Javier May cumple 59 años como gobernador de Tabasco, consolidando un estilo de poder sin estridencias, con resultados sociales, gestión territorial y cercanía política que definen su trayectoria pública.

Javier May llega a los 59 años, con un estilo de gobierno que no necesita reflectores

En un entorno político donde el exceso de forma suele imponerse al fondo, Javier May Rodríguez representa un caso singular. Su estilo —más silencioso que rimbombante, más práctico que declarativo— se ha traducido en resultados concretos, aunque no siempre en reflectores nacionales.

Este 5 de mayo de 2025, May cumple 59 años. Es su primer cumpleaños como gobernador constitucional de Tabasco, y aunque no es afecto a celebraciones, es inevitable que el cargo, la coyuntura y la historia le reserven una pausa para mirar en retrospectiva.

Este 5 de mayo, además, su cumpleaños coincide con la Feria Tabasco 2025, la celebración popular más importante del estado, conocida como la Fiesta del Pueblo. En ese contexto festivo, no se descarta que entre los recorridos, los saludos espontáneos y las actividades culturales, surjan felicitaciones y pasteles improvisados, como ocurrió durante la campaña de 2024.


JAVIER MAY

Gobernador de Tabasco (Desde 2024)
· Promueve políticas de impacto directo como el programa “Pescando Vida”.

· Alcalde de Comalcalco (2 periodos)
Implementó programas de vivienda para jefas de familia, becas escolares y obras comunitarias.

· Diputado local (2012–2015)
Impulsó legislación social progresista.

· Senador por Tabasco (2018–2021)
Participó en reformas clave, destacando la que elevó a delito grave la corrupción.

· Secretario de Bienestar (2020–2022)
Lideró la implementación de la pensión universal para adultos mayores, convirtiéndola en un derecho constitucional a partir de los 65 años.

Director de Fonatur (2022–2023)
Encabezó la ejecución del Tren Maya, conectando 5 estados y generando más de 100 mil empleos.


Si algo caracteriza a los tabasqueños es su memoria afectiva, y es probable que este aniversario también encuentre eco en los pasillos de la feria, entre música, tradición y cercanía popular.

La escena es distinta al año pasado. Entonces, entre caminatas de campaña, pastel tras pastel y mañanitas improvisadas en casas humildes, el candidato recibía el afecto de una ciudadanía que terminó dándole más del 80% del voto. Hoy, desde el poder, el respaldo social se convierte en expectativa, y el afecto, en exigencia de resultados.

DEL TERRITORIO AL ESCRITORIO, SIN PERDER EL MAPA

Javier May no se inventó un personaje para llegar al poder. Ha sido el mismo en su andar político: un operador territorial, un gestor institucional, un funcionario que privilegia el contacto directo sobre la declaración mediática.

Se formó en Comalcalco, Tabasco, donde fue alcalde en dos ocasiones, y donde impulsó acciones que, más que obras de relumbrón, fueron soluciones domésticas: viviendas para jefas de familia, becas y uniformes para estudiantes, apoyo agrícola, y una lógica: sembrar comunidad.

Ciudadanos festejaron el cumpleaños de Javier May durante su campaña y lo sorprendieron con Las Mañanitas y un pastel, en las calles de Tenosique, donde realizó uno de los muchos recorridos de campaña.

Ese mismo enfoque lo trasladó a la arena legislativa. Como diputado local, abanderó iniciativas con impacto social; como senador, fue parte de la reforma que elevó a delito grave la corrupción y el uso electoral de programas sociales. Es decir, eliminar los abusos del poder que tanto dañaron a la vida pública del sureste mexicano.

BIENESTAR COMO POLÍTICA DE ESTADO

La etapa que lo proyectó con mayor fuerza fue su paso por la Secretaría de Bienestar. Allí, junto al presidente López Obrador, consolidó el programa insignia de la 4T: la pensión para adultos mayores. Pero más allá de gestionarlo, May logró convertirlo en derecho constitucional, universal a partir de los 65 años.

Hoy, más de 11 millones de personas reciben ese apoyo. El operativo fue nacional, pero el enfoque siempre fue local: atender sin clientelas, acompañar sin depender.

El acierto no fue solo técnico, sino simbólico. Hacer del bienestar una política estructural y no una dádiva circunstancial, fue una jugada política de largo aliento.

EL TREN QUE UNIÓ CINCO ESTADOS Y UNA TRAYECTORIA

Ya con prestigio interno ganado, May fue llamado a Fonatur. Como director general, coordinó la realización del Tren Maya, la obra ferroviaria más ambiciosa del país. La complejidad del encargo fue enorme: intereses cruzados, tiempos apretados, resistencias locales y exigencias federales. Lo que en otros casos habría colapsado una carrera, para May fue un terreno fértil para desplegar su oficio operativo.

Más de 100 mil empleos generados, cinco estados conectados, y una obra que —pese a críticas— avanzó con una lógica: no construir encima de la comunidad, sino con ella. El sello fue el mismo: poco ruido, pero con avance sostenido.

EL PODER COMO CONTINUIDAD, NO COMO RUPTURA

El 2 de junio de 2024, Javier May fue electo gobernador de Tabasco con una victoria aplastante. Lo fue no por su carisma de campaña, sino por su consistencia. La ciudadanía no eligió una novedad, sino una continuidad confiable. Asumió el cargo el 30 de septiembre, y desde entonces ha mantenido su estilo: presencia directa, programas como “Pescando Vida”, y una lógica de gobierno más cercana a lo comunitario que a lo burocrático.

Es en este punto donde se dibuja el perfil analítico: May no es un político que apuesta al cálculo mediático. Su legitimidad no se basa en espectáculo, sino en una trayectoria sostenida que ha ido sumando responsabilidades sin cortar sus vínculos con la base social. Para algunos, es bajo perfil. Para otros, es eficiencia sin alarde.

UNA FIGURA CLAVE, PERO SIN PROTAGONISMO INNECESARIO

En el ecosistema político de Morena, Javier May es un personaje con peso específico, aunque no siempre visible en los primeros planos. Su cercanía con el presidente y su alineación con el proyecto de Claudia Sheinbaum lo colocan como una figura estratégica en el sur del país, un operador territorial con formación de gestión.

Lo que construyó con el bienestar social y el Tren Maya no son trofeos, son credenciales de capacidad. Y en una política nacional que necesitará cuadros de ejecución más que de oratoria, May puede terminar jugando un rol más relevante del que se proyecta hoy.

UN CUMPLEAÑOS QUE NO DETIENE EL PASO

Este 5 de mayo, el gobernador cumple 59 años, probablemente sin ceremonia oficial, pero con una agenda pública activa. Lo celebrará trabajando, como ha hecho siempre. Y lo más probable es que lo haga como ha enfrentado cada cargo: sin adornos, sin simulaciones, con la lógica del que sabe que el servicio público no se presume, se ejerce.

El reto ahora es sostener esa ruta desde la cumbre del poder estatal. Gobernar es distinto a gestionar. Y ahí, Javier May tendrá que demostrar si su estilo silencioso puede también ser contundente en la conducción de un estado tan demandante como Tabasco.

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