargado de historia y simbolismo, dio marco a un encuentro que no solo fue político, sino emocional.
Allí, Andrés Manuel López Beltrán, secretario de Organización de Morena, subrayó el mensaje: la transformación que inició su padre, Andrés Manuel López Obrador, necesita un partido sólido y unido para mantenerse firme.
La convocatoria no fue casual ni improvisada. Desde el templete, López Beltrán miró a la multitud con la serenidad de quien sabe que la tarea no será sencilla. “Cuidar el legado y aportar a la transformación pasa por construir partido”, dijo con énfasis, mientras el público lo ovacionaba. Sus palabras resonaban con fuerza: Morena debe ser un partido del tamaño del respaldo que recibe de millones de mexicanos.
UN RETO QUE SUENA A MISIÓN HISTÓRICA
La meta planteada es ambiciosa: afiliar y credencializar a 10 millones de ciudadanos libres y conscientes en el próximo año. López Beltrán no se detuvo en los números, sino en el mensaje detrás de ellos.
“La unidad no se decreta, se construye”, advirtió, al tiempo que subrayaba los riesgos de la división interna. Su tono era firme, pero no regañón; más bien, buscaba inspirar compromiso entre los presentes.
“Nos encontramos con una oposición moral y políticamente derrotada, pero el riesgo más grande es fortalecerla desde adentro, con nuestras propias divisiones”, sentenció.
Las palabras de Andrés Manuel hijo parecían un eco de las advertencias que su padre lanzó en su momento, pero con una adaptación a los tiempos actuales: Morena debe resistir la tentación del faccionalismo y la lucha interna por el poder.
UN AGRADECIMIENTO CHILANGO CON ACENTO TABASQUEÑO
Entre las frases más aplaudidas estuvo una que conectó profundamente con la audiencia capitalina. “Yo y mi familia seremos tabasqueños de nacimiento, pero somos chilangos por adopción y convicción”, declaró López Beltrán, mientras agradecía el apoyo que la Ciudad de México ha dado a la familia y al movimiento.
“Esta ciudad nos dio todo, y le debemos absolutamente todo”, afirmó, arrancando una ovación que resonó entre los edificios históricos que rodean la plaza.
Con una sinceridad que rayaba en lo personal, prometió dedicar su vida al bienestar de los más pobres, grabando una de las frases más icónicas de su padre: “Amor con amor se paga”. Era un momento cargado de simbolismo, un gesto de conexión emocional con una base que, aunque sólida, no puede darse por garantizada.
ENTRE APLAUSOS Y ADVERTENCIAS: EL MENSAJE DE UNIDAD
Rafael Barajas, “El Fisgón”, sumó una voz reflexiva al evento. Con su característico estilo directo, alertó sobre la fragilidad de los avances logrados. “Es cierto que la oposición está disminuida, pero no está derrotada”, dijo.
La frase cayó como un balde de agua fría entre las consignas de triunfo. Para Barajas, consolidar lo alcanzado requiere no solo de militancia, sino de estrategia y organización.
Carolina Rangel y Héctor Díaz-Polanco, integrantes de la dirigencia morenista, hicieron un recuento de los logros sociales y económicos de los gobiernos de López Obrador y Claudia Sheinbaum. Desde la destrucción de “los mitos del neoliberalismo” hasta las políticas de bienestar que han beneficiado a millones, ambos destacaron que Morena no solo es un partido político, sino un vehículo para la transformación del país.
PUNTOS CLAVE DEL DISCURSO EN TLATELOLCO
- Afiliación masiva: La meta para 2025 es afiliar y credencializar a 10 millones de ciudadanos como protagonistas del cambio verdadero.
- Unidad como prioridad: López Beltrán subrayó que el mayor riesgo de Morena es la división interna, no la oposición.
- Compromiso local: Agradeció a la Ciudad de México por ser cuna y fortaleza del movimiento, prometiendo dedicar su vida a su bienestar.
- Advertencia sobre la oposición: Rafael Barajas destacó que los avances de Morena son frágiles y requieren consolidación.
EL DESAFÍO DE UN PARTIDO EN MOVIMIENTO
Lo que ocurrió en Tlatelolco es más que un cierre de gira. Es un intento de definir el rumbo de Morena en una etapa clave de su evolución. Con López Obrador fuera de la presidencia y Claudia Sheinbaum al frente, el partido enfrenta un reto complejo: mantener su base, ampliar su alcance y evitar las fracturas que han debilitado a tantos partidos en el poder.
El mensaje de unidad no es solo retórico; es una necesidad urgente. Morena sabe que cualquier fisura interna podría ser capitalizada por una oposición que, aunque debilitada, no está dispuesta a desaparecer del panorama político.
Por eso, los llamados a la organización, la afiliación masiva y la construcción de comités en cada sección del país son estrategias que buscan blindar al partido desde la base.
Pero la verdadera prueba para Morena no será solo interna. Consolidar su legado significa mantener la conexión emocional con los ciudadanos, algo que López Beltrán y los líderes presentes buscaron reforzar en Tlatelolco.
En un espacio cargado de historia, la dirigencia morenista dejó claro que el futuro del movimiento depende de la capacidad de construir y proteger lo que ya se ha alcanzado.
CIFRAS CLAVE PARA MORENA EN 2024
Acción | Meta |
---|---|
Afiliación de nuevos miembros | 10 millones de ciudadanos |
Formación de comités seccionales | En todas las secciones del país |
Consolidación de logros sociales | Continuar programas de bienestar y apoyo. |
Unidad interna | Evitar fracturas y divisiones políticas |
EL CIERRE: UN PARTIDO QUE BUSCA TRASCENDER
Mientras las luces de la plaza se apagaban y los asistentes se dispersaban, el mensaje seguía flotando en el aire: Morena debe ser más grande que sus líderes, más fuerte que sus conflictos internos y más cercano al pueblo que nunca.
La Plaza de las Tres Culturas, un lugar que combina las huellas de México antiguo, colonial y moderno, fue el escenario perfecto para recordar que el cambio verdadero no es un momento, sino un proceso.
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