MADRID.— España peninsular, Portugal y el suroeste de Francia se sumieron en la oscuridad este lunes, tras un apagón masivo que desconectó súbitamente 15 gigavatios del sistema eléctrico en apenas cinco segundos.
Lo que inicialmente fue atribuido a una anomalía técnica derivó, horas después, en una serie de interrogantes políticos y estratégicos que el Gobierno de Pedro Sánchez aún no logra disipar.
El corte de energía, que comenzó a las 12:33 hora local, provocó la paralización de transportes, la caída de redes de comunicación, la interrupción de servicios hospitalarios y hasta el colapso temporal de aeropuertos y semáforos.
Aunque el suministro comenzó a recuperarse paulatinamente, a las diez horas del blackout aún el 57% de la demanda seguía sin cobertura y más de un tercio de las subestaciones permanecía fuera de servicio.
Pedro Sánchez compareció dos veces ante los medios, casi calcando su mensaje en ambas ocasiones: pidió calma, agradeció la colaboración de Francia y Marruecos para reactivar la red, pero evitó dar explicaciones claras sobre la causa del incidente. “No se descarta ninguna hipótesis”, subrayó, sugiriendo incluso la posibilidad de un ciberataque internacional, pero sin aportar pruebas.
SILENCIO OFICIAL Y SOSPECHAS EN EL AIRE
La falta de información detallada irritó tanto a la ciudadanía como a la oposición política. Comunidades Autónomas reportaron que no habían recibido instrucciones ni explicaciones del Gobierno central durante las primeras horas críticas del apagón.
Desde Valencia, el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ofreció su respaldo institucional pero advirtió: “Al apagón eléctrico no puede seguirle uno informativo”. Su frase resonó fuerte en un país todavía traumatizado por el recuerdo de anteriores crisis de infraestructura mal gestionadas.
Al mismo tiempo, fuentes internas del Ejecutivo reconocieron que consideran “muy extraño” que un accidente haya sido el único causante de la caída de más del 60% del consumo energético en apenas segundos.
Desde Bruselas, sin embargo, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, enviaron mensajes de calma al confirmar que, por ahora, no se manejan indicios firmes de un ataque cibernético.
EL IMPACTO COTIDIANO: UN PAÍS PARALIZADO
Los efectos del apagón eléctrico fueron demoledores en la vida diaria. Trenes atrapados en túneles en Barcelona, aeropuertos con servicios de facturación paralizados, hospitales funcionando con generadores de emergencia y supermercados desbordados por el pánico de los ciudadanos, fueron apenas algunas de las postales de la jornada.
“No descartamos ninguna hipótesis, incluida un ataque.” – Pedro Sánchez
“Plena solidaridad con España, investigación en curso.” – Ursula von der Leyen
“Al apagón eléctrico no puede seguirle uno informativo.” – Alberto Núñez Feijóo
“El evento es absolutamente excepcional.” – Red Eléctrica Española
El administrador ferroviario Adif suspendió todas las operaciones ferroviarias mientras miles de madrileños y barceloneses salían a las calles buscando señal de telefonía móvil. Incluso el Masters 1000 de Madrid suspendió su programación debido a la falta de suministro.
Aunque en el norte y sur de España el restablecimiento comenzó rápidamente, regiones enteras como Extremadura o Castilla-La Mancha permanecieron horas a oscuras. Red Eléctrica Española, operador del sistema, pidió paciencia y rechazó especulaciones apresuradas sobre el origen del colapso, que calificó como un “evento absolutamente excepcional”.
CONTINGENCIA Y UNA INVESTIGACIÓN A CONTRARRELOJ
El presidente Sánchez anunció una serie de medidas de contingencia mientras se normaliza el servicio. La Unidad Militar de Emergencias (UME) ya desplegó generadores eléctricos en zonas críticas y se liberaron tres días de reservas estratégicas de productos petrolíferos para garantizar la continuidad de servicios esenciales.
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Al mismo tiempo, Moncloa intensificó los contactos con la OTAN y las instituciones comunitarias europeas. Sánchez conversó personalmente con el secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, para coordinar posibles respuestas en caso de que se confirme una acción deliberada contra la infraestructura crítica.
Red Eléctrica Española trabaja sin descanso para reestablecer la totalidad del suministro, pero admitió que no puede garantizar un plazo exacto de resolución, un dato que solo incrementa la ansiedad en un país cuya confianza en sus redes estratégicas ha quedado, al menos por ahora, severamente golpeada.
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