Julión Álvarez pospuso su concierto en el AT&T Stadium por problemas con su visa de trabajo. Aquí te contamos qué pasó, qué viene y por qué su regreso a EE.UU. sigue siendo polémico.

Julión Álvarez tropieza con su visa y el AT&T Stadium se queda mudo

Las luces ya estaban listas. El escenario, montado. Las 50 mil almas, ilusionadas. Pero el rugido de la música regional mexicana quedó silenciado antes de arrancar: Julión Álvarez no pudo pisar suelo estadounidense. Otra vez.

Este 23 de mayo, a un día de presentarse en el monumental AT&T Stadium de Arlington, Texas, el cantante chiapaneco soltó una noticia que cayó como balde de agua fría sobre sus fans: su visa de trabajo fue cancelada, lo que le impidió ingresar a Estados Unidos. Y con eso, la fecha del concierto quedó pospuesta.

En un video con voz apesadumbrada pero tono directo, Julión explicó que la cancelación de su visa fue formalmente notificada ese mismo día, justo cuando él y parte de su equipo ya tenían pie en ruta.

El evento del 24 de mayo, parte de su “4218 Tour USA 2025”, no pudo realizarse. Ni él, ni sus músicos, ni su staff técnico pudieron llegar. El sueño tejano se truncó a horas del debut.

GIRA EN PAUSA

Esta no era una fecha cualquiera. Era la cereza del pastel en una gira que marcaba el regreso de Julión a los escenarios de Estados Unidos, después de casi una década de ausencia. Su tour había comenzado con bombo y platillo el pasado abril en el Sofi Stadium de California, donde miles de seguidores lo recibieron como a un hijo pródigo.

¿La razón de su larga ausencia? Un pasado judicial que lo persiguió como sombra incómoda.

En 2017, Julión fue vinculado con una presunta red de lavado de dinero ligada al narcotráfico. Su nombre apareció en la temida lista negra de la OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Aunque nunca se le comprobó nada, el daño mediático fue brutal. Lo vetaron. Se le cerraron puertas. Estados Unidos se volvió territorio prohibido.

Pasaron los años. El cantante se mantuvo vigente en México, llenando palenques y arenas. Y en 2022, por fin, su nombre fue limpiado oficialmente. La OFAC lo sacó de su lista. Para muchos, eso significaba borrón y cuenta nueva. Para Julión, significaba volver a cruzar la frontera… y cantar.

EL REGRESO ESPERADO

Y lo hizo. El 18 de abril de este 2025, su primer show en el Sofi Stadium fue una fiesta. Tres fechas agotadas. Lágrimas, mariachi, norteño, banda, y hasta pastel sobre el escenario, cuando sus hijas subieron para felicitarlo por su cumpleaños 42. Julión estaba de vuelta. Pero el cuento de hadas duró poco.

El caso del AT&T Stadium parece demostrar que, aunque los papeles legales digan una cosa, en los aeropuertos y oficinas migratorias de Estados Unidos aún queda un reticente dejo de sospecha. Porque, si bien fue exonerado, la reciente cancelación de su visa abre interrogantes. ¿Error administrativo o revancha burocrática? ¿Alguien apretó el freno a propósito?

FANÁTICOS DESESPERADOS

En redes sociales, los fans reaccionaron como era de esperarse: con tristeza, pero también con fidelidad. “Te esperamos, mi rey”, “Aguas con la visa, compa”, “El gobierno de EE.UU. no sabe lo que se perdió”, decían algunos comentarios.

La promotora ha informado que los boletos serán válidos para la nueva fecha, y que quienes no puedan asistir podrán solicitar su reembolso. Pero en el fondo, el golpe fue emocional.

La ilusión de ver a Julión en uno de los recintos más grandes de la música en Texas se congeló. El cantante prometió reagendar la fecha, aunque por ahora no hay confirmación oficial.

REY DE LA TAQUILLA, EN JAQUE

Julión Álvarez no es cualquier artista. Es el llamado “Rey de la Taquilla”, un fenómeno de popularidad regional que ha logrado hacer vibrar a públicos que van desde Sinaloa hasta Chicago. Su historia es la del chico de pueblo que se convirtió en ídolo, pero que ha tenido que lidiar con fantasmas judiciales, portazos diplomáticos y un escrutinio público constante.

A diferencia de otras figuras del regional mexicano que han coqueteado con la ilegalidad sin consecuencias (al menos mediáticas), Julión ha sido espejo y ejemplo del doble rasero. Hoy, aunque su nombre esté limpio en el papel, sigue tropezando con la misma piedra: la desconfianza.

A casi una década de su veto original, este nuevo episodio sugiere que los escenarios están listos, pero la puerta migratoria sigue entreabierta. Y eso, en la industria del espectáculo, es más peligroso que un palenque vacío.

Por ahora, el AT&T Stadium guardará silencio. Pero si algo ha demostrado Julión Álvarez es que puede caer, levantarse y volver a llenar un estadio como quien llena un vaso de tequila: con garra y sin pedir permiso.

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