Con más de 50 actividades en cinco días, el Festival Villahermosa 2025 se consolidó como el evento cultural más ambicioso del sureste mexicano, con un programa transversal que recuperó archivos históricos, activó espacios públicos, reconoció el liderazgo de mujeres y convocó a miles de ciudadanos a apropiarse de su ciudad a través del arte, la palabra, la música y el cuerpo.
Ese es el hecho noticioso. Pero el ángulo periodístico —el que importa al lector— es otro: por primera vez, Villahermosa convirtió su memoria colectiva en una política cultural viva, y lo hizo con una narrativa coral, sin solemnidades, en presente continuo.
El festival no fue solo un festejo por los 461 años de la ciudad: fue una estrategia para reescribir su historia con la gente adentro. Ahí donde otras ciudades conmemoran con desfile o fuegos artificiales, Centro apostó por el archivo, el libro, la carrera, el mural, la charla y el concierto como lenguajes de transformación social.
Iniciamos el “Festival Villahermosa 2025”, un mosaico de 50 expresiones de música, danza, artes visuales, literatura, teatro, historia y deporte. Esta edición se abre con la exposición “Poética del paisaje”, una invitación a reflexionar sobre el arte y su íntima relación con la… pic.twitter.com/v1j7hdPq47
— Yolanda Osuna Huerta (@YolandaOsunaH) June 21, 2025
UNA APUESTA POR LA MEMORIA
La inauguración del Tercer Encuentro sobre Archivos e Historia Municipal marcó el tono: más que un acto protocolario, fue la declaración de que los archivos ya no son polvo y olvido, sino herramientas de futuro.
“La historia no es el pasado. Es lo que hacemos con él”, pareció sintetizar la alcaldesa Yolanda Osuna Huerta, al subrayar que cada acta, plano o fotografía del Archivo General Municipal (AGM) permite reconstruir las luchas, decisiones y fracturas que han definido a Centro.
Apoyada por el Colegio de San Luis, el Archivo General del Estado y el OSFE, la jornada dejó claro que en Villahermosa ya se implementan políticas reales de digitalización, consulta pública y democratización del conocimiento histórico, muy por delante de otras capitales.
CULTURA COMO DISCURSO CÍVICO
El Festival desplegó más de 50 actividades en 18 sedes de Villahermosa entre el 20 y el 24 de junio. Lo hizo sin imposturas, con un enfoque transversal y ciudadanía como protagonista.





Ahí estuvo la Banda Femenil “Mujeres del Viento Florido”, que llenó de alientos tradicionales el Parque La Choca. También, la exposición colectiva “Poética del Paisaje”, que reunió obras de José María Velasco, Modotti, Atl y Pellicer López, entre otros, con curaduría de María Estela Duarte, y que permanecerá abierta hasta febrero de 2026.
También el jazz, el teatro, la danza flamenca, el arte urbano y el cine local: un verdadero mapa de lo que Villahermosa es —y de lo que puede llegar a ser.
MUJERES QUE NOMBRAN LA CIUDAD
En el Festival, las mujeres fueron el eje narrativo. La entrega del Premio Blancas Mariposas 2025 a tres ciudadanas que transforman su entorno —Maribell Sauza en gastronomía; Beatriz Pérez en arte y poesía; Nadzira Dagdug en bienestar social— fue mucho más que un gesto institucional: fue la afirmación de un modelo de desarrollo sustentado en el liderazgo femenino.
Además, conversatorios literarios, exposiciones, clases magistrales y curadurías femeninas marcaron la pauta de una edición que visibilizó el talento de las mujeres como motor cultural y social.
UNA CIUDAD QUE CORRE Y PIENSA
Con más de 1,100 participantes, el Medio Maratón Villahermosa 2025 fue otra de las piezas clave del relato. Lejos de ser un evento aislado, la competencia fue narrada como parte del tejido cultural: las rutas atravesaron espacios emblemáticos como la Laguna de Las Ilusiones, Paseo Tabasco y el parque Tomás Garrido, conectando cuerpo, ciudad y memoria.
Sin incidentes, con una organización elogiada y presencia de atletas internacionales, el maratón dejó más que medallas: dejó una imagen de Villahermosa activa, orgullosa, capaz.
CULTURA COMO ESTRATEGIA DE DESARROLLO
Quizá la lección más duradera del Festival es que la cultura ha dejado de ser ornamento. En Centro, la cultura es ahora una estrategia pública de inclusión, cohesión, turismo y activación ciudadana.
Lo reflejan los datos: más de 30 títulos publicados por el Fondo Editorial de Centro, cientos de asistentes diarios en múltiples foros y una participación activa del gobierno estatal y federal, a través de instituciones como el INBAL y el MUNAL.
“La palabra como herramienta viva”, repitió la alcaldesa Osuna Huerta. No es solo un lema: es un modelo de gestión.
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