México y EE.UU. se enfrentan a la reaparición del gusano barrenador. Tras 15 días de trabajos conjuntos, el secretario Julio Berdegué sostendrá una llamada clave con Brooke Rollins para decidir el futuro de la frontera ganadera.

México encara al gusano barrenador: presión y riesgo con la frontera cerrada

CDMX.— Hay momentos en que una gestión pública se pone a prueba no por la magnitud de un evento, sino por la forma en que responde a lo inesperado.

En el caso del actual gobierno mexicano, inmerso en la recta final de su administración, la reaparición del gusano barrenador del ganado ha activado no solo protocolos sanitarios urgentes, sino también resortes diplomáticos y económicos.

La detección del primer brote en Chiapas a finales de noviembre pasado derivó en dos cierres sucesivos de la frontera estadounidense al ganado mexicano, con consecuencias aún por medirse del todo.

A quince días del inicio de los trabajos binacionales para contener la plaga y reabrir el comercio, el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué, informó este lunes que sostendrá una llamada decisiva con su homóloga estadounidense, Brooke Rollins, para abordar tanto la estrategia sanitaria conjunta como la posible reanudación de las exportaciones.

Este diálogo marca algo más que una formalidad técnica: es un examen sobre la capacidad de cooperación, confianza institucional y respuesta oportuna entre ambos países.

SILENCIO QUE PESA MÁS QUE UN COMUNICADO

Lo revelador no es sólo lo que se dice, sino lo que se omite. Hasta el momento, Estados Unidos no ha emitido un posicionamiento oficial respecto a los avances de estos 15 días de trabajo técnico.

La suspensión del comercio ganadero —vigente desde el pasado 11 de mayo— tenía por objetivo contener la propagación del gusano barrenador y revisar los protocolos sanitarios aplicados por México.

Al cumplirse el plazo, el silencio desde Washington abre interrogantes más que respuestas. No necesariamente indica un estancamiento, pero sí una prudencia que podría estar cargada de escepticismo técnico o de tensiones políticas no dichas.

¿QUÉ ES EL GUSANO BARRENADOR?

· Impacto económico: Afecta exportaciones, encarece producción y daña imagen sanitaria del país.

· Nombre científico: Cochliomyia hominivorax.

· Riesgos: Larvas que atacan tejidos vivos, causan infecciones graves y pueden provocar la muerte del ganado.

· Historial: Erradicado en 1991, reaparición en Chiapas en noviembre de 2023.

· Estrategia de combate: Liberación de moscas estériles para interrumpir su ciclo reproductivo.

Para México, la oportunidad radica en convertir esta crisis sanitaria en un ejemplo de reacción efectiva, más que en un episodio de vulnerabilidad prolongada.

EL GUSANO BARRENADOR: MÁS QUE UNA PLAGA, UNA ALERTA

El gusano barrenador del ganado (Cochliomyia hominivorax) no es un enemigo menor. Se alimenta de tejidos vivos y puede causar infecciones severas, incluso la muerte del animal infectado.

Su presencia significa una amenaza para la salud animal, la economía ganadera y la estabilidad comercial binacional. Y lo más grave: ya había sido erradicado desde 1991.

Su reaparición obliga a un análisis profundo. ¿Falló la vigilancia epidemiológica? ¿Se relajaron los controles fronterizos? ¿Influyó el cambio climático en su migración?


LO QUE ESTÁ EN JUEGO

  • 1.3 millones de cabezas de ganado en pie exportadas anualmente.
  • Más de 300 millones de dólares en pérdidas por cierre fronterizo.
  • La credibilidad de México como socio comercial sanitario confiable.
  • Posibilidad de crear un sistema regional de vigilancia sanitaria más sólido.

Lo cierto es que su propagación ha implicado una carrera contrarreloj para evitar que una larva afecte tratados, exportaciones y la imagen sanitaria del país.

BERDEGUÉ APUESTA POR LA VÍA TÉCNICA

Desde su llegada a la Sader, Julio Berdegué ha optado por evitar confrontaciones y priorizar el lenguaje técnico y la colaboración binacional. En tiempos pasados, un problema de este tipo habría desatado posturas defensivas o incluso discursos nacionalistas de soberanía herida. Hoy, por el contrario, se impone un tono mesurado y técnico.

La llamada con Brooke Rollins busca justamente reforzar el puente técnico-diplomático que evite la extensión del cierre o, peor aún, su conversión en sanción comercial disfrazada. En esta apuesta, la credibilidad del Senasica y la estructura de vigilancia zoosanitaria del país están en juego.

UN HECHO LOCAL, UN IMPACTO CONTINENTAL

México exporta cada año más de 1.3 millones de cabezas de ganado en pie a Estados Unidos, con un valor superior a los 900 millones de dólares. La suspensión del comercio durante casi tres meses entre diciembre y febrero dejó pérdidas superiores a los 300 millones de dólares.

A eso se suma el impacto indirecto: animales que no se exportan deben mantenerse en corrales, alimentarse, vacunarse y revisarse —un costo acumulativo para productores que ya operan con márgenes apretados.

El segundo cierre decretado el 11 de mayo, aunque temporal, vuelve a poner presión sobre las autoridades sanitarias mexicanas. La confianza perdida en estos temas no se recupera en días, se gana con datos, resultados y constancia.

UNA OPORTUNIDAD DE REDISEÑO SANITARIO REGIONAL

Más allá de la coyuntura, el gusano barrenador pone de manifiesto una debilidad estructural en la vigilancia sanitaria regional. El hecho de que un brote localizado en Chiapas pueda paralizar ranchos en Texas o provocar llamados de alerta en Washington, muestra lo interconectados que están los sistemas agroalimentarios.

Esta experiencia —si se gestiona con inteligencia— puede dar paso a una nueva arquitectura de monitoreo transfronterizo, más robusta, tecnológica y permanente. Ese sería el legado positivo posible de una plaga que llegó sin avisar y que, por ahora, no se ha querido ir.

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