CDMX.— Morena anunció este fin de semana que ha superado los cinco millones de afiliados como parte de su campaña de integración masiva, la cual inició a principios del año pasado con la ambiciosa meta de alcanzar diez millones de militantes antes de que termine 2025.
La dirigencia nacional celebró el avance como un “paso histórico” hacia la consolidación de un proyecto que, aseguran, representa al pueblo y sigue creciendo gracias a la confianza ciudadana.
A través de redes sociales, el partido sostuvo: “¡La meta de afiliación se cumplirá este año! Cada vez somos más los que creemos en un México con justicia, dignidad y derechos para todas y todos.”
- Meta nacional: Alcanzar 10 millones de afiliados antes de que termine 2025.
- Avance actual: Cerca de 5 millones de militantes registrados.
- Primeras dos semanas de febrero: 1 millón de nuevas afiliaciones.
- Objetivo paralelo: Formación de 70 mil comités seccionales en todo el país.
- Herramientas: Registro digital, apps, validación biométrica, operación territorial.
- Discursos clave: Justicia, dignidad, derechos y continuidad del proyecto nacional.
A la par del registro de nuevos militantes, Morena también avanza en la construcción de su estructura territorial, con el objetivo de instalar 70 mil comités seccionales en todo el país. El proceso no es menor: detrás de cada afiliación hay una estrategia política que mezcla territorio, control organizativo y visión de largo plazo.
En Tabasco, estado símbolo de Morena y tierra natal del presidente López Obrador, la operación de afiliación no solo se ejecuta con intensidad, sino también con carga simbólica. Aquí, afiliarse es reafirmar la identidad del movimiento. Es, en muchos sentidos, una forma de mantenerse en el corazón del poder.
LA ESTRUCTURA QUE CRECE CON DISCIPLINA… Y MÉTODO
Según cifras del propio partido, tan solo durante los primeros 15 días de febrero, un millón de personas se sumaron formalmente a las filas de Morena. Esta rapidez no responde solo a simpatía espontánea. La estrategia ha sido acompañada por tecnología digital, validación biométrica, apps de registro y una operación territorial coordinada desde la Secretaría de Organización que encabeza Andrés Manuel López Beltrán.
Esto permite entender que Morena no improvisa. Lejos de ello, despliega un proyecto de construcción estructural muy parecido al que alguna vez diseñó el PRI en su época dorada. No es una comparación ligera: así como el PRI fue un aparato organizador del poder durante casi todo el siglo XX, Morena está trazando las líneas de un nuevo régimen desde la base social.
Relevancia política: Señal de expansión estructural organizada
Relevancia política: Refuerzo de la eficiencia operativa
Relevancia política: Mitad de la meta alcanzada antes del segundo semestre del año
Relevancia política: Consolidación como fuerza dominante rumbo a 2027
La diferencia radica en la narrativa. El PRI prometía estabilidad; Morena promete regeneración moral. Pero ambos coinciden en algo: el control del territorio empieza por el control del padrón. Y cada nueva afiliación representa no solo un número más, sino un nodo activo de participación, movilización y respaldo.
DE LA AFILIACIÓN A LA MOVILIZACIÓN: TABASCO COMO TERMÓMETRO
En estados como Tabasco, donde la línea entre partido y gobierno se difumina, el proceso de afiliación se vive como parte del día a día. Las brigadas recorren colonias y comunidades con un discurso que combina identidad, promesa de transformación y pertenencia.
Lo que se juega no es solo un registro formal, sino una forma de conexión entre el ciudadano y el proyecto de país. Quien se afilia, se vuelve parte de algo más que una organización electoral: se vuelve parte de una maquinaria que da sentido político a su participación.
Esa maquinaria, sin embargo, también tiene una lógica propia: cuantos más militantes se registran, más comités se crean; cuantos más comités, mayor capacidad de movilización. El mapa electoral se convierte, poco a poco, en un mapa de lealtades organizadas.
A la luz de la historia política de México, esto recuerda al viejo modelo del partido dominante, pero en una versión digitalizada. Donde antes había acarreos, hoy hay apps. Donde antes se repartían despensas, hoy se reparten narrativas. Lo que permanece es el objetivo: ocupar el espacio completo del poder.
LA LEGITIMIDAD QUE SE CONSTRUYE DESDE ABAJO
Para Morena, la afiliación no solo es un trámite, sino una forma de blindaje político. En un país sin una tradición multipartidista profunda, tener una base de millones de militantes activos otorga una fuerza que difícilmente puede igualar la oposición. No solo se gana en las urnas, se gana en la narrativa, en el territorio y en la identidad colectiva.
Pero esta fuerza también plantea desafíos. Mientras el crecimiento del padrón fortalece al partido, también abre preguntas sobre la calidad de la militancia, la transparencia en el registro y la pluralidad interna del movimiento. Porque si todo el país se vuelve guinda, ¿quién vigila a los guindas?
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En sus mejores momentos, el PRI construyó gobernabilidad. Pero cayó cuando su estructura dejó de responder a las necesidades del pueblo. Morena, con visión estratégica, parece haber aprendido esa lección: no basta con controlar el poder; hay que seguir siendo útil.
Y mientras cumpla esa promesa, el proyecto sigue siendo legítimo.
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