Centro reduce deuda, libera ingresos y gana margen fiscal en plena era de sobreendeudamiento municipal

En tiempos donde los gobiernos municipales suelen recurrir al endeudamiento como única tabla de salvación frente a la falta de ingresos propios o las crecientes presiones del gasto, hay casos —pocos, contados— que hacen exactamente lo contrario.

Uno de ellos es el de Centro, Tabasco, que silenciosamente ha ido desatando el nudo de su deuda pública y lo ha hecho sin frenar el ritmo de su inversión ni comprometer servicios. Todo lo contrario.

Este municipio, que alberga la capital Villahermosa, cerró 2024 con una deuda pública bruta de 218.6 millones de pesos, cifra inferior a los 224.6 millones que reportaba un año antes.


La reducción —poco menos de 6 millones de pesos en términos netos— puede parecer modesta en la superficie, pero guarda un mensaje importante: se está rompiendo la tendencia nacional de hipotecar participaciones para tapar déficits estructurales.

ENTRE LOS MEJORES DEL PAÍS

El dato más revelador lo aporta el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados.

En su reporte del cuarto trimestre de 2024, posiciona a Centro en el cuarto lugar nacional entre los municipios con menor afectación de sus participaciones federales como garantía de deuda, con apenas 12.1% comprometido.

Para dimensionar lo que esto significa: municipios como Ensenada, Baja California destinan hasta el 81.8% de sus participaciones federales al pago de pasivos. En contraste, Centro mantiene libre el 87.9% de esos ingresos, lo cual amplía su margen fiscal, permite una mayor capacidad de inversión y evita caer en el círculo vicioso de pedir prestado para pagar deuda vieja.

UNA EXCEPCIÓN EN UN PAÍS ENDEUDADO

A nivel nacional, la narrativa dominante es otra. Las alcaldías han visto caer sus ingresos propios, y con ello, su capacidad de gasto autónomo. Las transferencias federales, aunque crecientes en monto, vienen etiquetadas, sujetas a reglas de operación que no siempre responden a la realidad de cada territorio.


La solución fácil ha sido endeudarse. No es casualidad que el CEFP advierta que hay municipios con niveles de deuda que representan más del 50% de sus ingresos totales.

En ese contexto, lo que está haciendo el municipio de Centro no es menor: reducir deuda, mejorar su posición relativa y evitar la dependencia financiera. Es un movimiento contracorriente, estratégico, que incluso podría colocarlo como referente para otras entidades con características similares.

UNA CURVA DESCENDENTE

La clave de la estabilidad financiera de Centro está en su constancia. En cada trimestre de los últimos dos años, el municipio ha reducido su deuda per cápita de manera gradual. En el primer trimestre de 2023, esta era de 298.2 pesos por habitante.

Para el cierre de 2024, había bajado a 285.3 pesos, un descenso sostenido que demuestra disciplina y previsión.

Este dato cobra más relevancia si se le compara con extremos nacionales: Cozumel, el municipio más endeudado, reporta una deuda per cápita de 3,850.8 pesos, es decir, más de 13 veces la de Centro.

La diferencia no es sólo contable, es política, administrativa y ética: habla de prioridades distintas y de niveles muy dispares de planeación financiera.

BAJO PORCENTAJE SOBRE INGRESOS TOTALES

Otro ángulo que vale la pena destacar es el peso de la deuda respecto a los ingresos totales del municipio. Centro aparece en el décimo lugar nacional con el menor porcentaje: 6.0%.

La tendencia ha sido claramente descendente: de 6.3% en el primer trimestre de 2023 a 6.0% en el cuarto trimestre de 2024, pasando por periodos intermedios de 6.2% y 6.1%.

Esta mejora no solo es producto de la baja en la deuda, sino también de un aumento en los ingresos municipales, lo cual permite inferir que hay un esfuerzo por fortalecer la recaudación propia.

Y eso, en sí mismo, es una rareza. Muchos municipios ni siquiera cobran lo que por ley les corresponde en predial, licencias o permisos. En Centro, la lógica parece ser distinta.


CRÉDITO ÚNICO Y ESTABLE

El pasivo de Centro se concentra en un solo crédito de refinanciamiento contratado con BBVA México, S.A., lo cual evita dispersión de acreedores, simplifica la administración de la deuda y permite negociar condiciones más favorables.

Este esquema reduce el riesgo financiero, algo fundamental en tiempos de volatilidad económica.

Además, el municipio ha logrado disminuir su deuda sin contratar nuevos financiamientos en el periodo reciente, lo que habla de una política fiscal con objetivos claros: sanear primero, crecer después.

UN MODELO REPLICABLE

¿Puede este modelo replicarse en otros municipios del país? Sí, pero con condiciones. Requiere voluntad política, disciplina administrativa y una estrategia de ingresos que vaya más allá de depender del gobierno federal. También exige claridad en las prioridades del gasto: invertir en lo necesario, no en lo visible; en infraestructura útil, no en obra electoral.

Lo hecho por Yolanda Osuna Huerta, la presidenta municipal de Centro, podría colocarse como caso de estudio. Su administración no sólo ha contenido el gasto, sino que ha sabido hacerlo sin sacrificar inversión pública ni servicios. Ese es, al final del día, el verdadero mérito.

Centro, es hoy un ejemplo de cómo una política de deuda responsable, bien ejecutada y sostenida en el tiempo puede liberar recursos, fortalecer finanzas y elevar el margen de maniobra de un gobierno local. En tiempos de vacas flacas, deuda creciente y restricciones presupuestarias, su caso contrasta —y brilla— con luz propia.

En lugar de hipotecar su futuro, este municipio ha decidido recuperar control sobre su presente. En vez de pedir prestado para sobrevivir, ha optado por organizar sus finanzas y planear su crecimiento. Y eso, en el México actual, es una excepción que merece ser contada.

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