Tabasco realizó, por primera vez, concursos para premiar a productores agrícolas y cocineras tradicionales en el marco de la Feria Tabasco 2025. En ellos participaron más de 200 campesinos y cocineras con productos locales como maíz criollo, plátano macho, banano, cacao, yuca y mojarra.
El gobernador Javier May Rodríguez encabezó las ceremonias de premiación y entregó estímulos económicos a los tres primeros lugares en cada categoría.
Los concursos fueron organizados en el pabellón de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario y Pesca (SEDAP) y marcaron un retorno al enfoque original de la feria: dar visibilidad a los sectores productivos rurales y reconocerlos como actores fundamentales de la vida económica y cultural del estado.
La medida ha sido bien recibida por sectores sociales y productores, no sólo por el incentivo económico, sino porque envía una señal clara de que el gobierno busca reposicionar al campo en el discurso y en la política pública.
INFORMACIÓN CLAVE DEL EVENTO
Con el nombre “Del Río a tu Mesa”, el certamen gastronómico celebró la creatividad culinaria a partir de la mojarra tabasqueña. Las ganadoras fueron Norma Isidro Almeida, Herlinda Osorio Moreno y Adela López Magaña.
En paralelo, más de 180 productores compitieron por premios al mejor racimo de plátano, la mejor yuca y las mazorcas más destacadas de maíz criollo y cacao. Se otorgaron premios de 40 mil, 25 mil y 15 mil pesos a los primeros tres lugares en cada categoría.
La secretaria de la SEDAP, Luisa del Carmen Cámara Cabrales, subrayó que con estas actividades se recupera el sentido original de la feria: “mostrar lo que realmente produce Tabasco y celebrar a quienes lo hacen posible”.
Por su parte, el gobernador May anunció que esta práctica se mantendrá en futuras ediciones de la feria, con el objetivo de dignificar al campo como una base estructural del desarrollo local.
DE LA VISIBILIDAD A LA AGENDA PÚBLICA
Más allá de los premios, los concursos reflejan un cambio de narrativa gubernamental. Lo que antes era sólo una fiesta popular, ahora empieza a ser una plataforma para visibilizar a los pequeños productores y vincular la identidad cultural con la producción alimentaria.
Tabasco no solo reconoció el esfuerzo agrícola: lo convirtió en un acto político. El mensaje es claro: el desarrollo ya no debe entenderse solo en términos de infraestructura o inversión extranjera, sino desde la sostenibilidad alimentaria y el arraigo comunitario.
En tiempos donde el campo ha sido relegado al papel de proveedor marginal, estas acciones lo reposicionan como un espacio estratégico que puede generar empleo, valor agregado y cohesión social.
SIGNOS DE UN NUEVO MODELO
En una feria donde también se inauguraron pabellones municipales —como los de Macuspana y Nacajuca, centrados en obra pública y riqueza artesanal—, se evidenció un hilo común: el gobierno quiere construir legitimidad desde lo local y con lo comunitario.
Las bordadoras, artesanos, agricultores y cocineras no solo forman parte del decorado festivo: empiezan a ser considerados actores con agencia en la agenda de desarrollo. No es menor. La política pública suele centrarse en grandes cifras, y pocas veces baja a la escala del cultivo de la yuca o la técnica de secado del cacao.




Si estas iniciativas se traducen en políticas sostenidas —compras públicas, cadenas de valor locales, acceso a financiamiento y capacitación— entonces Tabasco podría estar ensayando un modelo más democrático y menos extractivo de desarrollo regional.
CONCLUSIÓN: MÁS QUE UN GESTO
No basta con aplaudir una mazorca de cacao o una mojarra bien preparada. El verdadero reto es sostener el enfoque: entender que el campo no es un lastre ni un símbolo, sino una palanca real de desarrollo.
En este sentido, la edición 2025 de la Feria Tabasco ha abierto una posibilidad: recuperar el campo no como recuerdo, sino como futuro. Lo simbólico ha sido importante. Lo estructural, sin embargo, será determinante.
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