El Mercado Público “José María Pino Suárez” despertó ayer con un aire festivo que se respiraba desde la avenida que le da nombre. Era sábado por la mañana y el sonido de la Marimba Orquesta Generación Cadena retumbaba a lo largo de los pasillos, como un eco de tambores que anunciaban una gesta triunfal.
Con música viva y alegre, los acordes envolvían a los locatarios y a los visitantes, quienes se contagiaban de esa danza colectiva que convertía el acceso principal en una improvisada pista de baile. Así, Villahermosa se vistió de fiesta para conmemorar el 63 aniversario de este ícono urbano que late en el corazón de la capital tabasqueña.
“Parece que el tiempo no ha pasado desde que de niña, de la mano de mis padres, deambulaba por estos pasillos llenos de colores, olores y sabores inconfundibles”, comentó una vendedora de frutas, con nostalgia en los ojos y una sonrisa en los labios. Y es que el Mercado Pino Suárez es mucho más que un centro de abasto: es un símbolo de identidad, cultura y tradición.
AMANECER DE FIESTA
El sol apenas se asomaba cuando el festejo estaba en marcha. La marimba ponía a bailar a quien se dejara seducir por su ritmo. Se armó el alboroto: clientes, turistas, curiosos… todos se sumergieron en esa alegría sabatina que envolvía cada rincón.
No era para menos: desde muy temprano, los vendedores ofrecían promociones en sus productos frescos, como una forma de agradecer a la comunidad por ser parte de este viaje de 63 años, plagado de anécdotas y de historias de vida que, con el paso del tiempo, se han tejido como un gran tapiz.




Cada nota musical parecía evocar el resonar de un pasado lleno de orgullo. Antes de que diera inicio el acto protocolario, el acceso principal se convirtió en un salón al aire libre. No importaba la edad ni el oficio: la invitación al baile era un llamado irresistible a celebrar el presente, recordando las batallas ganadas y los días amargos superados.
Así ha sido la vida del Mercado “José María Pino Suárez”, siempre de pie frente a las adversidades, como un árbol frondoso que se aferra a la ribera de un río y cuyas raíces nacen de la tierra y la historia.
ANUNCIO DE UNA NUEVA TORTILLERÍA
Cuando el ambiente ya estaba caldeado de risas y música, hizo su aparición la edil de Centro, Yolanda Osuna Huerta, quien dedicó un momento a destacar la relevancia de este lugar. Con visible emoción, reveló la noticia tan esperada: la instalación de una nueva tortillería colectiva. Las palabras de la presidenta resonaron con fuerza:
Decirles que en la agenda, el tema de la tortillería colectiva ya sólo está pendiente de algunos procedimientos jurídicos para ser una realidad. Esto les va a dar un respiro. El tiempo nos ha permitido buscar una mejor ubicación estratégica para que ustedes tengan las ventas que quieren y puedan dar un servicio comunal digno”.
La ovación no se hizo esperar. Ese anuncio llegó como aire fresco en medio de una jornada ya de por sí festiva. Los locatarios, que desde hace años han sorteado situaciones complicadas, aplaudieron la iniciativa que promete un beneficio directo para su economía y la de toda la comunidad.
Este mercado, cuyas puertas han estado abiertas para generar sustento y alegría, ha resistido inundaciones y crisis diversas, y hoy celebra no solo un aniversario más, sino también la esperanza de contar con mejores instalaciones.
EL PASTEL Y LA HISTORIA VIVA
El sabor dulce no podía faltar: como parte de los festejos, la alcaldesa y los comerciantes compartieron un enorme pastel conmemorativo. La segunda planta del mercado se transformó en un mirador privilegiado para observar el ir y venir de la gente que recorría los locales a la caza de la mejor oferta.
Desde ese punto, se podía sentir una atmósfera de orgullo y camaradería que recordaba aquellas crónicas en que se habla de los últimos guardianes de un tesoro ancestral.
Osuna Huerta destacó que desde la apertura del mercado en 1962, este sitio ha fungido como un puente que conecta lo mejor de Tabasco con su gente. Allí confluyen productos locales y regionales, ofrecidos por manos que hacen de cada venta un acto de calor humano.
Me dio mucho gusto compartir con locatarios y clientes la celebración del 63° aniversario del Mercado Público José María Pino Suárez, un emblema de cultura, tradición y orgullo para Villahermosa. Como siempre, reafirmamos nuestro compromiso de seguir impulsando su mejora y… pic.twitter.com/8u7Al0jcfG
— Yolanda Osuna Huerta (@YolandaOsunaH) March 22, 2025
“Este sitio es un testimonio vivo que se ha reforzado con los años”, subrayó. Y en un gesto de complicidad, saludó a las vendedoras y los vendedores que, orgullosos, narran que son hijas, hijos o nietos de los fundadores del viejo mercado, quienes vendían sus productos desde tiempos inmemoriales.
RETOS SUPERADOS Y UN FUTURO PROMETEDOR
Las paredes de este mercado atesoran recuerdos de inundaciones, de mercados provisionales y de reconstrucciones que lo han hecho renacer cual ave fénix. Se habló de las épocas más difíciles, cuando el agua cubrió el piso y las esperanzas se tambalearon, o cuando el fuego de un incendio en 1976 consumió parte de la estructura.
Sin embargo, así como el río Grijalva corre incansable, el carácter de la gente de Villahermosa también se sobrepone a todo embate.
La presidenta municipal aprovechó la ocasión para insistir en que su gobierno seguirá un camino de mejora para los centros de abasto, con la misión de hacerlos lugares dignos, limpios y seguros para todos.
Además, puntualizó ante los líderes de las uniones de diversos giros que se reabrirán las oficinas administrativas y se impulsarán capacitaciones en materia de innovación y tecnología, para que el Mercado Pino Suárez continúe siendo una cuna de prosperidad, de orgullo y de tradición.
REMEMORANDO EL PASADO
El presente siempre lleva al recuerdo: al triunfo de la Revolución, el mercado “General Porfirio Díaz” cambió su nombre a José María Pino Suárez. Se dice que fue alrededor de 1924 cuando se remodeló aquel inmueble, caracterizado por una estructura de metal con techumbre en dos aguas y una fachada de estilo Neocolonial, que reflejaba el gusto por la arquitectura nacionalista de la postrevolución.
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En el centro, una gran puerta con un arco ancho, pilastras cuadradas y ventanas metálicas, daba la bienvenida a un lugar que no era simplemente un punto de venta de víveres, sino una ventana a la vida cotidiana de los tabasqueños.
Fue en este entorno que nació la famosa canción de Pepe del Rivero, “Mercado de Villahermosa”. Su letra y melodía quedaron inspiradas en la vitalidad de la gente que, con canastas al hombro, bajaba de las canoas en el Playón para surtir el mercado con productos frescos.
El lugar era un hervidero de actividad, un crisol donde confluían voces, dialectos, rumores y pregones. Mas el progreso trajo cambios: para 1962, aquel mercado fue demolido por motivos de salud pública, debido a los desechos que acababan en el río.
Fue así como se proyectó un nuevo hogar para los comerciantes entre las avenidas José María Pino Suárez y Constitución, y la calle Hermanos Bastar Zozaya.
En 1976, las llamas afectaron parte de su estructura, mas la llama de la resiliencia siguió encendida. Décadas después, en 2007, el agua se convirtió en la mayor amenaza. El mercado cerró durante casi dos meses, para rehabilitar y reconstruir las zonas afectadas por las inundaciones atípicas.
Y como si fuera un ciclo inevitable, en 2012 otra inundación provocó daños considerables, lo que derivó en un nuevo mantenimiento que incluyó la sustitución de más de un centenar de tanques de gas. Para 2015, se decretó la necesidad de una demolición total para edificar un mercado a la altura de las exigencias modernas.
Un proyecto que llevó a los locatarios a refugiarse en un mercado provisional en la colonia Casa Blanca, mientras los planos cobraban vida. Finalmente, el Mercado Pino Suárez remodelado se inauguró el 17 de noviembre de 2019, bajo la administración del entonces gobernador del estado, Adán López Hernández.
UN FUTURO A RITMO DE MARIMBA
El 63 aniversario del Mercado Público “José María Pino Suárez” quedará grabado en la memoria colectiva como un día de celebración y esperanza. La música de la marimba que tan tempranito encendió los ánimos, las risas en los pasillos llenos de frutas coloridas, la edil anunciando nuevos proyectos y la gente bailando al compás de la tradición y la modernidad encarnan el espíritu de una ciudad que ama su historia y vive con los ojos puestos en el porvenir.


Aquel pastel que partió la alcaldesa se convirtió en el símbolo de la unión que hay entre los comerciantes y la comunidad. Al rebanar ese pastel, también se partió el pasado del presente y se compartió la esperanza de un mejor futuro para quienes cada día ofrecen su trabajo con pasión y dedicación.
El mercado, cual mercader de sueños, seguirá entregando a Villahermosa sus colores, sabores y vibraciones de vida, tal como lo ha hecho desde sus lejanos orígenes. Y, con la promesa de la nueva tortillería colectiva, el camino hacia los próximos aniversarios se vislumbra con un panorama lleno de optimismo.
Porque en estos pasillos bulliciosos se narra la crónica de una urbe que se niega a renunciar a sus tradiciones, que se nutre de su pasado y se empapa de vitalidad. Villahermosa, con su río Grijalva, sus mercados públicos y sus gentes laboriosas, late al compás de la marimba, recordándonos que aquí, la historia vive, se canta y se baila.
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