José Mujica: “Creíamos que íbamos a construir al hombre nuevo. ¡Minga!”

Pedro Gianello

publicado en El Clarín de Argentina


A días del balotaje presidencial en Uruguay y mientras se repone del tratamiento por su cáncer de esófago, José “Pepe” Mujica, ex presidente de Uruguay, recibió a El Clarín en su chacra ubicada en Rincón del Cerro, a las afueras de Montevideo.

En esta extensa conversación, Mujica reflexionó sobre sus antiguos ideales comunistas, criticó al peronismo por su manejo económico y calificó a Javier Milei como “la peor derecha”.

Con 89 años y convaleciente, Mujica mantiene su rutina diaria: manejar el tractor, actividad que, según su esposa Lucía Topolansky, le hace bien.

Ambos residen en la chacra que adquirieron tras la liberación de Mujica, quien pasó 12 años en prisión.

Durante esta entrevista, Mujica respaldó la candidatura de Yamandú Orsi y criticó al oficialismo uruguayo, haciendo un análisis sobre los desafíos políticos actuales y reflexionando sobre sus aprendizajes de vida.

Sobre la campaña y el Frente Amplio

¿Qué lo llevó a salir a ayudar a la campaña de Yamandú Orsi?

—Salí porque los compañeros del MPP (Movimiento de Participación Popular) me lo pidieron. Hice cuatro o cinco salidas, nada más.

¿Por qué tiene que ganar el Frente Amplio el domingo?

—Porque creo que hay una tarea que los gobiernos no pueden abandonar. La tendencia humana es que, si yo tengo una empresa, voy a tratar de ganar lo más que pueda, incluso recortando salarios si es necesario. Por eso tiene que haber un poder central que obligue a repartir, porque por buena voluntad no lo hacemos. Esa es la función social que debe cumplir toda economía. Hay un equilibrio que el Estado tiene que garantizar, y eso es lo que está en juego.

¿Esa es la diferencia con el candidato del gobierno?

—La gente del gobierno no es ni mala ni buena, es esclava de lo que piensa. Como dice un viejo proverbio hindú: “Los hombres vamos atrás de las ideas como la carreta detrás de los bueyes”. El presidente (Luis Lacalle Pou) lo dijo al principio: “Hay que cuidar a los malla oro (los más ricos)”, porque si ellos prosperan, supuestamente mueven la economía y beneficia a todos. Pero si el gobierno no los obliga a repartir, difícilmente lo hagan. Eso sí, si el gobierno se pasa, las empresas se van. Es un equilibrio difícil, y hace 50 años no pensaba así.

Autocrítica y reflexiones sobre el socialismo

¿El poder le hizo cambiar de idea?

—No, fue la realidad. ¿Qué significa un mundo donde la Unión Soviética se vino abajo sin que nadie tirara un tiro? Murió como un palo apolillado, indefendible. Hace 50 años creíamos en la dictadura del proletariado como solución, pero eso solo creó burocracias, peores que las burguesías porque eran parásitas. Uno tiene que aprender de la vida. Ahí está Europa Oriental, que terminó haciendo un capitalismo mafioso, el peor de todos.

¿Se identifica con un capitalismo social?

—Lucho por el desarrollo. O desarrollamos una sociedad de mercado que prepare a los jóvenes para el futuro, o quedamos en la irrelevancia, como dice Harari.

Sobre las campañas y la derecha

Uruguay es conocido por el civismo entre sus dirigentes, pero esta campaña fue más violenta, especialmente en redes.

—Sí, un poco. Las redes envenenan bastante. En Uruguay, en general, hemos cultivado respeto político, que es esencial para la convivencia. Pero hemos reducido el liberalismo solo a lo económico, olvidando su aspecto cultural de tolerancia y respeto por las diferencias.

¿La actual situación refleja una versión conservadora?

—Ahora lo único que importa es el mercado. La democracia está enferma, pero creo que tendrá una evolución institucional.

Argentina votó a Milei, EE.UU. a Trump, Brasil tuvo a Bolsonaro, ¿por qué este auge de la derecha?

—Es la peor derecha. Hay derechas conservadoras que cumplen funciones históricas y, aunque no estoy de acuerdo, las respeto. Pero ahora estamos viendo extremismos ridículos. Cuando éramos jóvenes, creíamos que cambiando las relaciones de producción y distribución íbamos a crear un hombre nuevo. ¡Minga!

¿Por qué los ciudadanos eligen más a candidatos de derecha?

—Están yendo a un extremo, y van a pagar el precio. Milei dice disparates dolorosos, pero también es cierto que quienes imprimían billetes y generaban inflación estaban locos. La hiperinflación es una de las peores enfermedades. Esto no es un problema de izquierda o derecha, es un problema de fundamentos. Y tampoco he visto autocrítica del peronismo por esto.

Sobre el Estado y su eficiencia


¿El progresismo debe rediscutir la eficiencia del Estado?

—Sí. El Estado no tiene defectos en sí mismo, refleja los defectos de quienes lo manejan. Queremos mejorar el Estado, pero también tenemos que mejorar nosotros. Eliminar el Estado no es la solución, porque no se puede poner tiburones y sardinas en la misma piscina. Debe haber un equilibrio.

Con su habitual lucidez, Mujica concluyó: “Tenemos una batalla cultural que enfrentar. La pregunta es si los humanos podemos mejorar nuestra alma. Ese es el verdadero desafío”.