En la superficie, parece apenas un anuncio técnico. Dos dragas listas, obras de contención en marcha, y reuniones con la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Pero, en el fondo, lo que se mueve en Tabasco es una definición estratégica del agua como eje de gobernabilidad, particularmente en una entidad donde los extremos hídricos —inundación o sequía— no son la excepción sino la constante.
Esta semana, el gobernador Javier May Rodríguez dio a conocer el inicio del desazolve de la compuerta El Macayo, punto neurálgico en el equilibrio hídrico de la ciudad de Villahermosa, particularmente en la temporada de estiaje.
Con el respaldo técnico y político del director general de Conagua, Efraín Morales López, el estado activa así una política de prevención que busca no solo mantener niveles óptimos del río Carrizal, sino también garantizar el abasto de agua y minimizar riesgos en la toma de captación.
Detrás del movimiento de sedimentos y dragas, se juega la continuidad de un modelo de gestión que entiende que el agua, en Tabasco, no solo es recurso: es territorio, estabilidad y tiempo político.
EL FONDO DEL RÍO Y LA SUPERFICIE DEL GOBIERNO
Dos dragas listas para entrar en operación. Una infraestructura silenciosa pero determinante que operará sobre el río de la Sierra, zona clave para mantener el nivel hídrico de la cuenca del Grijalva. Este tipo de acciones, poco visibles pero cruciales, permiten evitar crisis sin tener que declarar emergencias.
En paralelo, se iniciará la reparación de muros de contención en Alto Amatitán, Mezcalapa y Macuspana, puntos históricamente vulnerables. No se trata solo de resistir futuras inundaciones, sino de construir un sistema defensivo que funcione antes del desastre.
Al respecto, hoy tuvimos la visita del Director General de @ConaguaMx, @Efrainmoralesl, con quien definimos acciones a realizar para beneficio de las y los tabasqueños. pic.twitter.com/rPeX7LwrL0
— JAVIER MAY (@TabascoJavier) April 21, 2025
El anuncio llegó tras una reunión con Conagua donde, además del Macayo, se discutieron proyectos de mediano y largo plazo, como la construcción de dos nuevos distritos de riego en Balancán y Tenosique, así como la modernización del Plan Chontalpa, histórico esquema de irrigación y productividad agrícola que busca un segundo aire en la 4T.
EL AGUA COMO POLÍTICA DE DESARROLLO
El viraje es claro: el agua deja de verse solo como un riesgo y empieza a proyectarse como una herramienta de producción. Los distritos de riego y los canales hidráulicos que se plantean apuntan a un cambio de mentalidad: producir con el agua, no solo protegerse de ella.
De concretarse, Balancán y Tenosique tendrían acceso a irrigación regulada, lo que significaría mayor productividad, diversificación agrícola y, sobre todo, autonomía frente a las inclemencias climáticas. Es una apuesta que convierte el agua en activo político.
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Se revisaron también proyectos para sanear aguas residuales, mejorar cauces y proteger márgenes contra la erosión, especialmente en zonas críticas donde el desbordamiento ha sido constante en años anteriores. Esto implica reconfigurar la relación entre las comunidades y sus cuerpos de agua: no desde la amenaza, sino desde la sostenibilidad.
FEDERALISMO LÍQUIDO: RECURSOS COMPARTIDOS, OBRAS CONJUNTAS
Una de las novedades de esta nueva etapa de gestión hídrica es el modelo de coinversión: el Estado aportará una parte, la Federación respaldará con fondos federales y los Ayuntamientos también pondrán recursos. Este triple candado financiero, poco habitual en proyectos hidráulicos, busca garantizar no solo la obra, sino el mantenimiento y la corresponsabilidad.
En un comunicado, el Gobierno estatal informó que en las próximas semanas se anunciarán las cifras concretas de inversión, pero lo sustancial es que los municipios tendrán voz y recursos en la infraestructura hídrica, lo cual puede marcar un nuevo tipo de coordinación entre niveles de gobierno.
En un entorno donde muchas veces las decisiones sobre el agua se toman desde la emergencia, lo que está ocurriendo en Tabasco parece moverse hacia un modelo de gestión preventiva, sostenida y territorializada.
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