En política, hay gestos que exceden su dimensión práctica para entrar en el terreno de lo simbólico. Ese parece ser el caso del inminente regreso del servicio de transporte fluvial popularmente conocido como las lanchitas, que conectarán de nuevo a la colonia Las Gaviotas con el centro de Villahermosa, a través del río Grijalva.
La noticia, en apariencia anecdótica, encierra un mensaje político preciso: restituir el tejido entre tradición, funcionalidad y presencia institucional, justo cuando la ciudadanía más lo exige.
El enfoque de análisis aquí no es el regreso de un transporte pintoresco. Lo que está en juego es la capacidad de los gobiernos locales para reconocer prácticas de movilidad ligadas a la historia social y reinsertarlas en un modelo de ciudad que no excluya lo popular.
UNA MEDIDA ENTRE LA EFICIENCIA Y LA IDENTIDAD
No es nuevo que en Villahermosa las embarcaciones fluviales formen parte del paisaje y de la cotidianeidad urbana. Pero que después de cinco años de suspensión, el servicio regrese bajo la gestión del Ayuntamiento de Centro, encabezado por Yolanda Osuna Huerta, revela no solo una decisión técnica, sino un movimiento político que busca conectar con las bases sociales más cercanas a los márgenes, tanto geográficos como económicos.
El arribo de las dos embarcaciones —“Barrio Mágico” y “Villahermosa”— al malecón Carlos A. Madrazo, pone en marcha una fase de prueba. Aún no se ha definido el costo del pasaje ni la fecha exacta de arranque, pero la expectativa ya está sembrada. Las embarcaciones están listas, el personal en sitio y las pruebas de navegación en curso.
¿POR QUÉ IMPORTA ESTE RETORNO?
Lo interesante no es que las lanchas se hayan reparado o adquirido, sino que se apueste políticamente por reactivar un mecanismo de transporte que conecta la necesidad con la memoria.
Esta noche arribaron a la zona de embarcaderos del malecón Carlos A. Madrazo las lanchitas que pronto brindarán el servicio de transporte fluvial en el río Grijalva, para conectar a la Col. Gaviotas con el centro de Villahermosa. Esta iniciativa rescata un servicio y una… pic.twitter.com/XN5ltehyVM
— Yolanda Osuna Huerta (@YolandaOsunaH) May 10, 2025
Las Gaviotas no es una colonia cualquiera. Es uno de los núcleos más poblados y simbólicos de la capital tabasqueña. Desconectarla fue un error funcional. Reconectarla es una corrección política.
POR QUÉ IMPORTA ESTE RETORNO
• Voluntad política: Muestra que los gobiernos locales pueden priorizar lo cultural sin perder eficacia.
• Reconexión urbana: Devuelve comunicación fluvial entre colonias populares y el centro.
• Tradición viva: Restaura un servicio que forma parte del imaginario colectivo de Villahermosa.
• Movilidad alternativa: Ofrece una opción económica en una ciudad saturada por el transporte terrestre.
• Impacto social: Beneficia directamente a familias que usan el río como paso diario.
En tiempos donde la movilidad suele ser pensada desde la infraestructura vehicular, este tipo de soluciones fluviales aparecen como alternativas sostenibles, económicas y culturales, particularmente en ciudades como Villahermosa, que conviven con su red hídrica de manera histórica.
OPINIONES DIVIDIDAS, PERO NECESARIAS
El costo del pasaje será una variable clave. Mientras unos vecinos opinan que 5 pesos es un precio justo, otros alertan sobre lo complicado que sería para familias que viajan con tres o cuatro miembros diariamente.
Aquí se abrirá un debate inevitable: ¿movilidad pública o servicio concesionado?. La presidenta municipal ha indicado que está en diálogo con la empresa operadora, y se espera que se definan los lineamientos tarifarios en los próximos días.
Yolanda Osuna ha optado por revalorizar algo que podría parecer menor: el servicio de transporte fluvial como parte de la cultura urbana de Villahermosa.
- Cuando los datos demienten el discurso: seguridad en Tabasco, entre los hechos y la percepción
- Cuando la ciencia gobierno caminan juntos: Centro y UJAT firman convenio para preservar Las Ilusiones
- Servicios municipales: el gobierno que baja a la calle y cumple
En tiempos de grandes obras y megaproyectos, rescatar las lanchitas no es solo una decisión operativa, sino una declaración de principios: que lo público también se construye desde lo cotidiano, desde lo útil y lo simbólico.
Por ahora, el anuncio tiene más de expectativa que de certeza. Falta conocer los detalles técnicos del servicio, los horarios, las tarifas y las condiciones de seguridad. Pero si se consolida, el proyecto podría ser un modelo replicable para otras ciudades ribereñas del país.
Y quizá, más importante aún, puede restituir en la población una sensación de reconocimiento, de que lo que parecía perdido, puede —con voluntad política— volver.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Haz clic aquí