El Museo Nacional de la Cultura Olmeca será el primero construido en México en más de 60 años y el primero en el sureste. Estará ubicado en Tabasco y rendirá homenaje a la cultura madre.

Ya tiene rostro el Museo Nacional de la Cultura Olmeca; sólo hay 3 fuera de la CDMX

Después de más de 60 años, México por fin construirá un nuevo museo nacional. Y no será en la Ciudad de México. Será aquí, en Tabasco. Será el Museo Nacional de la Cultura Olmeca, el primero en su tipo, el primero en rendirle homenaje completo a la civilización madre. Y será también el primero en decir, sin rodeos: el origen está en el sur.

Este proyecto, anunciado oficialmente en la Quinta Grijalva, fue presentado por el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, al gobernador Javier May Rodríguez.

Junto a ellos estuvo el arquitecto Enrique Norten, de TEN Arquitectos, quien compartió los primeros trazos del museo que se levantará sobre 14 mil 700 metros cuadrados, en el terreno que hoy ocupa el Parque Museo La Venta.

Cabe mencionar que Enrique Norten también fue el arquitecto detrás del Museo Elevado de Villahermosa (MUSEVI), una estructura en forma de búmeran que cruza la avenida Paseo Tabasco.

Inaugurado en 2011 con una inversión de 60 millones de pesos, el MUSEVI fue concebido como parte del “Paseo de las Ilusiones”, un proyecto urbano que buscaba revitalizar la zona con espacios culturales y recreativos.

Sin embargo, con el paso del tiempo, el MUSEVI ha caído en el abandono y hoy en día se encuentra subutilizado, sirviendo más como fondo para fotografías que como espacio cultural activo.

La ubicación del Museo La Venta no fue elegida al azar. Fue Carlos Pellicer, el poeta de Tabasco, quien hace décadas convirtió ese sitio en un santuario de la cultura olmeca. Ahora, esa visión se transforma en un espacio moderno, integrado a la selva y al paisaje de la Laguna de las Ilusiones, donde naturaleza y arqueología volverán a encontrarse.

CULTURA MADRE

Este museo será el primero en devolverle a los olmecas lo que es suyo: su casa. Muchas de las piezas más representativas —cabezas colosales, altares ceremoniales, estelas, mosaicos de piedra— fueron halladas en La Venta, Huimanguillo, pero hoy viven en otras ciudades. Esta obra será su regreso. Aquí serán resguardadas, estudiadas y, sobre todo, comprendidas.

Porque los olmecas no sólo fueron grandes escultores. Fueron ingenieros, comerciantes, astrónomos y agricultores. Dominaron los sistemas hidráulicos, organizaron su sociedad en torno al maíz, practicaron una religión compleja y desarrollaron formas tempranas de escritura.

Trabajaron el hule mucho antes de que el caucho fuera conocido en Europa. Todo eso se contará en este museo, con un enfoque claro: explicar a México desde sus raíces más profundas.

ORGULLO TABASQUEÑO

El Museo Nacional Olmeca será también un espacio vivo. Además de exposiciones permanentes e interactivas, incluirá foros, áreas de investigación, espacios para talleres, senderos entre la flora nativa, y una sección que recuperará el Parque Museo Poema, otra de las joyas ideadas por Pellicer. Será un lugar para aprender, para reencontrarse con la historia y para sentir orgullo.

Por primera vez, Tabasco dejará de ser visto como la periferia cultural de México. Este museo colocará al estado como referencia nacional e internacional en arqueología, historia y turismo cultural. Será, como dijeron en la presentación, un proyecto que no sólo muestra piedras, sino que da rostro al pasado.

UN CONTEXTO NECESARIO

Para entender la importancia de este anuncio hay que ver el panorama completo. México sólo tiene ocho museos nacionales reconocidos oficialmente, y de esos, siete están en la Ciudad de México.

Ahí están el Museo Nacional de Antropología (1964), el Museo Nacional de Historia (1944), el Museo Nacional de Arte (1982), el Museo Nacional de San Carlos (1968), el de Culturas Populares (1982), el de las Intervenciones (1981) y el de la Estampa (1986). Todos centralizados.

Fuera de la capital, sólo existen tres: el Museo Nacional de la Máscara en San Luis Potosí (1982), el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos en Puebla (1988) y el Museo Nacional de los Pueblos Mágicos, inaugurado en Calvillo, Aguascalientes en 2019. En ese mapa, Tabasco nunca había tenido presencia. Hasta ahora.

El Museo Nacional de la Cultura Olmeca será, entonces, el primero en el sureste mexicano. Y no será una extensión de lo ya conocido. Será un museo original, con identidad propia, construido desde la tierra que vio nacer una de las civilizaciones más antiguas y enigmáticas de América. Y eso lo convierte en algo más que un edificio: lo convierte en una reivindicación histórica.

Ya tiene rostro el nuevo museo. Ahora falta verlo levantarse, piedra sobre piedra, con la dignidad que merece la primera cultura de Mesoamérica. Tabasco lo merece. México lo necesita.

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