La rápida intervención del gobierno de Tabasco en la estación de Paralelo 18 evitó un conflicto mayor por demoras en la revisión ganadera, en medio del brote del gusano barrenador en la región.

Tabasco interviene a tiempo una crisis ganadera con riesgo nacional

En el ejercicio del poder, hay episodios donde lo importante no es el ruido que se hace, sino el efecto que se evita. Uno de esos episodios acaba de desarrollarse —casi inadvertido— en los márgenes del sur-sureste del país.

En la Estación Cuarentenaria “Paralelo 18”, ubicada en Agua Dulce, Veracruz, muy cerca de la frontera con Tabasco, se gestaba un cuello de botella que no solo amenazaba con afectar al sector ganadero regional, sino con generar implicaciones comerciales y sanitarias a escala nacional.

Lo que comenzó como una protesta técnica por demoras en la revisión de ganado, pronto expuso la fragilidad de la infraestructura zoosanitaria y la presión que enfrenta el Estado ante un brote creciente del gusano barrenador del ganado, un viejo enemigo que hoy resurge en Tabasco y otros estados del sureste.

Lejos de alimentar el conflicto, el gobierno estatal optó por una intervención puntual y operativa que permitió desactivar tensiones, restablecer la movilidad pecuaria y contener el impacto político del incidente.

Esa decisión, sin desplegar reflectores, se inscribe más en el campo de la administración efectiva que en el del espectáculo. Y eso, por sí mismo, ya es un mensaje político.

RUTINA QUEBRADA

Las alertas se encendieron a inicios de mayo, cuando transportistas, acopiadores y ganaderos comenzaron a denunciar demoras de hasta 48 horas para pasar sus unidades por la Estación “Paralelo 18”, último punto de inspección zoosanitaria antes de ingresar al norte del país.

Las instalaciones, construidas en los años setenta para combatir la garrapata, no fueron diseñadas para el tipo de carga ni el volumen actual de tránsito pecuario.

Las consecuencias fueron inmediatas: animales en estrés, pérdida de peso, mortandad y afectaciones económicas para pequeños productores. El enojo crecía, pero también el riesgo de que la protesta escalara en medio de una coyuntura delicada: el resurgimiento del gusano barrenador del ganado, un parásito cuya propagación podría afectar la relación comercial con Estados Unidos, como advirtieron tanto ganaderos como funcionarios.

No se trataba solo de un reclamo logístico, sino de un posible síntoma de ruptura en el sistema nacional de sanidad agroalimentaria.

RESPUESTA DE CONTENCIÓN

En lugar de asumir una posición defensiva o negar el problema, la administración estatal se desplazó a territorio. El subsecretario de Desarrollo Agrícola y Ganadería, Joaquín Alejandro Ligonio, junto con el subsecretario de Gobierno, Pablo Mora Gómez, sostuvo reuniones con los sectores afectados, constató la situación y gestionó con Senasica una solución inmediata: más personal operativo, agilización de procedimientos y eliminación de la fila de espera.

A la par, la titular de la SEDAP, Luisa del Carmen Cámara Cabrales, estableció contacto con el secretario de Agricultura, Julio Berdegué, y con el director de Senasica, Francisco Javier Calderón, quienes desde Washington atendían la presión estadounidense sobre el tema. La comunicación institucional funcionó: el conflicto se desactivó sin necesidad de polarización pública ni confrontación.

Lo notable no fue el gesto, sino la velocidad de reacción y el entendimiento de los riesgos estructurales en juego.

BROTE LATENTE

El verdadero problema, sin embargo, sigue latente: el gusano barrenador (Cochliomyia hominivorax) no se ha detenido. De acuerdo con la SEDAP, Tabasco concentra entre el 30 y 32 por ciento de los casos detectados en el sureste del país, con registros que han pasado de estar focalizados en Balancán, Tenosique y Macuspana a extenderse hacia Centro, Tacotalpa y Comalcalco.

El crecimiento territorial del brote exige más que operativos. Se requiere inversión en infraestructura zoosanitaria, actualización de estaciones cuarentenarias, y fortalecimiento de capacidades locales en sanidad animal. De lo contrario, episodios como el de Paralelo 18 podrían convertirse en norma.

En ese sentido, la colaboración con el gobierno federal para la producción de mosca estéril —método biológico para interrumpir el ciclo reproductivo del gusano— representa un paso técnico relevante. Pero también es un recordatorio: la sanidad ganadera no puede sostenerse con instalaciones de hace medio siglo.

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