El Carnaval de Villahermosa 2025 revivió la tradición de las estudiantinas, comparsas y danzones en los malecones del Grijalva. Una crónica que rescata la memoria de las fiestas carnestolendas en Tabasco.

Crónica | Villahermosa en carnaval: un río de colores, música y memoria

El río Grijalva siempre ha sido testigo silencioso de los vaivenes de la historia tabasqueña, reflejando en su cauce las luces de la ciudad, las sombras de sus secretos y la algarabía de sus fiestas.

Pero en estos días, el río fue algo más: fue espejo y escenario del carnaval, ese latido colectivo que, por unas horas, convierte a Villahermosa en una explosión de color, risas y recuerdos.

Desde temprano, la brisa de marzo traía consigo un murmullo festivo. En el malecón Carlos A. Madrazo, el sol se filtraba entre los toldos del Corredor Gastronómico y Artesanal, donde el aroma de los tamales de chipilín y los plátanos en tentación se mezclaba con el sonido de las panderetas.

Era el tercer y último día del carnaval, la última oportunidad de rendirse a la fiesta antes del miércoles de ceniza.

En patines, con capas de lentejuelas y antifaces que brillaban como escamas de peces de río, los integrantes de Anónimo Chávez y Roller Scars deslizaban su comparsa sobre el pavimento con la misma elegancia con la que, hace más de un siglo, las estudiantinas recorrieron estas calles.

Eran otras épocas, cuando los jóvenes inmigrantes españoles, de capa negra y pandereta en mano, llevaban la música de casa a un pueblo que la hizo suya. En aquellos días, las comparsas se medían en esplendor y las casas abrían sus puertas a los bailarines, ofreciendo bocadillos, refrescos y tragos de aguardiente como tributo a la alegría.

MEMORIAS DEL CARNAVAL

El carnaval en Villahermosa ha sido siempre una mezcla de tradición y transgresión. Hubo un tiempo en que las reinas eran elegidas por la cantidad de votos en dinero que lograban recaudar, organizando bailes y rifas para sumar puntos.

Un tiempo en que el cómputo final de votos podía desatar pasiones desbocadas, y más de un pleito entre familias, amigos y pretendientes. Un tiempo en que el rey feo, ese bufón irreverente, se burlaba de todos con chistes pesados.

La memoria de esos días aún resuena en las voces de quienes han hecho del carnaval su vida. Santos Galicia Pérez y José Guadalupe Ávalos Ramos, integrantes del Club Cañabar, compartieron con el público anécdotas que huelen a papel picado y serpentinas. Porque este no es solo un carnaval más, es la continuidad de un legado que ellos han ayudado a preservar.

Tertulias del Grijalva se convirtió en un escenario de homenaje: el Club Cañabar recibió un reconocimiento por 65 años de historia; Ana María Anadón, por su incansable labor en la cultura; Santos Galicia, por su entrega al baile; y José Manuel Vázquez García, por su altruismo.

El Concurso de Danzón de los Abuelitos trajo otro de esos momentos que justifican cualquier fiesta. Bajo la mirada emocionada de hijos y nietos, las parejas flotaban en la pista con la solemnidad de quienes han aprendido a amar a través del compás de un danzón.

Ángel Ovando Gómez y Elvira Cárdenas Aguilar se llevaron el primer lugar, pero cada uno de los participantes se llevó algo más grande: el eco de los aplausos y la certeza de que el carnaval es un tiempo suspendido donde la edad no pesa.

RITUALES Y CAOS

Pero, como todo carnaval que se respete, la fiesta también tuvo su dosis de caos. Hubo un tiempo en que la pintadera hacía temblar a los más serios: jóvenes con cubetas de agua, anilina y hasta huevos descompuestos corrían por las calles, desatando la risa de unos y la furia de otros.

El ayuntamiento regulaba los horarios, pero la euforia siempre encontraba su grieta. Con los años, se prohibieron los tomates y los huevos, pero la mojadera sigue siendo el ritual infaltable de las carnestolendas.

El cierre fue digno de la fiesta. En el malecón Leandro Rovirosa Wade, la Orquesta Filarmónica de Tabasco (ORFITAB) ofreció un concierto didáctico donde los niños se atrevieron a tocar los instrumentos, y los adultos descubrieron que la música clásica no es ajena a la tradición. Porque al final, el carnaval no es solo baile, es un recordatorio de quiénes somos.

Cuando todo terminó, cuando el último disfraz fue guardado y las luces del malecón se apagaron, la ciudad volvió a ser la misma de siempre. Pero, en algún rincón de Villahermosa, seguramente alguien tarareaba aún una vieja canción de estudiantina, y el eco del carnaval seguía latiendo en el viento.

CARNAVAL 2025

Evento Ubicación Participantes Destacados
Comparación de patines Malecón Carlos A. Madrazo Anónimo Chávez y Cicatrices de Rodillo
Memorias de Nuestro Carnaval Tertulias del Grijalva Club Cañabar
Concurso de Danzón de los Abuelitos Foro Cultural del Malecón Ángel Ovando y Elvira Cárdenas (ganadores)
Concierto Didáctico de la ORFITAB Malecón Leandro Rovirosa Wade Orquesta Filarmónica de Tabasco

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