MACUSPANA.— Más que la entrega de apoyos económicos, la jornada vivida este jueves en el Centro Cultural del Parque Siglo XXI constituyó un acto de redención institucional. Con la distribución de 600 certificados del Programa de Tandas para la Mujer, el gobierno de Javier May Rodríguez formalizó no sólo una política pública de inclusión, sino una estrategia de reivindicación histórica, dirigida al sector más marginado del aparato económico: las mujeres.
El enfoque que mejor define esta acción es el de justicia económica con sentido social, una línea de acción que reconoce la desigualdad no como un síntoma, sino como la raíz de una estructura excluyente. Este programa va más allá de la dádiva; se trata de un modelo de inversión social productiva, que apuesta por la independencia financiera como verdadera herramienta de empoderamiento femenino.
En palabras del gobernador May Rodríguez, “igualdad es lograr la autosuficiencia”, y el programa tiene como meta consolidar a 10 mil mujeres con apoyos y acompañamiento económico en todo el estado. Este pronunciamiento no es menor, si se considera el contexto en el que las políticas públicas suelen ser más reactivas que transformadoras.
LA LÓGICA TRANSFORMADORA DEL PROGRAMA
El diseño de las tandas incorpora una escalera de movilidad que inicia con apoyos de 5 mil pesos y puede llegar hasta créditos de 50 mil, bajo condiciones preferenciales. La política tiene tres fases claramente definidas: emprendimiento, formalización y financiamiento. Esto configura una herramienta de progreso escalonado, donde el crédito no es un fin en sí mismo, sino un medio para consolidar negocios, servicios y microindustrias en los entornos locales.
En este sentido, la intervención de Katia Ornelas Gil, secretaria de Turismo y Desarrollo Económico, resultó reveladora: “cuando una mujer accede a oportunidades, su familia y su comunidad también avanzan”. En este contexto, el crédito deja de ser una concesión para convertirse en un reconocimiento de capacidad.
El carácter positivo del programa no se encuentra en el número de mujeres atendidas, sino en su arquitectura institucional, que considera a la beneficiaria como sujeto económico, no como objeto político. Esta distinción es crucial en un país donde las políticas sociales han sido frecuentemente utilizadas como monedas de clientelismo.
UNA INVERSIÓN CON ROSTRO
Con una inversión inicial de 3 millones de pesos en Macuspana, el programa se coloca en un eje estratégico que mezcla justicia social con lógica económica. La voluntad de duplicar la meta en 2026 encuentra sustento en el comportamiento financiero de las primeras beneficiarias, quienes ya comenzaron a devolver sus créditos, enviando una señal inequívoca de compromiso.
¿CÓMO FUNCIONAN LAS TANDAS PARA LA MUJER?
· Integración a la economía formal y fortalecimiento de redes locales.
· Identificación y selección de mujeres sin acceso a financiamiento bancario.
· Entrega de primera tanda de 5 mil pesos como capital semilla.
· Acompañamiento institucional con asesoría para consolidar el emprendimiento.
· Evaluación de desempeño y retorno del primer crédito.
· Entrega de segundo y tercer financiamiento, hasta alcanzar 50 mil pesos.
El gobernador no rehuyó señalar un punto esencial: “mientras sigan dependiendo del ingreso de su pareja, siempre van a estar en desventaja”. Esta afirmación, políticamente osada, va al núcleo del problema de género en México: la dependencia económica como matriz de la desigualdad estructural.
PERSPECTIVA CRÍTICA CON VISIÓN CONSTRUCTIVA
Si bien el programa ha sido recibido con entusiasmo, no debe perderse de vista el riesgo de que la implementación se diluya en la dispersión institucional o en el exceso de burocracia. El verdadero éxito radicará no solo en la entrega de créditos, sino en la generación de redes de acompañamiento técnico y comercial, que consoliden los negocios incipientes.
Además, se requerirá un monitoreo efectivo y una evaluación pública de los resultados. El acceso al crédito es el principio; la permanencia y el crecimiento económico de las mujeres beneficiadas, la prueba final.
El modelo implementado en Tabasco bien podría convertirse en referencia nacional si se mantiene con pulso firme, evaluación constante y participación comunitaria. En su forma actual, las Tandas para la Mujer presentan una mezcla eficaz de política pública, justicia social y racionalidad económica, sin caer en los extremos del asistencialismo ni en la frialdad tecnocrática.
Este es, quizás, el mayor acierto del Gobierno del Pueblo encabezado por May Rodríguez: entender que el verdadero progreso no se mide en cifras aisladas, sino en vidas transformadas. Si el programa continúa en esta dirección, lo que hoy se celebra en Macuspana podría ser mañana el cimiento de una economía más igualitaria y más justa en todo México.
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