La Presidenta Municipal de Centro aplaude de pie, mientras el gobernador Javier May Rodríguez firma el acuerdo del Barrio Mágico.

Rescatan el Centro de Villahermosa… antes de que colapse del todo

La recuperación del centro histórico de Villahermosa dejó de ser discurso: ya tiene ruta, actores, presupuesto y método. Con la firma del Convenio General de Colaboración para el Fortalecimiento del Barrio Mágico, el gobierno de Tabasco, el Ayuntamiento de Centro y la ciudadanía organizada dan el siguiente paso en un proyecto que busca mucho más que pintar fachadas: rescatar el corazón simbólico, económico y urbano de la capital tabasqueña.

A dos años de que el Gobierno Federal reconociera a la Zona Luz como Barrio Mágico, la estrategia para consolidarlo se formalizó esta semana con la participación del gobernador Javier May Rodríguez, la presidenta municipal Yolanda Osuna Huerta y el presidente de la Asociación Ciudadana del Centro Histórico, Roberto Díaz Rodríguez. Lo que firmaron no fue sólo un papel: fue un compromiso compartido para gestionar con seriedad un espacio que condensa la historia, la cultura y el sustento de miles de familias.

La ceremonia tuvo lugar en el Centro Cultural Villahermosa, ante empresarios, vecinos, autoridades universitarias y líderes civiles. Ahí se trazaron las líneas de trabajo: mejorar la seguridad, ordenar el comercio informal, facilitar la movilidad, rehabilitar calles y consolidar un modelo de gestión urbana participativa.

Pero más allá de las acciones inmediatas, el acto reflejó algo de mayor calado: una voluntad política clara de devolverle al centro su papel protagónico en la vida pública, económica y cultural de la ciudad.

UN CENTRO CON HISTORIA… Y CON URGENCIAS

El Barrio Mágico de Villahermosa no es una figura decorativa. Se trata de una distinción federal otorgada por la Secretaría de Turismo desde 2021 a zonas emblemáticas dentro de ciudades, que destacan por su valor histórico, simbólico o cultural.

En el caso tabasqueño, el polígono reconocido —que incluye la Zona Luz y áreas contiguas— alberga más de 2 mil 100 unidades económicas, de las cuales 80 por ciento son microempresas. Es decir, además de ser un nodo cultural, es también el sustento de buena parte del empleo urbano en el municipio.

Ese carácter estratégico del centro histórico cobró una nueva dimensión en julio de 2023, cuando la Secretaría de Turismo federal declaró oficialmente al Centro Antiguo de Villahermosa como Barrio Mágico. La distinción —poco común para una capital estatal— vino acompañada de un reto mayor: hacer de esa declaratoria un motor real de transformación urbana.

Un Barrio Mágico, de acuerdo con el programa federal lanzado en 2021, es una zona urbana con alto valor histórico, arquitectónico y cultural, que representa identidad local y puede ser detonante de desarrollo turístico y económico. Es una extensión del modelo de Pueblos Mágicos, pero adaptado al contexto urbano de grandes ciudades.

Para recibir esta designación, el polígono debe cumplir con requisitos exigentes: tener riqueza patrimonial, oferta cultural viva, accesibilidad urbana, respaldo comunitario y un plan institucional de rehabilitación y conservación.

En el caso de Villahermosa, el reconocimiento cubre barrios fundacionales como Espejo, Santa Cruz, La Punta y la Zona Luz, y más de 2,100 unidades económicas, de las cuales 8 de cada 10 son microempresas familiares.

El valor de esta declaratoria no es simbólico. Implica acceso preferente a fondos federales, proyección turística, prioridad en planes de ordenamiento, y sobre todo, la oportunidad de reactivar el centro como nodo económico, cultural y cívico de la capital tabasqueña.

La distinción obliga a las autoridades locales a preservar, rehabilitar y activar la zona mediante inversiones y planes integrales. El convenio recién firmado responde a esa exigencia con una ruta concreta.

Se proyecta una nueva etapa de pintura de fachadas, mejora en los accesos y movilidad, mantenimiento de infraestructura básica, recolección de residuos sólidos adecuada a las vialidades del área y acciones de ordenamiento comercial. Se prevé también el diseño de convenios específicos por tema, a fin de implementar soluciones puntuales en movilidad, seguridad o transporte público.

EL PACTO URBANO COMO POLÍTICA

Desde que comenzó su administración, Yolanda Osuna ha insistido en que el centro de Villahermosa no puede ser solo un recuerdo ni una zona de paso, sino el corazón urbano donde se refleje el proyecto de ciudad.

No ha sido retórica. Durante su gobierno, se han rehabilitado edificios patrimoniales como el Centro Cultural Villahermosa, se han instalado luminarias, mejorado áreas verdes y facilitado actividades culturales nocturnas.

El gobernador Javier May ha hecho del orden urbano y el rescate de espacios públicos una extensión lógica de su proyecto político basado en bienestar, movilidad y justicia territorial. En su discurso durante la firma del convenio fue enfático: “la recuperación de nuestra memoria histórica puede y debe convertirse en motor de desarrollo económico”.

Esa frase define el enfoque: recuperar el pasado no como ornamento, sino como plataforma para el futuro. Y lo hace con un tono que conjuga responsabilidad pública y ambición política: el centro puede ser modelo de lo que significa gobernar con visión integral.

DE ZONA OLVIDADA A SÍMBOLO URBANO

El centro histórico de Villahermosa vivió una década de abandono: inseguridad, deterioro físico, saturación vehicular y pérdida de vocación comercial. En vez de resignarse, el gobierno local ha optado por una recuperación escalonada, sostenible y con enfoque participativo.

El nuevo convenio articula voluntades políticas con ciudadanía organizada. Participan autoridades estatales, municipales, empresariales y civiles, lo que augura mejores condiciones para evitar errores comunes en la regeneración urbana: la gentrificación, la simulación o el centralismo decisional.

El presidente de la Asociación Ciudadana del Centro Histórico, Roberto Díaz Rodríguez, fue claro: “Queremos que el centro vuelva a ser el punto de reunión por excelencia”. El mensaje conecta con un clamor silencioso: que el centro deje de ser periférico, y vuelva a ser el punto de origen de la identidad urbana.

UNA CIUDAD CON MEMORIA… Y DIRECCIÓN

Villahermosa tiene hoy una oportunidad política y urbana rara: convertir el rescate del centro en un símbolo de gobernanza moderna y sensible. No se trata de embellecer la ciudad para el turista, sino de volverla vivible, caminable, segura y sustentable para quienes la habitan.

La clave estará en la implementación. Y allí será fundamental que el modelo participativo firmado esta semana no se diluya en discursos, sino que se traduzca en políticas públicas mensurables. Que el Barrio Mágico no sea sólo un título, sino una narrativa urbana convertida en hechos.

En una ciudad donde las banquetas han sido más símbolo de abandono que de movilidad, ver que se firma un convenio para devolverle al centro su dignidad urbana no es menor. Es —como diría un analista riguroso— una señal de que cuando hay voluntad política y compromiso social, hasta el cemento puede tener memoria.

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