El presidente Donald Trump enfrenta críticas internas y externas por su política arancelaria, que ha provocado caída de mercados, divisiones republicanas y temores de recesión. El “nuevo Trump” empieza a parecerse mucho al viejo.

Trump enfrenta su primera gran crisis del segundo mandato: aranceles, caída bursátil y fractura política

WASHINGTON.— Donald Trump ofreció una presidencia sin sobresaltos. Al menos, eso prometió cuando recuperó la Casa Blanca en 2024, vendiéndose como un ejecutivo experimentado que ahora sí “sabía cómo gobernar”.

Pero apenas tres meses después de asumir su segundo mandato, el escenario político, económico y diplomático que enfrenta es de todo, menos estable. Y lo que detonó esta vez no fue un tuit, ni una declaración, sino un decreto con impacto global: el aumento de aranceles contra decenas de países, incluidos algunos de sus aliados más cercanos.

En apariencia, Trump cree estar curando al enfermo, como lo escribió en su red Truth Social: “¡LA OPERACIÓN TERMINÓ! EL PACIENTE SOBREVIVIÓ…”. Pero las consecuencias inmediatas de su política comercial se sienten más como una recaída que como una recuperación.

La caída del mercado bursátil, el rechazo legislativo bipartidista, las tensiones diplomáticas y la creciente molestia en los bolsillos de los votantes muestran que el viejo Trump —el de los impulsos, la confrontación y la guerra comercial— ha regresado.

UNA GUERRA SIN ALIADOS, NI ESTRATEGIA CLARA

El jueves pasado, los mercados reaccionaron con una fuerte caída al anuncio arancelario. Para inversionistas y consumidores, esto no fue una señal de fortaleza, sino de riesgo. El banco JP Morgan no tardó en emitir un diagnóstico demoledor: estos aranceles representan “el mayor aumento de impuestos desde la Ley de Ingresos de 1968” y, por sí solos, “podrían llevar a la economía peligrosamente cerca de caer en una recesión”.

Los efectos de la nueva guerra comercial
LOS EFECTOS POLÍTICOS Y ECONÓMICOS DE LA NUEVA GUERRA COMERCIAL
Efecto Descripción
Caída del mercado bursátil Reacción inmediata tras el anuncio arancelario.
Rechazo legislativo Proyecto bipartidista para limitar el poder arancelario del Ejecutivo.
División republicana Senadores y estrategas se distancian del enfoque económico de Trump.
Derrotas electorales Pérdida del escaño en Wisconsin y márgenes reducidos en Florida.
Filtraciones en la Casa Blanca Escándalo en Signal e investigación al Secretario de Defensa.
Descontento ciudadano Encuestas reflejan caída en aprobación y creciente ansiedad por la inflación.

Los republicanos, hasta ahora disciplinados, también están comenzando a mostrar grietas. Varios senadores —incluidos Chuck Grassley y Shelley Moore-Capito— cuestionaron el enfoque unilateral del presidente.

Grassley, junto con la senadora demócrata Maria Cantwell, presentó un proyecto de ley que busca limitar el poder del Ejecutivo para imponer aranceles sin aprobación del Congreso. El mensaje fue claro: el Congreso quiere recuperar control antes de que Trump convierta al país en un campo minado económico.

RECHAZO POLÍTICO EN ASCENSO

Trump no solo enfrenta turbulencias económicas. También ha sufrido reveses políticos. La derrota electoral en Wisconsin, a pesar del fuerte respaldo de su principal asesor, Elon Musk, muestra que el voto demócrata se moviliza cuando hay señales de radicalización.

A eso se suma la inquietud entre los republicanos, que ven en los aranceles una amenaza a su ventaja política frente a los demócratas en materia económica.

CLAVES DEL MOMENTO POLÍTICO

El “nuevo Trump” luce demasiado parecido al anterior: y los votantes, esta vez, lo notan más rápido.

Trump multiplica frentes de conflicto: economía, Congreso, filtraciones internas y elecciones.

• Los republicanos ya no cierran filas automáticamente: hay voces disidentes e intentos de control.

La inflación puede revivir al votante demócrata: si la economía se convierte en lastre, Trump perderá su mayor carta.

La encuesta de Reuters/Ipsos de esta semana no es alentadora para el presidente: su aprobación cayó a 43%, el nivel más bajo desde su regreso al poder. Más aún, la caída se produce en un contexto de creciente ansiedad por la inflación y el temor a una recesión.

Como lo resume el excongresista Charlie Dent: “Se postuló para bajar los precios y ser buen administrador. Ahora la gente habla de recesión. Está enojada”.

UNA CASA BLANCA BAJO FUEGO

A la crisis económica se suma la descomposición interna del gobierno. Una filtración a través de la aplicación Signal dejó expuesta una conversación comprometedora entre altos funcionarios.

Aunque la vocera presidencial Karoline Leavitt dijo que “el caso está cerrado”, el daño ya está hecho. La imagen de una presidencia profesional y con disciplina, esa que Trump prometía en contraste con su primer mandato, se desmorona.

El Pentágono, por su parte, ya abrió una investigación por el uso de esa app por parte del secretario de Defensa, Pete Hegseth.

Aunque él niega haber compartido información clasificada, el simple hecho de que se investigue a quien encabeza las Fuerzas Armadas por filtrar datos sobre ataques militares es un escándalo en cualquier democracia.

ELECTORES SIN PACIENCIA Y PARTIDOS SIN ESTRATEGIA

Más allá de Washington, el mayor desafío para Trump no son los demócratas, sino los votantes. En estados clave como Wisconsin, Nueva Jersey y Virginia, la irritación crece.

La subida de precios derivada de los aranceles —que podrían encarecer un auto en hasta 10 mil dólares, según estimaciones del sector— está minando el apoyo popular que lo catapultó de regreso a la Casa Blanca.

Incluso aliados históricos como Mitch McConnell han advertido que las guerras comerciales “perjudican más a los trabajadores”. Y si bien la Casa Blanca insiste en que esto forma parte de una “reorganización del comercio global”, el electorado no siempre distingue entre estrategia y error. Lo único que percibe es el impacto en su bolsillo.

¿PUEDE SOSTENERSE TRUMP SIN NEGOCIAR?

Una parte del Partido Republicano espera que esto sea solo un movimiento táctico, una primera jugada dura antes de una negociación más racional. Pero el mensaje de la Casa Blanca contradice esa expectativa. “Trump no tiene planes de retirar estos aranceles”, dijo tajante el secretario de Comercio, Howard Lutnick. Es decir, no hay marcha atrás.

Esto complica aún más el camino hacia las elecciones legislativas de 2026. Los republicanos pueden perder su exigua mayoría si los votantes asocian los efectos económicos de esta política con el regreso de Trump. La paciencia ciudadana no es infinita, y menos cuando se trata del precio de los alimentos, autos o medicinas.

¿DÓNDE QUEDÓ LA PROMESA DE ESTABILIDAD?

Trump volvió al poder prometiendo que esta vez sería distinto. Que la experiencia del pasado lo había hecho madurar como líder. Pero en vez de estabilidad, está ofreciendo incertidumbre. En lugar de disciplina, filtraciones. Y en lugar de un país más competitivo, un mercado tenso y temeroso.

En política exterior, las guerras comerciales suelen tener un alto costo diplomático. En economía, generan inflación. Y en política interna, suelen terminar en pérdida de capital político. Lo preocupante es que esta vez el presidente parece estar convencido de que la única forma de mostrar fuerza es tensar todas las cuerdas al mismo tiempo.

El resultado podría ser otra presidencia marcada por la confrontación, la división y el desorden. Solo que esta vez, sin el margen del beneficio de la duda.

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